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jueves, 9 de febrero de 2012

El aeropuerto de Burgos es una ruina (II): La cuadrilla de Lacalle.

Si hay alguien que ha tratado de sacar provecho político del ruinoso aeropuerto que todos pagamos, ése es Javier Lacalle.  Desde el principio, el ayuntamiento del PP vio en esta infraestructura una oportunidad estupenda para hacer propaganda.   En aquel verano de 2008, la ciudad se inundó de carteles con el eslogan  "Burgos despega" en el que aparecía uno de esos aviones que nunca han pasado por el aeropuerto.  Aún hoy algunas personas seguimos preguntándonos por qué se anuncia la inauguración de un aeropuerto en la única ciudad en la que ya se sabía que se iba a inaugurar y a tenor de las cifras de llegadas de pasajeros la única en la que actualmente se tiene constancia de su existencia.  El objetivo del ayuntamiento, no era otro que el de presentar a los/as burgalesas esa obra como un regalo que nos hacía el PP... pero con nuestro dinero. 

La generación Baeza del PP (Lacalle, Ibáñez, Gema Conde, y Malvido) había tratado de revolucionar la forma de gobernar Burgos.  Atrás quedaban las pueriles, anticuadas, y pueblerinas gestiones de Valentín Niño y Olivares.  Con la cuadrilla de Lacalle había llegado el progreso, eran los que iban a meter a Burgos en el siglo XXI. Un progreso basado exclusivamente , aclarémoslo, en la cantidad de obras, zanjas y baldosas cambiadas, con el coste de hacer del ayuntamiento de Burgos uno de los más endeudados de España.  Pero como dirían los de Mastercard la “modernidad” y el “progreso” no tienen precio.  Para quitarle ese aroma a feria de ganado a la ciudad contaban con la baza de un museo aspirante a Guggenheim y una candidatura a las olimpiadas culturales europeas.  El aeropuerto era la guinda del pastel y una especie de metáfora de su acción de gobierno.  Con Lacalle Burgos volaba. Burgos tenía un aeropuerto, como Madrid, París, o Nueva York, más pequeño sí, pero tenía aeropuerto a fin de cuentas.   Gracia a él, miles de personas de todo el mundo podrían venir a  Burgos y no en coche de línea, que es de paletos.  Además de hincarle el diente a un buen cordero vendrían a visitar el flamante museo y con un poco de suerte acudirían a la gran verbena organizada por la escocesa manirrota y el florido Malvido.  Los hoteles se llenarían, y también los restaurante.  En una palabra: progreso. 

Burgos tuvo aeropuerto, otra cosa distinta es que volaran aviones.   Cosas de la crisis, al mes de ser inaugurado, desapareció Lagun air, una de las dos compañías que, subvención mediante, se habían interesado por el aeropuerto de Burgos.  Desde entonces, un Lacalle de esperpento no ha perdido oportunidad de comportarse como el mejor vendedor de paquetes turísticos en lugar de lo que le corresponde.  Si el consorcio conseguía fletar un vuelo chárter a Lourdes, Roma o Ibiza.  Ahí estaba Lacalle animándonos a ampliar horizontes.  Si se abría una ruta en verano a Mallorca, de nuevo volvía a aparecer en los medios afines esbozando su mejor mueca o sonrisa para hablarnos de las bondades del aeropuerto.

Lacalle, siempre ayudado por la prensa local, veía en los magros números del aeropuerto oportunidades para sacar lustre a su obra.  El año pasado, con 94 pasajeros diarios, se cantaba que el de Burgos era el aeropuerto que más crecía de toda España.  Lacalle calló que todos ellos habían sido subvencionados con el dinero de todos nosotros por un gobierno de su mismo partido. ¿Cuántos hubieran viajado desde Burgos de haber tenido que costearse por sí mismos el billete?   Resulta patético hacer propaganda de lo que a todas luces es un rotundo fracaso, pero el tratar de sacar rédito político con el dinero de todos/as nosotros/as es tener una moral más que ligera. 

Lejos de arredrarse nuestro obstinado alcalde, no perdió la enésima oportunidad para decir otra insensatez sobre el aeropuerto de Burgos.  El 11 de octubre, reconocía en 20 minutos  el fiasco económico pero lo seguía justificando por cuestiones de "rentabilidad social".  No nos sorprende que diga eso,  confirma algo que sabíamos:  el alcalde de la peor crisis que ha vivido la ciudad no tiene ni idea de lo que es política social.  Mientras al PP no le tiembla el pulso en cualquier administración al echar a empleados públicos, bajarles el sueldo, y hacer recortes en sanidad y educación Javier Lacalle defiende el "uso social" de un aeropuerto que sólo usan unos pocos, generalmente pudientes y que nos empobrece a todos/as las demás. 
Tarde o temprano todas las cosas acaban cayendo por su propio peso, y lo absurdo del aeropuerto de Burgos no es una excepción.  Air Nostrum, o sería más apropiado llamarla Air Vostrum, abandonará Burgos en el momento en que no siga disfrutando de las jugosas subvenciones que todos/as pagamos.  Lacalle vuelve a oler el fracaso.  Y su reacción está siendo la que ya puso en práctica cuando perdió la candidatura de Burgos a capitalidad europea.  Echar la culpa de este fiasco al empedrado si hace falta.

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4 comentarios:

  1. También todos los que vivimos en esta mierd de Comunidad subvencionamos a Ryanair en Pucela y no decís nada...

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  2. Llenaron la ciudad con carteles anunciando el aeropuerto con la misma necesidad que se llena en navidades anunciando que es navidad. Si no estais contentos con las medidas ahí teneis el buzón ese para escribirle y decírselo.

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  3. Bueno, pero ya está tú para decirlo, ¿no?

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  4. El enlace de " miles de personas de todo el mundo podrían venir a Burgos " está roto. Por favor recupéralo porque tiene que ser super jugoso

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