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sábado, 2 de febrero de 2013

De honestidad y limpieza


Foto de archivo -  Ciudad de Burgos

            Cuando el abuso de poder invade las sanas lagunas de la poesía, ésta se revuelve convirtiéndose en una ciénaga de falta de honestidad y pureza. Cuando la desvergüenza se adentra en la lírica, el mundo entero se tambalea. La sospecha de que los concursos literarios podían estar amañados siempre se ha cernido sobre los honrados poetas. Simplemente era cuestión de tiempo el que alguien destapase el pastel y dejase al descubierto un submundo de amiguismos y corrupción.

Y la ocasión se presentó de pleno hace unos meses entre los muros poéticos de nuestra ciudad. Fue con ocasión del tan prestigioso premio de poesía Ciudad de Burgos, cuando dos de nuestros poetas, Pedro Olaya y Ricardo Ruíz, denunciaron indignados la falta de ética del jurado, presidido por el granadino Luis García Montero, quien haciendo caso omiso de la preselección realizada por los dos poetas burgaleses, encargados de este laborioso menester, quiso premiar un poemario de escasa calidad del granadino Daniel Rodríguez Moya, rescatándolo así del mar de los eliminados.

El escándalo se hizo eco, primero en los medios de comunicación locales, y más tarde en numerosos periódicos y revistas nacionales, entre ellas la revista literaria El Cultural. Voces, como la de Felix Maraña del suplemento del Grupo Correo, que apoyan con sus gritos de indignación la protesta inicial de los poetas burgaleses y que ponen en entre dicho la credibilidad de los certámenes literarios, se pronuncian en contra del deterioro fraudulento y mezquino de dichos certámenes.

Luis García Montero se había defendido diciendo que “es la práctica establecida en la mayoría de concursos literarios”, por lo que muchos de sus compañeros de profesión no han cesado de calificar de maniobra manipuladora el discurso ofensivo del poeta granadino (como el ganador (¡!)). La editorial Visor, líder de ventas de poesía en el país, está detrás del fiasco del premio burgalés, y por el momento milita en las filas de García Montero. Pero existe una plataforma de casi cien poetas que se ha puesto manos a la obra para elaborar una carta incendiaria que denuncie la práctica mafiosa de la editorial y de García Montero.
En cuanto al IMC de Burgos, no tiene ninguna intención de cancelar su relación con la editorial Visor para la próxima edición del premio de poesía de la ciudad. Al contrario, se está planteando la posibilidad de cambiar alguna base de la convocatoria para redefinir la labor de los preseleccionadores.

Por mi parte, sólo quiero unirme al centenar de poetas en su denuncia para condenar rotundamente esas supuestas “prácticas establecidas en la mayoría de concursos literarios”, abogando por la limpieza en la elección, o selección, de los versos más bellos en dichos concursos.

Esther Ortega Núñez

3 comentarios:

  1. Es cierto, la mayoría (por no decir todos) de los concursos están amañados. Es una verdadera lástima, pues el objetivo de los mismos debería ser el descubrir el talento, así sea entre los nuevos, o entre los viejos escritores.

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