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martes, 12 de febrero de 2013

¿Estamos en manos de gente capaz? El extraño caso del aparcamiento de Juan XXIII.



Si al Gerente de la empresa de Construcción Río Vena, por poner un ejemplo que todos entendamos, le da por desconocer que una propiedad les pertenece y anuncia que va a ser otra la empresa que promueva la obra y rentabilice su comercialización embolsándose los beneficios,… a esta persona le quedarían horas de contrato…, seguramente algún escarmiento recibiría. Esto lo entendemos todos, ¿verdad?

Pues bien, esto ocurrió en Burgos, cuando en las elecciones municipales del 2011, el candidato a la Alcaldía por el Partido Popular, y hasta el momento Concejal de Fomento, Javier Lacalle, anunció a bombo y platillo la construcción de un aparcamiento en la Barriada Juan XXIII, esperando con ello el aplauso de los vecinos. El anuncio, no se entiende bien, porque la parcela según decía era propiedad del Arzobispado y este vendía el proyecto a la empresa privada: “Burgos, Gestión de Aparcamientos” Quiero decir, que no se entiende bien, el bombo que le da el propio candidato, ya que no aporta nada, más que una sonrisa electoral de oreja a oreja…sonrisa que se le amargó cuando otro candidato, Raúl Salinero, tuvo la osadía de informar que el solar al que hacían referencia en el ampuloso anuncio, no pertenecía al Arzobispado de Burgos, si no….al mismísimo Ayuntamiento. El rostro del candidato del Partido Popular tuvo que ser un poema con ese jarro de agua fría de imagínense, el tremendo ridículo. De todos modos, este candidato y su escudero Ángel Ibáñez salieron elegidos por los burgaleses, premiados por proteger y rentabilizar los bienes públicos. Esta es nuestra España, no lo olvidemos.

Esta historia de capital de provincias, no terminó en este momento, si no que siguió su curso. Tras el traspiés inicial, hubo que investigar y demostrar que efectivamente, por la documentación aportada por un ciudadano vinculado a Izquierda Unida, partido que se estrenaría en la oposición, quizá premiado también por este hecho, el solar en cuestión pertenecía a  todos los burgaleses. Dado el doble registro existente del mismo, el asunto acabó en los tribunales, dando la razón al Ayuntamiento sobre las pretensiones del Arzobispado, institución ésta que tiene recurrido el asunto a día de hoy, en instancias superiores.

Por supuesto la trayectoria de este proyecto quedó sepultada por la polémica y el viciado inicio que tuvo. Y claro a nadie le gusta que le enmienden la plana, así que el Gobierno Municipal, trató de echar tierra sobre el asunto.

Aquí acabaría todo si se tratara de un error, pero, el asunto tiene un final de moraleja, y es que el cuidado del patrimonio de la ciudad no es el punto fuerte del binomio Lacalle-Ibáñez, como vienen demostrando tercamente.

Cuando el desfacedor del entuerto, sobre el que concitan tres coincidencias que ayudaron a descubrirlo: era vecino del barrio, historiador, y fue concejal en la oposición, reincide en meter el dedo en la llaga cuando decide solicitar el premio que la ley le otorga por recuperar predios y otras haciendas que sean de bien público. La respuesta, recibida en enero de 2013, es desestimatoria, pero lo más interesante de ella son algunos de sus argumentos:

“...los terrenos en cuestión figuran tanto en el Inventario de Bienes Municipal al número 3140 del epígrafe de Inmuebles con la denominación de Zona deportiva Fátima-Juan XXIII, así como en el Registro de la Propiedad nº3 de Burgos al Tomo 2413, libro 21, folio 233, finca 1489. A tal efecto no se realizó investigación alguna al estar correctamente inventariados y registrados, siendo estos instrumentos prevalentes frente al contenido del Catastro, …”

¿Afirma el señor secretario del Ayuntamiento de Burgos, Juan Antonio Torres Limorte, que el solar en cuestión estaba perfectamente registrado y no cabía ninguna duda salvo la doble in matriculación realizada por el Arzobispado, con posterioridad?

Si esto es así, sólo caben dos posibles explicaciones:

1-El candidato Javier Lacalle se dejó llevar una vez más por la imprevisión y la escasa preparación de sus propuestas, a las que nos tiene acostumbrado como Alcalde.

2-Conocía estos hechos y prefirió callarlos. (El porqué, como sólo lo sabrá su conciencia y sólo podría insinuarlo lo dejo a la libertad de cada cual)


En cualquiera de los dos casos los ciudadanos perdemos. Desde luego, la malversación de los bienes públicos, en este caso dos millones de euros regalados, no es plato de gusto. Sin embargo, la incapacidad manifiesta no puede dejarnos tranquilos pensando que estamos en manos de personas poco duchas en el manejo de lo público, o que en todo caso ponen poco esmero en el mismo, si no hay grandes inauguraciones u obras en juego, que es donde se cuecen los dineros y a veces las comisiones…se encuentran más perdidos que un pulpo en un garaje (el del Forum, señor Braceras)…

¿Cuántas veces puede ocurrir la desafección de bienes públicos sin percatarse ningún ciudadano honrado, precisamente porque podrían ser sus más altos representantes los que ofician la operación?

¿Pueden ser nuestros representantes aquellas personas que no sienten el más mínimo aprecio por lo que pertenece a todos los ciudadanos y hacen alarde de ello?



(Para completar información: papiojeda.blogspot.com)

                        Lucas Mallada.

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