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miércoles, 7 de octubre de 2015

El IMC adeuda 34.500 euros a la Parrala por las obras comprometidas durante la campaña electoral

Entrada al antiguo colegio los Parralillos

Por Burgos Dijital

El motivo de este comunicado es dar a conocer a la ciudadanía la situación crítica actual en la que se encuentra la Asociación de Artes Escénicas con el Instituto Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Burgos. 

Entrada al antiguo gimnasio
Los primeros meses de este año electoral el IMC prometía una mayor implicación con su apoyo, a la reforma integral de la sede de la Asociación de Artes Escénicas de Burgos (en adelante AAE), cuyas instalaciones cabe recordar son de titularidad municipal. 
En abril de este año el Ayuntamiento y el IMC anunciaron en prensa a bombo y platillo la contratación de 6 trabajadores para ayudar en la reforma del Centro de Creación Escénica "La Parrala". Contratación que fue llevada a cabo a través de un plan de empleo de la Junta de Castilla y León. 
Este convenio conllevaba una dotación económica de 30.000 euros, de los cuales 20.000 tenían que ser destinados a costear obras de mantenimiento urgentes, y 10.000 euros para la compra de material de obra.

Dicha contratación se realizó en un plazo record, en periodo pre-electoral y con fotos en prensa parece que todo funciona mucho más rápido. Este convenio fue gestado con una celeridad inaudita en los ámbitos públicos.

Una de las 56 bajantes colocadas nuevas
Tras varias reuniones con los representantes del IMC, se comprometieron a realizar el pago de esta partida en el mes de junio. Dicho pago comprometido, se ha ido demorando con falsas y continuadas promesas. En estas reuniones, además, se adquirieron otros compromisos para la realización de una serie de mejoras (asfaltado de exteriores, cambio de puerta exterior de entrada, acondicionamiento de jardines traseros, señalización vial horizontal), que correrían a cargo del IMC utilizando los recursos municipales. Todas ellas a día de hoy están pendientes de realización.

Ante esta situación la AAE adelantó y sigue adelantando con sus propios recursos, las obras de mejora integral realizadas: cambio cuadro eléctrico-instalación general, instalación de puertas de seguridad antipánico, arreglo de tejados y 56 bajantes y desagües, pintura exterior y mantenimiento general. Todas estas tareas llevadas a cabo por empresas privadas que necesitan cobrar.

A día de hoy todos estos gastos suponen un importe de más de 45.000 euros, con una deuda pendiente de pago a proveedores y empresas de más de 18.000 euros, deuda que está asfixiando el día a día de la asociación y cuyo presupuesto para los próximos 6 meses ya está comprometido.

Hace ya tiempo que la AAE, que engloba a 32 compañías de teatro de la ciudad, considera que la gestión realizada por el Instituto Municipal de Cultural tiene demasiadas carencias, considerando que la gestión cultural del IMC en estado crítico.

Antiguo gimnasio, ahora rehabilitado, para su uso como sala negra. 
Las compañías de teatro, creamos puestos de trabajo directa e indirectamente, cotizamos a la seguridad social, pagamos autónomos, IRPF, impuestos, y damos un servicio a la ciudad. Fomentamos la participación ciudadana, damos a conocer la ciudad de Burgos en las numerosas salidas con nuestros espectáculos, tanto a nivel nacional como internacional. AAE se pregunta: ¿Es así como los ciudadanos quieren que se gestione el dinero público destinado a la cultura en nuestra ciudad?

Con el presente comunicado la Asociación de Artes Escénicas quiere mostrar su hartazgo en la gestión que se realiza desde el IMC, con demoras insostenibles en los pagos de los convenios, que están asfixiando al tejido cultural de la ciudad, del cual, tanto el IMC como el Ayuntamiento se muestran tan orgullosos de puertas para fuera.

La Asociación de Artes Escénicas de Burgos, “La Parrala”, no aguanta más y dice basta, "Esta ciudad se merece una mejor gestión del dinero público y un trato digno al tejido cultural local". "En estas condiciones no podemos seguir trabajando dignamente".



lunes, 27 de abril de 2015

Turismo lingüístico. La ocasión perdida de Burgos


Por Carolina Rueda Tenaz
Morcilla sobre el cartulario de Valpuesta:
Metáfora visual de la política cultural del Lacallismo. 

Fernando Gómez se ha salvado inmerecidamente de la quema del peor equipo de gobierno de la historia de Burgos. Hay quien, al compararlo con Ibáñez, Villanueva, o el mismo Lacalle, no duda en calificar su gestión como: “fetén”, pero el haber apostado durante estos cuatro años todo a la carta de la moda culinaria y a los congresos ha sido una torpeza fatal.  Si en algún aspecto nuestra ciudad es genuina, o para que me entienda el señor concejal si en algo “la marca Burgos” tiene prestigio internacional es en lo referente a la lengua que alumbró.  Fernando Gómez lo ha ignorado y Burgos ha perdido una oportunidad dorada de desarrollar un turismo de calidad como es el idiomático.

Para ilustrar la estrategia turístico-cultural del lacallismo se me viene a la cabeza a modo de alegoría la espeluznante imagen de Fernando Gómez sonriendo a los turistas mientras vende morcillas envueltas en el cartulario de Valpuesta, la edición burgalesa de la Celestina, o el Cantar de Mío Cid. Cierto es que con tanto “MásterTopChefs”, y “Pesadilla en la cocina” muchos se preguntan quiénes son Quevedo o Cervantes al lado de Fernando Arrabal o Chicote.  Es probable que nuestro gastroconcejal perciba más sensibilidad en unas albóndigas deconstruidas que en un poemario de Bécquer, más belleza en una ensalada bien emplatada que en unas pinturas de Goya.  Eso entra dentro de lo que podríamos denominar síntomas de la clase política que sufrimos.  Sin embargo, que los que se jactan de ser gestores, no hayan sido capaces de atisbar la repercusión económica que tiene el llamado turismo lingüístico es un error lamentable que Burgos  pagará caro.  Otras ciudades con menos pedigrí en este asunto sí se han percatado de la existencia de esta mina de oro que además reporta otras muchas otras ventajas.    

Fernando Gómez ha puesto la política cultural al servicio de la turística y ambas a medio plazo serán un completo fracaso.  La estrategia turística  ha sido el enésimo conejo que han sacado de la chistera.  La moda gastronómica y los congresos sólo han servido para subvencionar al lobby hostelero y dar una falsa imagen de prosperidad a la ciudad.  Burgos nunca tendrá tirón turístico si se dedica a hacer lo mismo que todas las demás, sin embargo nuestra ciudad es absolutamente única en la posibilidad de reivindicarse la raíz, el germen, la fuente, el  Sancta Sanctórum de la lengua de Cervantes, cosa que no pueden  argüir otras como Madrid, Barcelona, Sevilla, Alicante, Valencia, Granada o Bilbao, cuyas instituciones sí que han visto un filón en el turismo lingüístico. 


El turismo idiomático debería ser un sector estratégico para la ciudad.  Diferentes estudios hablan de un crecimiento anual de un 7% durante los últimos años.  En 2001, 130.000 estudiantes visitaron España para mejorar el castellano, en 2007 lo hicieron 237.600.   En el mundo hay más de 8 millones de estudiantes de castellano y son por consiguiente potenciales visitantes, 3 millones viven en Europa.  Los expertos José Manuel Hernández y Ana María Campón señalan que el turismo idiomático promueve  "la desestacionalización de la demanda, el alto consumo de la oferta y de los servicios culturales, y estancias medias cuatro veces más prolongadas que las de los turistas comunes".  Además inciden en el consumo de servicios complementarios como "transporte, alojamiento o restauración". Se estima que cada estudiante gasta una media de 2.000 euros, en su estancia.  

Los datos de Burgos son desalentadores y reflejan el desprecio del ayuntamiento de Burgos hacia este sector. En 2011 más de 250.000 estudiantes visitaron España para mejorar su castellano.   Un 71% de los 46.700 alumnos que vinieron a Castilla y León  apostaron por Salamanca  seguida de lejos por Valladolid con el 12,3%, León con el 5,4 % y Burgos con un misérrimo 2,2%. Mientras a Salamanca acudieron 33.400 estudiantes los que escogieron Burgos como ciudad para aprender o mejorar su castellano no llegaron al millar.  Sólo uno de cada doscientos cincuenta personas que vinieron a España para aprender o mejorar su castellano eligió nuestra ciudad.  A pesar de contar con la experiencia de los cursos de idiomas más antiguos de España como los Mérimée de Sebastián, y con instituciones como Universidad de Burgos, la Escuela Oficial de Idiomas o el Instituto Castellano-leonés de la lengua, Burgos sigue sin ser un destino preferente.  Además, en muchos de los casos de los que tenemos constancia, la presencia de estudiantes extranjeros en nuestra ciudad responden preferentemente al interés y empeño de las instituciones de los países de origen.

Para cambiar el rumbo, en primer lugar habría que reunir a las instituciones antes citadas junto con profesionales del ámbito turístico para ponerles a trabajar en este proyecto.  No estaría de más comprobar si el Instituto Castellano-Leonés de la Lengua sirve para algo más que para solaz de Gonzalo Santonja.  Sería recomendable que Gómez, Lacalle y Herrera entre otros, dejaran de utilizar una terminología franquista para referirse al idioma.  El castellano es su nombre lógico y constitucional. Si no lo hacen por convicción podrían hacerlo en nombre del pragmatismo del que tanto hacen gala en otros casos porque no es lo mismo estudiar castellano en Burgos que en Girona, donde por cierto se habla otro idioma español.  Sin embargo, si las elecciones no lo remedian y conociendo como ha funcionado el lacallismo, Fernando Gómez sólo verá lo evidente cuando los capos de la ciudad comiencen a tener negocios en la enseñanza del castellano, y el turismo idiomático. Es posible que para entonces ya se den clases de violín-trompeta en el conservatorio de Burgos.

Otros artículos de Carolina R. Tenaz:
Cristino y las cristinadas como síntoma
Caída de ventas en barrena del periódico DB 
Castilla no es país para jóvenes
Judas era de Gamonal
El PP de Lacalle maltrata a Gamonal
Papá ¿ mamá es de la kale borroka?
Diario de Burgos: una mentira de 120 años
Javier Lacalle: el alcalde ni ni

Recomendado:
Juan José Laborda, el amigo de Teodoro Obiang : el tirano de Guinea Ecuatorial


martes, 19 de agosto de 2014

Instituto Municipal de Cultura de Burgos versus Cultura

Arco de Santa María en cuyo interior se ubica la sala de exposiciones

Por Juan Vallejo

Un año más, si Dios no lo remedia, llegado diciembre, el Instituto Municipal de Cultura, IMC, perpetrará otro de sus vergonzosos eventos concediendo la sala emblemática de la ciudad, el Arco de Santa María, al pintor del Río. Este hecho, no tendría mayor significación si no hubiese adquirido carácter de eternidad a lo largo de los años, en que el organismo municipal cede anualmente, gratis et amore, la sala referida. Esta forma sistemática de prevaricar, agrede y desprecia a tantos y tantos creadores, jóvenes y no tan jóvenes, que luchan por exponer su obra en cualquiera de los espacios expositivos municipales que pagamos y mantenemos los contribuyentes. Es más: ni siquiera se contesta a sus intenciones de colgar o mostrar su obra,  sus instancias van directamente a la papelera. Este desprecio y esta desvergüenza, viene de muy lejos. 

El referido pintor monta cada Navidad su tienda de cuadros en el Arco de Santa María con el único afán de vender sus productos, lo cual, está prohibido según el Reglamento de las salas de exposiciones municipales. No se pueden vender cuadros en las salas de exposiciones municipales. Como prohibido está exponer dos años sucesivos en dichas salas.


Sí, el Reglamento contempla esto y que es a Criterio del Alcalde ceder la sala un año consecutivo. Lo que tendría explicación si la obra mereciera la pena o el evento así lo necesitara, una antología, una monográfica, etc. Pero da la casualidad de que año tras año, esta actitud repugnante del IMC, vierte su capricho sobre los bolsillos de los ciudadanos que pagan la luz, los empleados, los anuncios, etc, etc, a este pintor, alimentando estos circos que, bajo el signo del arte, tratan de satisfacer las bufonadas del personaje y sus correligionarios, dando a la ciudad un estigma seudocultural que nada tiene que ver con la seriedad que cualquier exposición requiere. Las obras se exponen recién pintadas, tiernas y sin el más mínimo criterio de seriedad.



El concejal de Cultura Fernando Gómez
Este agravio por parte de Ayuntamiento y su ínclito Concejal de Cultura, el siniestro Fernando Gómez, vertido sobre numerosos artistas, clama al cielo. No ya por el mero hecho de conculcar el Reglamento de las salas de exposiciones propiedad del Ayuntamiento, de sus vecinos, sino por las esperpénticas y siniestras muestras que se cuelgan en las paredes del Arco de Santa María, que nada tienen que ver con el arte y sí con el afán de comercializar dichos engendros que no resistirían ni una frase de cualquier ducho en pintura.
No es de extrañar pues, que la mayoría de las jóvenes y los muchachos creadores de Burgos, busquen cielos más propicios para enseñar su talento, pues quien debería volcarse con ellos, sólo lo hace con los bufones y palafreneros del Alcalde y sus secuaces; ya saben: los Cristino y compañía que inundan las plazas y paseos de chatarra, dejando Burgos hecho un adefesio que clama al cielo, pues los visitantes no dan crédito a lo que ven entre lecheras, armatostes, herreros, castañeras y quincalla sin fin.

Por cierto: este capricho de las "aparecidas" que, desde el alcalde Aparicio no tiene fin, ha propiciado un feísmo en la urbe digno de formar parte del museo de los horrores. Al lado de la Real y Antigua de Gamonal, dos artefactos del concejal pesebril, Cristino Diez, un personaje carrocero metido a ferrallista ( todo mi respeto a este gremio en donde se necesita talento y mucho oficio), muy bien descritos por este medio el 5 de agosto, que hieden. Sí, esa es la impresión que da ver las deposiciones de este individuo, que ha encontrado su forma de vivir de las arcas municipales después de nutrir la mafia del Méndez con los Peña y demás defenestrados del Concejo, aunque para ello tenga que dar vuelta a la chaqueta cada dos por tres; que presume de ir a dormir a los plenos municipales. Así durante once años: lo típico de elementos sin moral ni dignidad. Esta desfachatez, avalada por el Alcalde, no es otra cosa que el exponente más claro de la podredumbre de que está impregnado el Ayuntamiento de Burgos, cuyos concejales van alimentando, legislatura tras legislatura, la democracia más miserable de España, para deshonra de los burgaleses que con los elevadísimos impuestos que pone Lacalle a sus ciudadanos, pagan a esta caterva de vagos y vividores y los caprichos del IMC.


No contentos con el ridículo y el hazmerreír de la pretensión de Capital Europea de la Cultura, que dejó al jurado epatado con las infamias de los Cuevas, Cristinos, etc, siguen año sí y otro también, insultando al pueblo de Burgos y a sus creadores con la impresionante miserabilidad, que el Arco de Santa María exhibe con el nombre de exposición de pintura, cada Navidad.



No hay acto, festejo o movida, en donde no estén estos botafumeiros con la copa en la mano, disfrazados de artistas, llenando el ambiente de boutades y simplicidades o riéndole al Alcalde sus ocurrencias, eso sí: chupando el objetivo de las cámaras para su ego y el de su filántropo, el ex-preso Méndez Pozo, a quien tanto deben y veneran. Si no teníamos suficiente con la brutal especulación de este individuo, cuyos edificios cuartelarios deslumbran por su fealdad, hiriendo de muerte el paisaje urbano, ahora la ciudad muestra por rotondas y bulevares, los engendros del concejal Cristino. Pero no se le ocurra a usted describir este horror vacui, esta inmunda basura, porque el malabarista Lacalle le tildará de Cultureta.
El concejal Cristino Díez y su "sardina nuclear"

Qué diría el gran Maese Calvo si levantara la cabeza y viera la deposición hecha en homenaje a las víctimas del Yak 42 en la rotonda de Alcampo, o el testículo de Mahamut que pretende semejarse a una gota de sangre, en el monumento a los donantes burgaleses, embutido en un demencial sagrario en la confluencia de la calle Vitoria y Eladio Perlado.Y qué me dicen del espantoso busto que pretende ser Juan XXXIII a la vera de la Barriada que lleva su nombre.

Parece venido de ultratumba, como si le asustara el pedestal en donde le han castigado, el panorama que contempla. ¡Qué bien lo describe en estas páginas Carolina R. Tenaz! Un papa que asusta a los niños y a los adultos espanta. Cristino y sus cristinadas, intitulaba el artículo. 
Por no hablar de la inmundicia depositada en la iglesia de Gamonal, en su cabecera, único estilo gótico-alemán que existe en España, en donde este individuo ha descargado un aborto de hormigón que deja a los peregrinos sin habla. ¿No hay manera de parar estos delitos y atentados contra el paisaje y la cultura ? Alguien debe tomar cartas en el asunto y prohibir a este hombre seguir atentando contra la ciudad, sus plazas y sus calles. Y a quien se lo consiente, expulsarle de inmediato de sus competencias. ¡Ya está bien! ¿Dónde están los arquitectos, paisajistas urbanos, profesores de ética y estética, la Universidad;  estamentos que tenían que haber puesto el grito en el cielo ante este espantoso costumbrismo de llenar de fetos la ciudad? ¿O están todos vendidos a la mafia municipal? ¡Qué vergüenza! No esperen nada de la Fernán González. Ya saben: otro muermario nutrido a base de talentos.


Cabe preguntarse, qué delito han cometido los burgaleses, para que se insulte de esta manera a su inteligencia, después de vaciarles los bolsillos para pagar a estos indeseables. No se extrañen si un día aparecen Podemos, Queremos o el Sursum Corda y destierra toda esta corrupción al abismo de los engendros de donde nunca deberían haber salido.
El libro sobre los abortos que irrumpen en las calles y plazas de Burgos, está por escribir. Ardua labor le espera al que lo intente y un gran éxito comercial, pues todavía no estamos curados de espanto. El numen del concejal devenido a escultor, amenaza con otra defecación en otra rotonda; y el pintor del esperpento con abrir su tienda de cuadros de nuevo en el Arco de Santa María por Navidad. Eso sí, a costa nuestra. ¡Horreur! Avisados quedan.

martes, 1 de julio de 2014

Desde Doha con amor. Vídeo de la no-intervención del concejal Fernando Gómez en la 38ª asamblea sobre Patrimonio de la UNESCO

Foto de Fernando Gómez publicada por DB en el centro de convenciones
 en donde nunca intervino.
Por Burgosdijital
El concejal de Turismo y Cultura Fernando Gómez y el gerente del Plan Estratégico Mario Sanjuán  no intervinieron ni un segundo en la asamblea de la UNESCO celebrada en la capital de Catar, Doha.  A pesar de haber estado cuatro días en el país tropical, el asunto relativo a Burgos no fue presentado ni por Fernando Gómez ni por Mario Sanjuán sino por la representante de ICOMOS.  La cuestión se ventiló en aproximadamente ... dos minutos, es decir, menos de lo que dura un turno en una carnicería o la canción del verano

Panorámica de Doha, sede de la 38ª asamblea de la UNESCO a la
que acudieron Fernando Gómes y Mario Sanjuán.  Foto: Jimmy Baikovicius


En el vídeo queda en evidencia que la cuestión de la ampliación de la zona de amortiguamiento de la catedral de Burgos era un mero trámite.  A tenor de las imágenes cuesta trabajo creer que la presencia de ambos en el emirato fuera imprescindible como los responsables aseguraron a diferentes medios de comunicación, más aún si se tiene en cuenta que el resto de la delegación española compuesta por otros tres miembros no tenían ningún otro tema que presentar o defender. Queda la duda de si realmente el objetivo buscado por ambos y auspiciado por Lacalle, ha sido el de pasar unos días al sol del trópico, simular que el acto tenía una trascendencia y así crear una operación de márketing electoral, o ambas cosas a la vez. 

jueves, 6 de febrero de 2014

La imagen del general Yagüe ensombrece Burgos

Fotomontaje: General Yagüe con el concejal de Cultura de Burgos Fernando Gómez

Por Lucas Mallada
Este sábado me he dado una vuelta por la “Feria de las Marcas”, celebrada en IFEMA, Madrid1.
Allí, en la despampanante puesta en escena, me he dado un garbeo muy ilustrativo acerca del estado de salud y capital simbólico que atesoran algunas de las “Marcas” de referencia de las que formo parte.

Veréis, entre todas, he visto a la flamante “Marca España”, en la UVI y muy maquillada por un equipo de generadores de opinión que no permiten que se arrime nadie, se creen que es suya, pero a pesar de ello se olfatean los desahucios, el desempleo, la corrupción rampante, el descrédito institucional y los buenos datos macroeconómicos únicamente de las entidades financieras.

Sin querer, lo prometo, estaba en el suelo y no la he visto, he pisado la “Marca Monarquía española”, decía el responsable que no sabe qué ocurre, que es como si se desprendiera ella sola del estante, y están llamando a los mejores fontaneros, y nada, porque dicen que es un problema de cañerías, que hieden.

Y andando por ahí, me he topado con agradable y cálida sorpresa con una marca recientemente colocada, estaba rodeada por japoneses haciéndose fotos, la “Marca Gamonal”.  Obviamente lejos de estar prevista su presencia en tan alta muestra, la organización ha tenido que reservarle un hueco de última hora desplazando a otras. La “Marca Gamonal” rebosa orgullo, autoconfianza y constituye un nuevo ejemplo para otras.

Finalmente, y he tenido que buscarla, he encontrado la “Marca Burgos”, en la última sala, junto a la puerta sin cerrar del almacén; hace frío y no está muy frecuentada, vaya decepción. La luz macilenta del espacio no invita, la “Marca Burgos” tiene caspa grasosa en la parte superior y está sostenida por ladrillos tabiqueros en forma de hubu, además sobresalen unos sobres cerrados y abultados con los anagramas de las viejas y perdidas cajas de ahorro, leo los nombres que figuran en las direcciones de los sobres, pero por decoro y dolor colectivo me los voy a callar.

Junto a la marca, y recientemente, han colocado una foto color sepia, en ella aparece una persona de uniforme, con aires pretorianos y sonrisa soberbia, de sus manos mana sangre de rojo oscuro que forma un charco alrededor de la foto y que amenaza con impregnar la “Marca Burgos”.  Casualmente pasa una ordenanza, estamos solos y me atrevo a preguntarle por qué no lo limpian. Me responde cansado que él ya ha avisado y parece ser que el único remedio sería retirar la foto del salvapatrias (sic) y que según dicen en dirección el Ayuntamiento de Burgos está conforme con que sea así.  Me quedo consternado por la desolación de la escena, y me arrebata la idea de preguntar a la organización si no se puede proponer alguna medida que mejore el lamentable estado de “Marca Burgos”.

Un rato después, alguien de la organización me recibe, entre curioso y sorprendido por mi interés en una marca tan relegada. Me contó muchas cosas, algunas me hicieron temblar por dentro, otras derramar lágrimas secas y otras me provocaron un extraño activismo irredento por los tiempos perdidos.  Me explicó que el personaje de la foto no era otro que Juan Yagüe, militar golpista, que logró el poder por métodos violentos, años atrás. Que su hija, Eugenia o algo así, se había empeñado en homenajearle, y que el Ayuntamiento de Burgos había ofrecido un espacio público para ello, nada menos que el Monasterio de San Juan, junto al pintor Marceliano Santamaría. Que a él le daba un poco igual, que eso era cosa del concejal de Cultura, un tal Fernando Gómez, que se empeñaba en justificarlo y en mezclar churras con merinas. Que si los dirigentes de la ciudad apostaban por asociar su imagen al franquismo, pues que cosa suya era, que ya les pasó factura con la candidatura de la capitalidad cultural para el 2016 pero que, en su opinión, en la meseta eran muy duros de mollera y no terminaban de aprender.

Y finalmente me advirtió de que la imagen a la que se asocian o como se definen las marcas no era algo público, si no que lo decidían los poderes establecidos, aunque la valoración de esos símbolos sí era cosa de la gente, por tanto, el aprecio o descrédito de las mismas consistía en el acierto de las autoridades en interpretar los valores de los ciudadanos, y que por mucha cosmética invertida no había remedio, como rezaba la Biblia “por sus obras les conoceréis”, y que así estaban las cosas, de momento; cerrando la cuestión con una sonrisita irónica, dejó caer: “y está claro que los “jefecillos” de Burgos últimamente no dan una”.   Salí al aire fresco. No entendía por qué aquel entuerto y empecinamiento, ¿será que en Burgos nos perdimos algún capítulo del “Cuéntame”, y tenemos asignaturas pendientes?

1Para despistados, advierto que es ficción, aunque podría no serlo...