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sábado, 20 de febrero de 2016

Entrevista al activista y artista Trans Pol Galofre


Por Eduardo Nabal

Con Motivo de la publicación de "Políticas trans. Antología de textos trans en el contexto norteamericano" (Editorial EGALES, 2106) del que es copilador y co-traductor junto a Miquel Misse.

Hola Pol: Parece que se empieza a visibilizar la cuestión trans en el estado español a nivel teórico y  también en el activismo.  Tu y Miquel llevas años publicando sobre el tema, y parece que se ha abierto una brecha importante. Sin embargo ¿percibís  todavía el famoso exilio rural de muchas personas trans a las grandes capitales o a la permanencia en el armario en los empleos o en la escuela?
Pol Galofre: Lo del armario en el caso de las personas trans es bastante corto en el tiempo. Muy poca gente sostiene durante mucho tiempo la doble vida que implica no explicarlo en el trabajo o en casa. En el momento del inicio del tránsito y del inicio de los cambios corporales no hay armario que lo aguante. 
Después a medida que pasa el tiempo y la gente avanza con sus transiciones, no todo el mundo es capaz de pasar desapercibida. Eso de poder escoger cuando sales del armario es algo que poca gente trans puede hacer. 
La mayoría lo llevamos en la tarjeta de presentación directamente. Pero de hecho pienso que el que nos visibilicemos como personas trans es algo importante, incluso para aquellas que pasan totalmente. Porqué es así  como podemos generar espacios de existencia que sean más cómodos y más espaciosos para todas las personas trans que empiezan ahora sus tránsitos, y las que ya estamos ya aquí. 
-El libro que habéis compilado y, en algunos capítulos, también traducido contiene clásicos de Sandy Stone o Patrick Califia, nombres ya indispensables en el activismo LGTBQ de los noventa. ¿Pero supongo que hay cosas de las luchas o resistencias trans de EEUU que no son siempre extrapolables a nuestro contexto o siempre hay algo aprovechable?
Sí, nombres indispensables, pero muy poco traducidos. Sandy Stone, que es un referente inmenso de la lucha trans en contextos anglosajones, es muy poco conocida entre les activistas trans castellanoparlantes que no saben, no son capaces o no quieren leer textos sesudos en inglés.
Hay cosas del contexto norteamericano que son extrapolables y cosas que no tanto. La realidad es que estamos muy colonizados culturalmente por EEUU: consumimos su música, sus series, sus películas, sus programas de televisión, sus libros… Estos textos nos ayudan a reflexionar sobre la cuestión trans y orcomplejizan el debate. Son textos que ya se están utilizando en nuestro contexto y el hecho de que la mayoría no estén disponibles en castellano lo que genera es una división entre aquellas personas que son capaces de leer en inglés y aquellas que no División que en muchos casos responde a cuestiones de clase.
En lo que no debemos caer es en pensar que sólo puedes producir conocimiento si lees y escribes en inglés, es por eso que es importante traducir textos de estudios trans, pero también reconocer la producción de conocimiento propia o de otros contextos no anglosajones.



-Se habla de un caso legendario que se ha convertido ya en una película, el de Lili Eber,  “La chica danesa”. Muchos trans piensan (y tú estás en el mundo del documental) que deberían ser las personas trans las que interpretaran de una vez por todas esos papeles. ¿Cómo veis esa paradoja? Y también ¿Hay una historia que reivindicar o es difícil hablar de un pasado común monolítico?
Pol Galofre: La cultura trans debe estar producida en parte por personas trans. Eso siempre. No puede ser que seamos simplemente objetos y no sujetos activos de esa cultura. Si hablan de nosotras deben hablar con nosotras y no sólo como consultoras. Ahora mismo vivimos un momento en el que la representación de lo trans a nivel audiovisual mainstream está creciendo, pero me preocupa que muchas de esas representaciones las hagan hombres cis. 
Encuentro dos razones por las que eso no debería ser así: Primero que dado que ahora se nos empieza a ver en la televisión y en el cine, estaría bien que se nos empezase a ver de verdad. Es decir que casos como Laverne Cox de Orange Is The New Black, o Jamie Clayton de Sense8 no fuesen la excepción sino la norma. 
El hecho de tener personas trans actuando en producciones mainstream es un maravilloso referente para las generaciones trans futuras. Es un ejemplo de que se puede ser, se puede existir sin tener una vida necesariamente marginal. Es también un maravilloso ejemplo de que si quieres puedes llevar a cabo esos sueños locos de vivir con las estrellas y trabajar en Hollywood, porque ya hay gente que lo ha hecho, y sin esconder que son trans. 
Segundo que si quien se dedica a hacer los castings, por lo que fuere, no ha encontrado (o no ha querido encontrar) a una persona trans para hacer el papel de persona trans, lo mínimo, mínimo, mínimo, es que el papel de mujer trans lo haga una mujer cis, y el de hombre trans un hombre cis. Es el caso por ejemplo de Felicity Huffman en Transamerica o Chloë Sevigny en Hit and Miss. Cuando es un hombre quien representa a una mujer trans, o al revés, es como si estuviesen negando constantemente el género de las personas trans. Es como si estuviesen diciendo: en el fondo en el fondo, vuestra esencia, es el género (gender)  que os fue asignado al nacer, y por ello sólo os puede representar alguien que venga de ahí. 
En el libro hay un artículo maravilloso de Julia Serrano que hace un análisis de lo trans en los medios de comunicación. En él nos cuenta como prácticamente siempre que se representa a mujeres trans en el cine hay un momento en el que su “verdadera esencia masculina” queda a la vista. Se les cae la máscara de mujer y el público corrobora sus prejuicios de que en realidad aquello que estaban viendo es un hombre vestido de mujer.
-Yo pienso que lo trans afecta también a las personas llamadas cisexuales porque en ese continuum binarista hay un montón de excepciones y brechas más o menos marcadas. ¿Consideras esto una valoración muy superficial o el futuro debería estar fuera de las categorías?
Pol Galofre: No. El sistema sexo-género nos afecta a todas. El binarismo extremo nos afecta a todas. La correlación absoluta entre sexo, identidad, expresión y la presunción de complementariedad entre ambos polos nos afecta a todas. Lo trans es una forma concreta de rebelarse frente a ese sistema. 
Es una brecha muy visible de ese sistema, pero no lo es todo. No todas somos trans, porque si todas somos trans los problemas específicos que recaen sobre la población trans quedan invisibilizados. De la misma manera que lo hacen los problemas específicos de las mujeres con expresiones de género masculinas que en ningún momento han deseado transitar y que parece que ahora el mundo normalizado esté esperando a que transiten para que todo vuelva a quedar ordenado como antes entre hombres (cis y trans) y mujeres (cis y trans).
¿
Que puede que nosotros estemos luchando por un futuro luminoso en el que estas categorías de género dejen de operar? Sí, claro que sí. Pero de momento ese futuro no está ni en el horizonte. Por eso es importante nombrarlos, para visibilizar no sólo esos lugares de existencia sino también las opresiones que acarrean.
-Conozco gente se opera para evitar el sufrimiento no solo de la autoimagen sino en peligro de no ser tomados o tomadas muy en serio por su entorno más inmediato. ¿Crees que la imagen social y los dispositivos médicos siguen siendo determinantes?
Pol Galofre: Bastante. Vivimos en un mundo muy visual, y el género y la expresión de género están muy ligados a lo visual. Es muy difícil estar a gusto con la imagen propia, cuando esta no se asemeja a lo que de ella esperamos.
Desde ese punto de vista, la tecnología médica es muy útil para sentirse mejor con la imagen que se anhela tener, pero no debe ser la única respuesta. Sobre todo porque en muchos casos, por muchas hormonas y muchas operaciones, esa imagen anhelada no será nunca la que nos devuelve el espejo. Los dispositivos médicos son útiles, pero también debemos generar el espacio social para existir, para que nuestro bienestar no dependa única y exclusivamente de la imagen que nos devuelve el espejo. Reconciliarnos con nuestros cuerpos trans, cuerpos que son únicos, atractivos,   y bellos como tales.

El entorno más inmediato si no nos ve, no nos quiere o no nos sabe ver, se puede ir a freír espárragos. Cuando vuelvan y hayan reflexionado se lo podemos volver a explicar para que nos acepten tal y  como somos.
Claro que hay familias que se piensan que todo es una fase hasta que no ven modificaciones corporales físicas. Hay otras que aun así lo siguen pensando, otras que sólo necesitan la afirmación de esa persona a la que quieren, otras que necesitan que pase tiempo… A veces las personas trans esperamos que nuestras familias hagan en una semana el recorrido que nosotros llevamos haciendo en nuestra cabeza durante años y eso no siempre es fácil. A la gente hay que darle tiempo, hay muchas familias para quien la opción de ser trans simplemente no existe en su imaginario.
-Habláis de la valoración de lo trans en diferentes culturas y momentos de la historia. Laqueur habla de “La construcción del sexo”. Pero el saber que algo es cultural como decía la ensayista Eve Kosofsky Sedgwick “no significa que se pueda cambiar así  alegremente  de la noche a la mañana

Pol Galofre: Claro que no. Que algo sea cultural no quiere decir que sea fácil de cambiar. Por ejemplo: es muy complicado dejar de performar “hombre” y “mujer” porque en nuestra cultura no hay espacio para más. Lo estamos creando, poco a poco. Es importante recordar y mostrar cómo en otras culturas y en otros momentos de la historia sí que ha habido espacio para más géneros. Muchos más, y no de forma marginal. Es importante hablar de ello y mostrarlo porque si no nos tomamos nuestro sistema sexo-género como algo natural, universal e inamovible. Pensamos - como sociedad - que naturalmente sólo existen hombres y mujeres. 
Mostrar que hay otras culturas en las que no es así evidencia que es una construcción social y que por lo tanto puede ser cambiada. Eso no quiere decir que ahora mismo seamos capaces de cambiarlo todo de la noche a la mañana, que seamos capaces de coger a nuestra familia, amistades, la gente de nuestra ciudad, quienes nos gobiernan… Coger a toda la población de Europa y su área de influencia y decirles: mira, a partir de mañana vais a entender que no sólo existen hombres y mujeres y vais a coger todos vuestros códigos, imaginarios e historia y los vais a cambiar por estos otros. 
Eso es imposible. Lo que hay que hacer es ir generando poco a poco esos espacios de existencia, esos imaginarios, para que nuestra cultura vaya mutando progresivamente hasta que haya espacio para ellos.

-Me encanta el capítulo de Susan Strycker sobre Frankestein.  Sobre todo porque cuando hablas de Frankestein todo el mundo piensa en el “monstruo” y no en el doctor. ¿Sentís que algunos discursos del feminismo tradicional o el humanismo de occidente deberían ser revisados?

Pol G: Primero de todo decir que creo que el feminismo como tal no existe. Existen los feminismos y son muchos, plurales, diversos y en constante revisión. Dicho esto, la confusión de pensar que Frankenstein es en realidad el monstruo y no el doctor es bastante común. El monstruo es tan monstruo, tan poco humano, que por no tener no tiene ni nombre.  Es el monstruo del Doctor Frankenstein. Es suyo, propiedad de quien lo ha creado y no tiene lugar en el mundo fuera de esa relación. El texto de Stryker “Mis palabras a Viktor Frankenstein sobre el pueblo de Chamonix” es un texto brillante al hacer la analogía entre la historia de Frankenstein y la transexualidad moderna tal y como la entendemos hoy en día que está íntimamente ligada a la medicina. Stryker utiliza esta analogía para hacer referencia a su propia ira como persona trans. 

Definitivamente es una de las mejores reflexiones del libro. Además ese reconocimiento del cuerpo trans como monstruos no implica que el resto del mundo cis no lo sea. Lo trans no deja de ser una forma muy visible de modificaciones corporales, pero hoy en día nuestros cuerpos están tremendamente producidos por la medicina. 
Empezando por las dietas, los anabolizantes, y demás polvos energéticos que toma la gente para realizar sus transformaciones físicas, las operaciones estéticas, los trasplantes, las operaciones de miopía, la industria cosmética, los tintes del pelo, el estilo de ropa, etc. Nuestros cuerpos están producidos, nuestra imagen está construida. 
Esto no quiere decir que tú mism@ puedas coger cada mañana y cambiarte por completo, simplemente que una gran parte del resultado final de tu imagen propia y tu expresión de género son fruto de la cultura en la que vivimos.



Pol Galofre Molero (Barcelona, 1987) es activista y sonidista especializado  en artes visuales y cine documental. Participa activamente en la lucha  trans y feminista en el contexto  de Barcelona desde  del 2005, actualmente es uno de los coordinadores del proyecto Cultura Trans impulsado  junto a gente como Miquel Missé , que promueve actividades de arte y  cultura para fomentar la visibilidad y los derechos del colectivo trans.

martes, 5 de enero de 2016

¿Los géneros de la violencia?

Por Eduardo Nabal 

Más de uno y de una se salió de una conferencia escandalizada/o cuando el conferenciante preguntó ¿Si no hubiera género habría violencia? El debate sonaba demasiado filosófico. Pero también tenía un trasfondo interesante. 

La violencia de género existe desde el momento en que cuando nacemos se nos asigna un sexo por un médico, se nos premia o se nos castiga por ser más viriles o más señoritas, por cómo nos vestimos o actuamos, se nos aparta por amar a otros chicos u otras chicas, se nos margina desde el primer empleo o se nos paga la mitad por trabajar lo mismo. 
También dependiendo de nuestra procedencia podemos estudiar o no. Vemos ceder a nuestras madres y aprendemos lo que vemos. Vemos triunfar, o fingir que triunfan, a nuestros padres y el mimetismo también surge. 

La doble jornada está al orden del día. Las campañas que existen hoy, aquí en pequeñas provincias y universidades desinformadas, no desmantelan un ápice conceptos como el género, la raza, los discursos de la clase social o la inmigración. Y no lo hacen porque es más cómodo un 8 de marzo o un 25 de mayo, floral y de postín, apuntalado por los medios de comunicación oficiales, donde bajo estrategias lampedusianas ni las mujeres pobres, ni las no heterosexuales, ni las mujeres solas o ancianas tengan gran cosa que decir. Son festejos de la familia nuclear heterosexual y del salvémosla de su autodestrucción en sus violencias que van de lo real y sangrante a lo sutil y lo psicológico.

Violencia es tener que volver a casa porque se ha perdido un trabajo, trabajar para otras, trabajar el doble, cobrar la mitad, la falta de reconocimiento dentro de partidos y sindicatos.

Violencia son los discursos de la Iglesia (mantenidos por el PP y de otra forma por el PSOE) contra la educación en la convivencia y la educación sexual, contra el derecho a la autonomía y el empoderamiento de las mujeres, contra la división en buenas y malas, santas y putas y españolas y extranjeras, payas y gitanas, y la brecha cada vez más profunda entre pobres y ricas, entre feministas de calle y feministas de despacho… 

Para parar la violencia hace falta dar armas de seguridad, enseñar a pescar y no regalar peces, no victimizar sino empoderar, acabar con los esencialismos y abrir espacios de sororidad y compromiso sin matices ni exclusiones. 
Estamos en ellas, las de la foto, las flores y los maridos son las de siempre.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Diario de Burgos y el simulacro de la lucha antisida

Por Abilio Navas

De nuevo A.G.- periodista social donde las haya- vuelve a lucir su amor (no sabemos si contraproducente) por el Comité Ciudadano Antisida con un reportaje cuyo titular no deja de ser cierto pero incompleto “Los casos de VIH aumentan debido a la cronificación de la enfermedad”. Falta la segunda parte. Y también a la ausencia total de campañas este año (que en Burgos hemos sentido especialmente) a la ausencia de políticas gubernamentales, a la desinformación y el sensacionalismo. De este sensacionalismo se hace eco la periodista al contarnos el viaje de un gay sin apellidos por unos clubes londinenses donde se toman drogas y se hace sexo no seguro. 

Y se atreve a hacerlo el año en el que sus amigos de cenorrios no se han molestado en repartir preservativos y sus campañas han sido las justas. Si han sido las justas porque la derecha en el poder les ha dejado sin un duro creo que es un dato que tiene más interés que ese chico rescatado por un miembro comité de las orgías de sexo con hombres. Volvemos al tiempo del oscurantismo cuando todo el mundo sabía más o menos cuales son las vías de transmisión del VIH y las formas de protección, las barreras adecuadas. 

Las historias de morbo que cuenta la periodista más bien parecen salidas de 50 sombras de Gray que de cualquier reportaje serio. Ahora bien sus benefactores y sonrientes amigos del comité salen por primera vez en todo el año en prensa en un año en que en otras ciudades se ha hablado del VIH y la discriminación laboral, se han proyectado documentales sobre el VIH y las mujeres, se ha recordado el nacimiento de los grupos de lucha contra la enfermedad. 

Aquí parece que no hay despidos discriminatorios o se ocultan, la gente se muere sin esquelas y parte del Comité o de lo que les dejan moverse por estos lares tiene responsabilidad en ellos. Ahora bien, Angélica siempre les hará un bonito reportaje de dos páginas: este año aderezado con el morbo de tiempos pasados de prostitutas sin rostro o a contraluz, gays promiscuos y drogadictos de mal vivir. Retrocedemos décadas, y no solo por el gobierno –municipal o no- sino también por sus voceros en el campo institucionalizado.

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lunes, 30 de noviembre de 2015

Entrevista a Sejo Carrascosa, veterano militante LGTB

Por Eduardo Nabal

SEJO CARRASCOSA, VETERANO MILITANTE LGTB Y ANTISIDA, ACTIVISTA SOCIAL Y COAUTOR DE “POR EL CULO. POLÍTICAS ANALES” (Editorial Egales) junto a JAVIER SAEZ.


“No nos olvidemos que detrás de las practicas sanitarias y de salud pública se encuentran intereses monetarios muy grandes y que no van a renunciar a sus ganancias” 

Hola Sejo. Para empezar una pregunta un poco simple 1 de Diciembre del 2015. ¿Algo que celebrar? 

Sejo Carrascosa: No creo que se trate de celebrar nada, creo que es más bien una fecha para el recuerdo y la concienciación. Para recordar que siguen habiendo millones de personas que no tienen acceso a los tratamientos antirretrovirales con lo que desarrollaran mas tarde o mas temprano SIDA y les conducirá a la muerte, además de que se seguirán produciendo transmisiones, ya que en la actualidad se ha demostrado que con un uso adecuado de los fármacos el virus pierde su potencia de infección. 

-Uno de los primeros y más salvajes recortes del Gobierno del Partido Popular fue contra la Sanidad y Contra las Campañas y el Plan Contra el SIDA. ¿Crees que la respuesta fue suficiente o fue la que se pudo hacer? 

Yo lo enmarcaría en el conjunto de recortes que el PP ha realizado en sanidad. En la actualidad, y gracias a los tratamientos, el VIH no es una condena a muerte por lo que no creo que se pudiera hacer mayor respuesta. Podíamos decir que ya no hay una urgencia vital en cuanto al VIH. Pero hemos visto como si ha habido una respuesta y presión en cuanto al VHC y los nuevos tratamientos que habían aumentado mucho la posibilidad de eliminarlo y evitar la muerte. Creo que se ha conseguido que se dispensen en alguna que otra medida y que se siga cuestionando el precio de los fármacos y su prioridad frente a otros gastos que no repercuten en el bienestar y salud de la sociedad en su conjunto. 


-Me comentaba un activista y enfermero de Zaragoza que nos va a “volver a tener que tocar hacer la prevención”. Pero el clima es distinto al de principios de los noventa. ¿Cómo ves tú el presente en prevención y en facilidad de acceso a los nuevos medicamentos? 

Creo que hay que cambiar radicalmente el paradigma del modelo de prevención. 

Desde el principio de la pandemia, y gracias al activismo y a la investigación sobre virus, se ha sabido más y más sobre los mecanismos de transmisión y las prácticas que la posibilitaban, esto ha repercutido en formas de acercar la información preventiva a más sectores y con mejores resultados. De hecho en su momento el concepto de Hombres que tienen sexo con Hombres, HsH, sirvió para adecuar la información y la intervención, pero no fue acompañada de medidas contra la homofobia, ni de un cuestionamiento de las identidades sexuales generadas por una práctica. Pero ya no se puede hacer mas, es absurdo seguir haciendo estudios sobre los HsH, que casi siempre recaen sobre personas que se consideran gays, ya que dentro del paraguas HsH se encuentra un amplio número de personas que no van a reconocerse ni como gays, ni como bisexuales, porque sencillamente están en el armario y esas prácticas se hacen en el anonimato. Estudios que buscan encontrar la “verdad” sobre una práctica de riesgo que es sabida y que aun así se hace. ¿Acaso se hacen estudios sobre los embarazos no deseados en las parejas heterosexuales que conocen perfectamente cómo se produce un embarazo? 

No hay que olvidarse que, a pesar de la buena fe de muchas personas que trabajan en prevención de VIH, no se puede llegar a mas sin cuestionar el modelo hegemónico y jerárquico de la sexualidad y sin tener en cuenta un mayor rigor científico al hablar de las prácticas sexuales, todavía se sigue hablando de transmisiones sobre sexo oral, cuando ya se sabe que son mínimas y con unas condiciones extraordinarias. 

Seguir repartiendo condones, me parece bien, pero eso no hace que se usen en todas las penetraciones ni que evite transmisiones de otras ITS, que son otra puerta mas a la entrada del virus en el organismo. En la actualidad hay quien plantea, y esto no es ajeno a la sociedad medicalizada en la que vivimos, tomar medicación antes de tener relaciones sexuales susceptibles de transmisión. ¿De que políticas hablamos entonces? ¿Si hay que medicarse para no infectarse y hay que medicarse una vez estas infectado de que prevención hablamos? No nos olvidemos que detrás de las practicas sanitarias y de salud pública se encuentran intereses monetarios muy grandes y que no van a renunciar a sus ganancias, políticas en la ausencia de políticas que luchen contra la homofobia y cuestiones el modelo heterocentrado de la sociedad. 


-El aumento de la esperanza de vida de vida de algunas personas seropositivas ha llevado a un nuevo descuido en la población joven apuntalado por una falta de campañas serias, al menos donde yo resido. ¿Ves que esto tiene que cambiar? 

Sejo Carrascosa: Insisto en que el descuido sobre las consecuencias de una practica sexual es una constante histórica, sabidos lo riesgos que conllevan, los jóvenes siguen siendo machistas, heterocentrados y homofóbos y estas ideologías de odio determinan sus prácticas, Quizás la inclusión de otras formas de pornografía o de sexo explicito en la educación sexual podría ayudar a cambiar ideas y comportamientos, pero seria necesaria también políticas activas que cuestionen el modelo heterocentrado, cosa que de momento veo lejana. 

-La pandemia del Sida, además de la diversificación de las identidades en los noventa pusieron el cuerpo en el eje de los debates identitarios y post-identitarios. ¿Crees que es necesario seguir ese camino? 

S.C: Creo que es el único camino, el cuerpo atravesado por deseos y medicinas, por necesidades no cubiertas y placeres, por rechazos y estigmas, convertido en vulnerable, sigue siendo un campo de batalla por una vida que merezca la pena ser vivida.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Entrevista a la profesora y ensayista de cine Barbara Zecchi

Por Eduardo Nabal

ENTREVISTA A BARBARA ZECCHI, CON MOTIVO DE LA PUBLICACIÓN DE “LA PANTALLA SEXUADA”. UN LIBRO SOBRE CINE Y FEMINISMOS. 

Entrevistamos a la profesora y ensayista Barbara Zecchi (italiana residente en los Estados Unidos, nacida en Londres en 1962) con motivo de la reciente publicación de La pantalla sexuada (Cátedra, Feminismos, 2014) donde la autora de Desenfocadas vuelve a analizar las relaciones entre el feminismo y el cine. 
Un ensayo sobre cine y mujeres, mujeres que hacen cine y mujeres que escriben sobre cine en el estado español. 

"Los géneros cinematográficos no son divisiones “naturales” o imparciales sino determinadas por cuestiones ideológicas, marcadas por el género sexual" 

-Conozco poca gente que tenga la suerte de enseñar cine. De todas formas supongo que el enseñar lo que te gusta no es siempre hacer lo que te gusta ni está al alcance de todo el mundo máxime cuando partes de enfoques erróneamente considerados minoritarios y ahora “en crisis”. 

Es verdad. Tengo muchísima suerte con mi trabajo y con poder ganar mi sueldo ocupándome de lo que más me gusta [se ríe]. Además, la Universidad de Massachusetts (UMass) es una institución abierta y progresista que me ha apoyado siempre en todas mis iniciativas: proyectos de investigación, creación de cursos, organización de congresos, festivales, etc. Por ejemplo, llevo siete años montando en la primavera un Catalan Film Festival (el único, creo, en los Estados Unidos), y hace tres años lo dedicamos exclusivamente al cine gay y lesbiano, con películas de Agustí Villaronga, Cesc Gay, Marta Balletbó-Coll y, por supuesto, de Ventura Pons, que vino a UMass para presentar su Food for Love. Sin duda fue la edición del festival de mayor éxito. Este año vamos a volver a cuestiones de género, y el festival girará sobre la obra de las directoras (Isabel Coixet, Laura Mañá, Neus Ballús, Teresa Pelegrí, Elena Trapé, Marta Balletbó-Coll, etc.). Estamos intentando traer a Neus. A ver si hay suerte. 

¿Y tus clases? 

Por lo que se refiere a la enseñanza, desde que soy profesora titular en el programa interdepartamental de Film Studies de UMass doy exclusivamente clases relacionadas con mi investigación: es decir, sobre cine con un enfoque de estudios de género. 
El semestre que viene, por ejemplo, voy a impartir un seminario de doctorado completamente dedicado a la producción fílmica de las cineastas españolas. Te aseguro que estos temas no están para nada “en crisis”. 
Los estudiantes —que pertenecen a la generación de “nativos digitales”, para usar la expresión de Mark Prensky— son cada vez más “visuales” y el cine habla la “lengua” que entienden mejor, “su” lengua. 

Por otro lado, los estudios de género siguen siendo fundamentales, por lo menos en la academia, y estamos ampliando nuestros horizontes. A los “Women’s Studies” se han añadido nuevos enfoques, así que ahora ofrecemos “Women, Gender, Sexuality Studies”, para poder incluir así perspectivas sobre las Nuevas Masculinidades y los estudios LGBTQ. Pero, sí, tienes razón. Fuera de la academia evidentemente las cosas no son así y se está presentando lo que se ha definido como “el problema del no problema”. Según Deborah Rhode en la actualidad hay tres patrones de actitud básicos: o bien se niega por completo que haya todavía discriminación contra las mujeres; o bien se niega que haya injusticia: se reconoce la desigualdad, pero se justifica como si fuera consecuencia de decisiones propias individuales de cada mujer; o bien, en caso de reconocer la desigualdad, no se piensa poder ser parte del problema, ni de la solución.
Aún así, hace poco, hemos visto la capacidad de la gente de despertar de la apatía y movilizarse cuando sus derechos se ven claramente amenazados (como ocurrió con la ley del aborto). Hablo de este tema en la introducción de La pantalla sexuada y, hace unos años, en el volumen de estudios culturales feministas que he coeditado con Jacqueline Cruz, La mujer en la España actual, ¿evolución o involución?, concluimos, con datos en la mano, que en casi todas las áreas, la situación de las mujeres ha sufrido una involución. Así que no podemos dar por asumidos los logros del feminismo. Y no se puede nunca bajar la guardia. 

-A pesar de décadas de fuera de campo las mujeres siempre han estado muy unidas al hecho cinematográfico aunque la ciencia la hayan creado los hombres. 

Sí, es cierto. Pero las mujeres “unidas” al hecho cinematográfico no son mujeres sino estereotipos, siluetas sin profundidad, significantes sin significado, la Mujer Eterna. Ser objeto del cine no es ser sujeto, ni mucho menos. De ahí la metáfora del fuera de campo. Para Teresa de Lauretis las mujeres verdaderas se encuentran en el off screen, el lugar simbólico de la representación de las mujeres como sujetos históricos. 

Ahora bien, las mujeres también han contribuido a la ciencia más de lo que la historia oficial del cine ha querido registrar. A Dorothy Arzner, por ejemplo, se le encargó la dirección de la primera película sonora de Paramount, The Wild Party (1929), para la cual inventó, por medio de una caña de pescar, el micrófono overhead. Y Elvira Notari experimentó con el coloreado de los fotogramas. En realidad no sabemos cuántas mujeres han participado en los principios del cine: sus nombres han desaparecido detrás de los de sus maridos (por ejemplo Anais Napoleon detrás de los Hermanos Napoleon, o Carmen Pisano detrás de Farrusini). 

-Llegó la teoría feminista sobre el cine, la objetualización de la mujer, el machismo de la crítica pero también el psicoanálisis como herramienta. Entonces unas y otras se mueven en un mismo campo semántico. No digo que no haya un campo importante en ese sentido ya que el cine tiene algo de onírico pero decía Audre Lorde “Que las herramientas del amo nunca desmontarán su casa”. Pero claro el psicoanálisis como la teoría fílmica no es patrimonio de nadie. 

No estoy del todo de acuerdo con el lema de Audre Lorde (que evidentemente tuvo su validez en los años 80), o mejor dicho con la extrapolación del lema para aplicarlo a otros contextos. 
Estoy firmemente convencida de que tenemos todo el derecho de desmontar la casa del amo con cualquier instrumento que esté a nuestro alcance, incluso si pertenece al amo. Sobre todo si no tenemos otras herramientas. Lo importante es desmontarla. ¿No se han hecho así todas las revoluciones? De hecho es muy poderoso apropiarnos del discurso misógino y heteronormativo del psicoanálisis para deconstruirlo. Piensa en el trabajo magnífico de muchas teóricas al respecto: Nancy Chodorov o Teresa de Lauretis, por ejemplo. 

Ahora bien, Lorde usó ese lema para atacar cierto feminismo que universalizaba la experiencia blanca. Eso es fundamental para no caer en lo que el mismo feminismo atacaba: la universalización del pensamiento hegemónico. 
De ahí la necesidad de reconocer formas de opresión y discriminación que van más allá del género, y superar así el binarismo hombre-mujer incluyendo cuestiones relacionadas con la raza, la orientación sexual, la clase social, la edad, y hasta con la salud, las discapacidades etc. Es decir: a menos que no seamos mujeres heterosexuales blancas, de clase media, jóvenes y sanas, sufrimos otros tipos de discriminación además del sexismo. 

-En “La pantalla sexuada” analizas mujeres españolas o catalanas que hacen cine y no son tan lejanas como Marta Balletbó-Coll (que ha dejado el cine por las matemáticas), Josefina Molina, Chus Gutiérrez etc. Me gusta mucho tu análisis sobre Pilar Miró, aquí muy impopular por los cargos que llegó a ocupar. 

La pantalla sexuada es el segundo libro de un proyecto (de tres volúmenes) enteramente dedicado a la producción cinematográfica española dirigida por mujeres. Cada estudio tiene un enfoque diferente. En el primero, Desenfocadas (Icaria, 2014), rescato del olvido y de la discriminación 4 generaciones de cineastas: desde la generación cero (las primeras sombras, como Helena Cortesina o Elena Jordi) a las directoras actuales. Ahí estudio más en detalle las autoras que mencionas: Josefina Molina, Balletbó-Coll y Chus Gutiérrez. 

En Desenfocadas (Icaria), como sabes, me centro en cinco temáticas fundamentales de la teoría fílmica feminista: el espacio, la autoría, el placer, el cuerpo y la violencia. Estoy casi terminando el tercer volumen, 
El género del género, en el cual voy a analizar el desarrollo histórico del cine dirigido por mujeres según sus géneros fílmicos. Reflexiono así sobre otra problemática que ha ocupado cierto sector de la teoría feminista, la que en inglés se define como “the gender of genre” y que en español se traduce con el juego de palabras “el género del género”: el género sexual del género literario (o, en este caso, fílmico). 
Los géneros cinematográficos no son divisiones “naturales” o imparciales sino determinadas por cuestiones ideológicas, marcadas por el género sexual; en otras palabras, categorías falocéntricas. 

Entre los críticos jóvenes de ambos sexos, echo de menos una ruptura con esa sutil homofobia que permanece capaz de idolatrar a David Fincher y ni nombrar a Agustí Villaronga o Chantal Akerman. Creo que se obvia que la teoría queer y los Transfeminismos nos han dado nuevas herramientas para no caer en los tópicos de los gays misóginos o exploradores de terrenos ajenos. 

A lo mejor, más que de sutil homofobia hablaría de “mente hetero” (o lo que Monique Wittig había definido como la pensée straight). Pero en el fondo es lo mismo: la crítica heteronormativa tiende a no ver el discurso gay presente en mucho cine (hasta en el más comercial). De todas formas yo creo que las cosas están cambiando y más de lo que hace la crítica, a mi me preocupa lo que hace el cine. 
Nos lamentamos de que la mayoría de las películas de Hollywood no superan el Bechdel Test (es decir, 1. que haya más de una mujer, y 2. que hablen entre ellas 3. de algo que no sea el protagonista masculino). ¡Algo tan simple y tan poco logrado! Increíble, ¿no? Imagínate si hiciéramos un Bechdel test relacionado con lo queer. Las películas comerciales que incluyen personajes homosexuales se pueden contar en los dedos de una mano (con excepción de las comedias chabacanas, por supuesto, donde el gay y la lesbiana sirven para la burla y la risa). 
Esta ausencia de lo queer no es una preocupación fútil puesto que la fuerza de persuasión del cine es enorme. El cine comercial nos enseña comportamientos (y hasta los autoriza y los dicta). De ahí la grandeza del cine de Almodóvar que ha dado visibilidad y “autorizado” la homosexualidad en un contexto mainstream. 

Acabo de sacar un libro sobre cine europeo en una de esas editoriales que acaba siendo autoedición. Hablo sobre mujeres que hacen cine. Una de mis favoritas es Marta Balletbó Coll y “Sevigné”. ¿Podemos unirla por ejemplo, a pesar de las obvias diferencias, con otras como Valeria Bruni o Nadine Labaki porque las tres hacen un cine cálido y a la vez saben reírse de sí mismas? 

A mi también me encanta Sevigné: es una película muy lograda y espero que Marta Balletbó-Coll vuelva a hacer cine. Intenté traerla a UMass, pero al final no pudo venir. 

La comedia es un arma feminista muy poderosa. Además de las directoras que mencionas, en España hay muchos otros ejemplos: Inés París, Eva Lesmes, Laura Mañá, etc. 
En mi libro Gynocinededico un capítulo a la comedia como arma feminista. Si lo piensas, la mujer ha sido, y sigue siendo, el blanco preferido de las comedias: la solterona, la vieja, la fea, la gorda, la menopáusica, la cotilla, la beata, la bruja, la lesbiana, la arpía, la suegra, la viuda, etc. son sólo ejemplos de la galería de tipos femeninos que desde la antigüedad son objeto de la risa y de la denigración masculina. 

Es alrededor de los años 70 cuando el feminismo se apodera de la risa como transgresión, en un acto de insubordinación. Piensa en teóricas feministas como la italiana Adriana Cavarero, o la filósofa francesa Hélène Cixous, en su famoso ensayo manifiesto de la «écriture féminine», «Le rire de la Méduse». De una manera análoga, Luce Irigaray afirma que la risa es la primera forma de liberación de la mujer de una opresión secular, el equivalente femenino e intraducible de la seriedad fálica. 
Más aún, Mary Daly comenta que no hay nada como el sonido de una mujer que se ríe del patriarcado. El humor funciona como un gesto poderoso de deconstrucción del discurso del poder. 

Hay críticos/as que obvian la homosexualidad como un tema central en la mexicana “Y tu mamá también” o consideran una anécdota el lesbianismo en “Fuego” de Deepa Meta. ¿Existe un terreno trans que nos da miedo explorar en el cine más allá del lugar común o los límites impuestos ? 

Por supuesto. Hay muchos más ejemplos en Hollywood: superproducciones como Fried Green Tomatoes (Jon Avnet), Cold Mountain (Anthony Minguella), o Color Purple (Steven Spielberg), etc., admiten una lectura gay que la crítica se pasa por alto. Esta ceguera que invisibiliza la homosexualidad ocurre por las mismas razones que mencionaba antes. 

Se trata de la mente straight denunciada por Monique Wittig, la incapacidad de pensar fuera de un sistema heteronormativo y de “ver” la homosexualidad. Por eso creo que el trabajo de Adrienne Rich que explica, desde un punto de vista tanto psicoanalítico como sociológico, que la heterosexualidad es una imposición del patriarcado, me parece muy poderoso. A este respecto me siento muy optimista, porque las cosas están cambiando a pasos agigantados. 

El cine queer (y lo queer en el cine) se está haciendo cada vez más visible, hasta en las pantallas de circuitos tan acreditados (y mainstream) como los festivales de Toronto o del Sundance. De ahí que se esté hablando de una new wave que la teórica cinematográfica Ruby Rich ha definido como New Queer Cinema. No veo imposible que en un día (espero pronto) la expresión “salir del armario” deje de tener sentido. 


Tal vez, a pesar del interés de todos sus capítulos e inteligentes reflexiones, “La pantalla sexuada” no me pareció suficientemente alejado a otros libros sobre género y cine español. 
Muchos gay (cineastas o no) colaboran por activa o por pasiva con el machismo pero también veo visiones de mujeres tan limitadas que solo ven feminismo en cosas tan básicas como “Solas” o “Flores de otro mundo” (que conste que la segunda me gusta bastante). 
A mi me conmovió “La suerte dormida” (soy capaz de separar autoras y obras) y hace poco vi una vieja película de Eloy de la Iglesia “Gota de sangre para morir amando” y viendo el papel de Sue Lyon “pensé esto no es solo pre-queer es una bomba”. ¿Simplifico yo o simplifica la teoría feminista al uso? 

La pantalla sexuada no tiene ninguna pretensión innovadora. De hecho, con este libro, como te decía antes, me propongo dialogar con cinco temáticas centrales de la teoría fílmica feminista y ver si se aplican (y cómo) al contexto fílmico español. 

En mi opinión Solas y Flores de otro mundo son películas que a pesar de las buenas intenciones no salen del statu quo, glorificando la maternidad como realización de la mujer. 

En Solas la protagonista se “salva” gracias al nacimiento de su hija. Y Flores de otro mundotermina con Patricia embarazada y con la primera comunión (!) de su hija, como paso natural hacia la integración del inmigrante. Y con ambas películas lloramos de alegría y conmoción por la felicidad alcanzada por sus protagonistas….. [se ríe]. 
Gota de sangre para morir amando es genial y uno de mis doctorandos la está estudiando para su disertación, pero no la he incluido en Desenfocadas por el simple hecho de que el marco de mi libro es la producción cinematográfica dirigida por mujeres. 

Hay muchas feministas jóvenes-incluso que hacen cine-que se cuestionan la categoría mujer como un todo unitario. 

Por supuesto. Lo explicaba antes hablando de Audre Lorde y de la interseccionalidad. La categoría mujer en oposición binaria a hombre es simplista. De ahí que, por lo que se refiere al corpus en que trabajo, he propuesto un neologismo y llamarlo «gynocine» para evitar las limitaciones inherentes a los conceptos de cine feminista, cine de mujeres o cine femenino. 
En primer lugar, gynocine evita las limitaciones implícitas en el adjetivo feminista y las desplaza desde el texto a su interpretación. 
El gynocine no es necesariamente feminista: pero su lectura sí lo es. 

En segundo lugar, este término prescinde de una vinculación directa con lo estrictamente biológico, porque sus productos no tienen por qué ser única y exclusivamente filmes dirigidos por mujeres. Son textos que demuestran que hemos llegado a otro nivel de sofisticación dentro del feminismo y que como diría Judith Butler, el género está en disputa. 

En tercer lugar, si no todo el cine es gynocine, todas las películas dirigidas por mujeres pertenecen al gynocine, porque todas las mujeres, incluyendo las que se desmarcan explícitamente del feminismo y/o las que han entrado en el mundo de la dirección en condiciones aparentemente más favorables, pertenecen a un sistema social marcado por las relaciones de género del cual no se puede prescindir. En otras palabras, ninguna mujer es inmune a un sistema de prácticas y de instituciones que discriminan y oprimen en términos de sexo-género. 

¿Nuevos proyectos? 

Un artículo sobre Almodóvar, en el que estudio la evolución de su cine de gay a queer para un volumen sobre nuevas masculinidades. Un libro colectivo sobre Isabel Coixet. Quiero también seguir en mi proyecto de rescate y preservación de Digital Humanities, Gynocine:History of Spanish Women's Cinema. Y a lo mejor, si tengo suerte, hacer un documental sobre las pioneras del cine. Vamos a ver.


domingo, 4 de octubre de 2015

Supervivencia, revuelta y lucha Trans-antagonista

Por Eduardo Nabal

SUPERVIVENCIA, REVUELTA Y LUCHA TRANS-ANTAGONISTA

 STONEWALL. REALIDADES Y FICCIONES.
 Sylvia Rivera y Marsha P. Johson.
El Octubre Trans no es ninguna fiesta ni reivindicación sectaria es un día, en torno al 15 de Octubre, en que la comunidad LGTB, que, hasta hace poco sabía bastante de intervenciones médicas y abusos psicológicos selectivos reclama el que se deje de considerar la transexualidad como enfermedad en el dichosos DSM, con mas seguidores que la Biblia. 
Pues bien las mujeres saben algo de que se legisle sobre sus cuerpos cuando se habla de La Ley del Aborto las personas trans piden el final del “diagnóstico de género” en nuestras sociedades de ramalazos arcaizantes. La edición del libro de bolsillo “S.T.A.R. 
Street Travestie  Action Revolutionaries” (“Acción Travesti Calljera Revolucionara”) no es solo una ya una apuesta valiente y de precio mínimo (4 EUROS) de una pequeña editorial independiente sino un testimonio necesario en estos tiempos  de fracturas y también nuevos desafíos y esperanzas de cambio en el seno de la todavía maltratada comunidad LGTBQ, sujeta a nuevos recortes que llevaron a luchas continuadas contra la violencia policial, la desatención médica o el oprobio de la entonces llamada “mayoría moral”. 

Lejos de la nostalgia o el documento aséptico ese libro hoy cobra la vigencia de un testimonio sangrante y una proclama a seguir adelante, a pesar del desprecio de sectores sociales que se han apartado de la línea de las autoras, bien sea la comunidad gay capitalina más capitalista, bien sea izquierda, todavía, en cierta medida, heterosexista y ombliguista o bien sea un movimiento racial todavía excluyente en cuestiones de género y diversidad sexual.  
El inminente estreno de la versión del colosalista Roland Emmerich (“Indepence Day, “Anonymous”) de los sucesos de aquella época, precedida por el más que digno filme “Stonewall” de Nigel Finch (2000)  y del libro testimonial  de Martin Duberman (1993), viene rodeada de una polémica renovada: ¿Quiénes fueron las auténticas protagonistas de las revueltas de Junio de 1969, quienes se beneficiaron de ellas y cuál fue el desarrollo multilateral de todo aquello? ¿Cuales las ilusiones depositadas y qué propósitos se quedaron en el camino de la negociación acomodaticia de libertades para pocos? ¿Quién quiere aprovecharse ahora? 

Hoy día cuando definimos ciudades como Burgos o Palencia como pre-stonewall quiere decir o queremos decir que no ha saltado esa chispa revolucionaria que lleva a considerar el 28 de junio de cualquier año como una fecha de lucha o posibilidad, como una fecha a apuntar en el calendario activista. O, en el mejor de los casos y para quién pueda costárselo, unos días para festejarlo en Madrid. 
Pero la pregunta incómoda que nos lanza este libro que da voz a las malogradas Marsha P.Johnson y Sylvia Rivera es que aquello no fue casi nunca una fiesta, sino un acto valiente de plantar cara no solo a la policía y el conservadurismo de la sociedad estadounidense sino también un grito de la trans latinas y las travestis callejeras contra el acoso y la corrupción de las llamadas “fuerzas de seguridad”. 
Es aquí donde la voz de Jennicet Gutiérrez interpelando a un feliz presidente Obama, orondo por sus concesiones nupciales a la comunidad  LGTB que él alcanza a ver y ajeno a realidades de “la otra América” cobra un sentido de urgencia, de lucha por la vida y la dignidad, en plano real y simbólico, más allá de los dispositivos integracionistas o normalizadores que hace gala el Estado o las empresas o espectros comunitarios más oportunistas.
Su lucha, que costó la salud o la vida a mas de una de ellas (incluyendo a las autoras de este libro diminuto pero excepcional), hoy se ha visto disuelta en la memoria de un reformismo alarmante, una comunidad acrítica que, a su manera, empieza a reproducir los esquemas de exclusión por raza, corporalidad o clase social a un gran número de personas. 
Aquí y en los EEUU de Obama donde la trans indocumentadas, sin recursos nadan entre la precariedad, el acoso vecinal y la posibilidad del internamiento en centros especiales, que no son sino centros de tortura de permanencia indefinida, después de largos años esperando obtener la nacionalidad allí donde residen. 
La brecha por la libertad abierta por Stonewall por estas mujeres trans o gays sin techo puede reflejarse más o menos bien en los filmes pero falta algo, las voces subjetivas, irónicas y desgarradas que recoge esta pequeña recopilación de entrevistas, diálogos airados, experiencias y manifiestos la Editorial Imperdible. 

Un libro pequeño pero brutal y bien documentado  en su descripción de la pervivencia de la transfobia y el clasismo en una sociedad opulenta que solo da oportunidades vitales y sociales a una minoría blanca, casada y domesticada, dejando a gentes trans-fronterizas, combativas, críticas en la cuneta de los derechos humanos, que siempre han sido negociables bajo los esquemas del heteropatriarcado capitalista y reblandecedor de realidades sangrantes e ideas de cambio real. 
En pocas páginas pero con testimonios lúcidos y estremecedores la Editorial Imperdible nos acerca a esas calles donde se libraron y, aún más silenciosamente, se siguen librando batallas cotidianas contra la precariedad, la exclusión laboral, el miedo a salir del armario o la necesidad de organizarse en una comunidad diversa alejada de imágenes únicas y ejemplarizantes, consumistas o en presupuestos sociales asimilacionistas, dictadas por los de siempre.

Antes de estrenarse la película “Stonewall” del colosalista y algo oportunista Ronald Emmerich ha suscitado controversia. Desde su tráiler parece un remake del correcto filme de Nigel Finch, con más presupuesto y glamour. 
Es en esta desactivación memorialista, tal vez bienintencionada, donde cobra importancia la voz de estas dos protagonistas que murieron viendo una comunidad gay inane e inocua para el capitalismo y el heteropatriarcado, donde las trans sin papeles o en la precariedad siguen sin figurar en ningún álbum de fotos a la moda. Desde luego el riesgo de Emmerich (que en principio tiene en sí un equipo moderadamente aceptable) es convertir “Stonewall” en una lucha cerrada y bendecida por las leyes oportunistas de Obama, en un gran acontecimiento como “La llegada a la Luna” o “El hundimiento del Titanic” olvidando que para mucha gente no fue y sigue sin ser una lucha glamumorosa ni la odisea de un chico rubio y joven del pueblo a la luminosa aunque todavía y LGTBfóba  represiva New York y otros muchos lugares de EEUU, particularmente en el sur racista y lleno de fanatismo religioso, con personajes de comedia negra como el Sr Donald Trump. “La señorita Libertad Mentía” le dice La Miranda al protagonista en la versión, más modesta que honesta de Nigel Finch.


Otro debate que se abre es como el mundo anglosajón y mas concreto EEUU se auto-presentan como paladines de los derechos civiles. El hecho de que el 1 de Mayo, el 8 de Marzo y el 28 de junio sean fiestas estadounidenses no les quita valor pero no fueron el origen de tanto como se piensa, al menos no tan origen. 
Las luchas por la libertad sexual, la emancipación de las mujeres y la mejora de las condiciones laborales no tienen una fecha de salida y ninguna película o ley de parejas o matrimonios les va a poner fecha de llegada. 
Basta con ver la homofobia renovada en Francia, el racismo en nuestras costas, las trans en los Centros de Internamiento para Extranjeros o el recorte en derechos sanitarios, sindicales, informativos y educativos. No está mal recordar todo esto pero no hay mucho que celebrar comparando con todo lo que hay que conquistar o reconquistar.



OTRAS PELÍCULAS Y DOCUMENTALES SOBRE STONEWALL

-Before Stonewall (Jeffrey Friedman y Rob Epstein)
-Stonewall (de Nigel Finch)

ENSAYOS

-Stonewall (de Martin Duberman)
-Malditas: una estirpe transfeminista (de Itziar Ziga)
-La frontera (Gloria Anzaldúa)
-Zami (Audre Lorde)
-La invención de la heterosexualidad (de Jonathan Katz)
-Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada (Raquel Platero eds.)

EL MOVIMIENTO EN EL ESTADO ESPAÑOL

-Deseo y resistencia (de Gracia Trujillo)
-Masculinidades en la transición (de Rafael Mérida y Jorge Luis Peralta eds)
-Teoría torcida (de Ricardo Llamas)
-De Sodoma a Chueca (de Alberto Mira)
-Los placeres ocultos (filme) (Eloy de la Iglesia)
-Ocaña, retrato intermitente (de Ventura Pons)

-El camino de Moisés (de Cecilia Barriga)