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lunes, 1 de septiembre de 2014

Las cárceles infantiles : los Preventorios del franquismo

Por Burgos Dijital 

El documental "Los Preventorios del franquismo" entrevista a Angela Fernández y Alicia García, y narran sus vivencias en el preventorio del Doctor Murillo de Guadarrama, en la época del franquismo, calificándolo como auténtica cárcel para niñas.


Preventorio de Guadarrama
" Era un régimen militar, desde el momento que nos bajábamos del autocar que nos había trasladado desde Madrid al pueblo de Guadarrama nos dejaban muy claro que no éramos nada, menos que seres humanos, nos desposeían de todas nuestras referencias, la ropa que llevábamos, todos los objetos, cualquiera que fuera una pertenencia personal..."
" La pretensión de esta gente era formar una población que no tuviera valoración como ciudadanos, un número más en la obediencia, en resignación y en el terror, y nada mejor que instaurar todo esto en la más temprana edad."

"Todo esto acompañado de insultos, vejaciones, malos tratos, abusos continuos y referencias a que éramos escoria, que éramos unas muertas de hambre, éramos guarras, nuestras madres eran unas putas que nos habían abandonado allí para poder ejercer de putas."

"...nos prohibían hablar de todo esto, y eso funcionaba, cuando las niñas salíamos de allí, muchas niñas no hablaban de lo que habían pasado."

"... se utilizaban técnicas nazis y todo esto estaba orquestado por el psiquiatra de cabecera Vallejo Nájera..." 

Otros artículos :
"Niños robados, de la represión franquista al negocio"
Los Preventorios del franquismo: centros de terror y castigo

jueves, 24 de julio de 2014

Las fosas del franquismo : Monte de Estépar

Por Burgos Dijital


"Un día de agosto de 1936, no era demasiado tarde, las ovejas ya estaban cerradas y comenzaba a meterse el sol..., contaba mi abuela que la resultaba extraño que el abuelo no hubiera llegado ya, se entretenía en la cantina para tomar un vaso pero siempre antes de anochecer estaba en casa contando los chascarrillos del fulano y del mengano. En el pueblo desde que comenzó la guerra no hablaba con mucha gente, decían que era rojo y procuraban no relacionarse con él, mi abuelo siempre hablaba mal de Franco, cosas de los pueblos, decía mi abuela, había miedo.... Aquella noche mi abuelo no regresó y mi abuela que le repetía muchas veces, ten cuidado con los del pueblo que tienen la lengua muy suelta, siempre pensó que le llevaron a matar a La Andaya, un sitio donde eran fusilados los republicanos o sospechosos de pertenecer al Frente Popular...  Cuando abrieron la fosa común de La Andaya, cerca de Lerma, en Burgos, tampoco apareció mi abuelo. Aquél que desapareció y nunca supimos más de él.

Me gustaría saber algo, encontrar sus restos para ponerlos junto a los de mi abuela, saber dónde llevarles flores y dedicarles un instante de mi tiempo. Me crié con ellos cuando era una niña, esos veranos con los abuelos...¿Por qué desapareció mi abuelo aquella tarde para siempre?  Por más que preguntó mi abuela en el pueblo, nadie sabía nada."

No es el principio de una novela, es un breve testimonio de una de las personas que se está acercando hoy a las fosas de Estépar, en la provincia de Burgos, donde según los investigadores ya han encontrado unos 50 cadáveres.  En esta zona se cree que existen unos cuatrocientos cadáveres, algunos asesinados in situ, y otros traídos muertos en camiones y tirados unos contra otros.


Relacionado:
Balada triste para un republicano
Doy fe: guía de la barbarie en Burgos
La represión franquista en Burgos: entrevista a Mauro Torres
Campaña de mecenazgo para la exhumación de la fosa de Estépar

Galería de fotos de los cuerpos hallados en la fosa del Monte de Estépar (Burgos). 

Se puede apreciar el "tiro de gracia" en la cabeza



Quizás nunca se sabrá toda la verdad, eran asesinados muy jóvenes por sus ideas

Cadáveres que trasmiten el sufrimiento con una agonía de terror

Casquillo de fusil Máuser empleado para fusilar

Los zapatos siguen calzando los cadáveres, aún esa goma de la suela no se ha degradado




Caían asesinados unos encima de otros

domingo, 8 de junio de 2014

Reclamamos nuestro derecho a decidir

Manifestación del día 7 de junio: Monarquía o Democracia

Por Lucas Mallada

Si algo significa la palabra “democracia” es la posibilidad de participar en las decisiones con las que construir una manera de organizarnos colectivamente. Las decisiones que tomaron las generaciones que nos precedieron acertadas o no, respondieron a su momento histórico y social. Nosotros, como nuevo agente político, y deseando ser activos en la realidad que nos ha tocado, reclamamos también ese derecho intrínseco que nos corresponde en sociedades abiertas.

Por eso salimos a la calle y planteamos la cuestión. Queremos decidir nuestra forma de Estado, y todo lo demás..., colectivamente, y respetando los acuerdos que vayan surgiendo. No nos pueden venir con la cantinela de “los consensos de la Transición”. Aquello suena a cofre cerrado con siete llaves. 
Tenemos el derecho y la obligación de tomar las riendas de nuestro destino y también ser responsables de él. La corresponsabilidad que exige la participación activa nos hará una sociedad mejor y logrará un país más inclusivo. No permitiremos que nos callen la boca aludiendo a relatos míticos del pasado..., el presente nos pertenece y lo conquistaremos como sea, tanto si nos lo facilitan como si no.  Esto es un aviso al poderoso Bunker de las alianzas político-económicas que pretenden pilotar a su gusto e intereses lo que nos corresponde a todos.

Y si como generación, o sociedad, entendemos que ahora, tras el progresivo hundimiento del Régimen de la Transición, que pudo ser de utilidad durante un tiempo, pero que ya está gastado, necesitamos abrir un nuevo Proceso Constituyente, que nos obligue a debatir -lo que en este país tanto miedo da- y a tomar decisiones, a erigirnos en protagonistas necesarios.   Recordamos que los menores de 50 y pico años no hemos votado la Constitución del 78, y parece que somos mayoría... Necesitamos aire fresco y abrir las ventanas y los archivos de nuestras instituciones y de nuestras cabezas...

En España no se enseña a participar, tenemos una carencia histórica en esta cuestión, recuerdo los mensajes de nuestros mayores que en cada ocasión te recomendaban no “significarte”, que no se note que estás.  
Esa pesada herencia del franquismo se arrastra en el modo en como educamos a nuestros hijos, en como organizamos nuestros Ayuntamientos, en la escasa participación en asuntos públicos, en la endeblez de nuestro asociacionismo. Y desde luego el “poder” se ha cuidado mucho de no fomentarlo, de poner zancadillas o de cooptar a algunas de las personas más significativas de los movimientos sociales (en eso el PSOE ha sido especialista) Porque el entramado del poder establecido aborrece la idea de la participación, esto supondría compartir decisiones, ceder, perder sus privilegios en definitiva.

Es por eso, por lo que ayer volvimos a las calles y a las plazas, para gritar una vez más que estamos aquí, que nosotros somos los ciudadanos de este país y que por tanto reclamamos nuestro derecho a elegir nuestra forma de Gobierno y quién y cómo tiene que tomar esas decisiones. Eso sí por delegación y consentimiento nuestro, que no se les vuelva a olvidar.  Basta ya de tomadura de pelo, basta ya de cofres cerrados, abramos la democracia a los ciudadanos españoles, eso es SOBERANÍA. En democracia el soberano es el pueblo español

martes, 3 de junio de 2014

Hacia la Tercera República, el fin de la transición

Por Burgos Dijital

          *La historia nos ha sorprendido con un reto tras 39 años de reinado Borbón. Un reto a la inteligencia social de nuestros supuestos líderes y a la inteligencia colectiva de la ciudadanía implicada.  


El anuncio de la abdicación del rey de España esta mañana ha provocado en varias ciudades del Estado manifestaciones por la posibilidad de votar en referéndum un sistema monárquico o republicano.  En Burgos más de 2.000 personas, unos 200 metros desde la cabecera de la manifestación hasta la cola en la Plaza del Cid, han recorrido las calles del centro de la ciudad al grito de "España mañana será republicana" o "Felipe acelera que viene la tercera" entre otras consignas, acabando esta manifestación espontánea en la Plaza Mayor en un ambiente festivo.
Al finalizar se ha escuchado por megafonía que "estábamos en un momento histórico y que ahora toca hacer democracia".












lunes, 14 de abril de 2014

¿Por qué la República es presente y sobre todo futuro?

Por Lucas Mallada

¿Por qué será que los símbolos que recuerdan a un breve periodo de la historia de España son utilizados con creciente profusión por personas, en su mayoría jóvenes, que nacieron muchas décadas después?

Concordaremos en que la rememoración de hechos pasados de desigual referencia metafórica, para unos simboliza la esperanza y para otros una representación de lo más abyecto, no son un enfrentamiento historiográfico acerca de cómo fue el pasado, si no una competición por el relato que alimenta nuestro presente. Aquellos que argumentan que hemos de guardar el pasado en los anaqueles de la Facultad de Historia, y dedicarnos a asuntos más provechosos, sazonando sus razones con cuestiones plenamente crematísticas, yendo al bolsillo, comenten a mi entender dos errores.

En primer lugar, y suponiendo “buena voluntad” en su argumentación, no se trata de pasado, como digo si no de recuperar el presente. Aquellos que reclaman la República, o utilizan sus símbolos, probablemente poco sepan de los detalles históricos de la compleja década de los 30, y ni falta que les hace. Lo que sí saben y lo que es importante para ellos, es que la República supone en el subconsciente colectivo de cada vez más españoles, una nueva oportunidad, una ocasión para restablecer un contrato social que nos sitúe a los ciudadanos en el centro de la nación colectiva, con capacidad para decidir quiénes queremos ser y qué queremos ser, incluso dentro del marco europeo.

La República es futuro, es novedad, son aires nuevos, que nos permitan romper con un régimen agotado que ha optado por excluir a los ciudadanos, por dejar de protegerles, por dejar de cumplir la Constitución de 1978. Al igual que en 1931, la República fue capaz de abrir los poros, de romper con los partidos dinásticos, como son el Partido Popular y el Partido Socialista, que agarrados al reparto del poder y a consensos interesados que sacrifican a cada vez más españoles (o personas que viven en España).

Por eso la República es más futuro que presente, en el camino hacia una Asamblea Constituyente, en la que puedan sacudirse realmente los poderes fácticos y decidir con honestidad y responsabilidad como quieren organizarse, en definitiva se trata de superar las limitaciones de una democracia representativa insuficiente y de un régimen político que se queda pequeño para las necesidades de la sociedad del presente. Y sí, la II República con sus símbolos, les sirve de apoyo y de conformación de identidad colectiva, tan importante en los procesos políticos, tanto o más que los asuntos meramente monetarios, y los oponentes también lo saben.

En segundo lugar, y en esta cuestión pongo en duda la buena voluntad, porque muchos que argumentan la caducidad de algunas narrativas históricas, utilizan con profusión otras, estos obviamente quedan desprestigiados con facilidad.  Las élites extractivas, los poderes fácticos y los hijos del consenso de los años 70, se agarran como una garrapata a la mítica de la Transición. Y no voy a poner en duda los logros de aquellos años y de aquellos consensos, sin duda los hubo. Lo que resulta patético es tratar de acallar las realidades presentes que afectan a las nuevas generaciones sacando a relucir el espantajo de la Transición. El resumen narrativo es muy claro: “Nosotros hicimos un gran trabajo, conseguimos todos estos logros: bienestar y democracia, estad agradecidos por ello, pero es mejor no tocar nada, no vaya a ser que lo estropeemos todo...” Ocurre que cada vez hay menos bienestar y por supuesto menos democracia. Tienen miedo, no les gustan los cambios, están acomodados y quieren levantar un muro para evitarlos. 
El razonamiento es similar al de los políticos del Régimen de Alfonso XIII, fueron incapaces de evolucionar y cuando quisieron hacerlo fue muy tarde para ellos, la historia y el pueblo les barrieron... Eso sí se vengaron años después, con una orgía de sangre. 
El Régimen de la Transición con el nieto de Alfonso como Jefe de Estado, y con sus partidos dinásticos está cometiendo algunos errores similares. Creían que invitando a los sindicatos dinásticos (CCOO y UGT) al banquete, desactivarían la protesta. Aún esto va a ser insuficiente, puesto que están siendo desbordados, como se vio con claridad el 22 de marzo en Madrid. Están expulsando a demasiada gente, personas que desean cambios sinceros, y que no tendrán ningún empacho en empujar cuando sea la ocasión, por eso, mientras tanto, se refugian en símbolos con los que se identifican. Pero incluso da exageradas muestras de debilidad con reiterada y patética representación mítica de un relato heroico de la Transición, cuando las insuficiencias de la misma están a la vista de todo el mundo. 
Los tutores de la “Transición gatopardiana española” son los que marcan la agenda, los tiempos y las prioridades, y lo mejor de todo, se les ha caído la careta, por eso ahora resulta increíble el relato de la Transición, y por eso cada vez más ciudadanos buscan identificarse en otros relatos, que al menos no están fabricados por las élites, lo que es evidente por la saña con que los persiguen en los medios de comunicación del poder. Por eso el relato de la República cada vez más entronca con el futuro y la esperanza, al mismo tiempo que la falsedad e impostura del relato de un Régimen que deriva hacia el control, la mentira, la sumisión y la pérdida derechos se hace más insoportable.

Y con la narrativa de la República, van haciendo camino hacia un escenario donde sean posibles Poderes Constituyentes, más abiertos, más inclusivos y más ciudadanos.

Porque además el relato de la República es más favorable a la construcción de una sociedad habitable, que es la verdadera lucha frente a las corporaciones que sólo ansían diluir los vínculos societarios y que los intereses corporativos dominen en el escenario social.