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sábado, 4 de julio de 2015

Grecia: El asalto del mercado financiero a la cuna de la democracia


Por Marcos Mesa


Uno no deja de preguntarse acerca de la situación de Grecia. Mientras grandes economistas incluidos dos premios nobeles de economía (Krugman, Stigliz) advierten de las indignantes condiciones impuestas al país heleno para acceder a fondos que le den liquidez, el egoísta conservador suele apostillar que han derrochado, han gestionado mal y han vivido a crédito y por eso se merecen todos los males (hay cierto cristianismo franquista en esta afirmación). Tiene razón en parte; ha habido, al igual que en España, líderes corruptos que han inflado sus economías a crédito. Pero no se debe olvidar que la injusticia se hace patente en el momento en que la ayuda financiera del rescate no es para las familias griegas sino para la banca privada. 

Además de los intereses de la deuda (que se pagarán en veinte años) y de la deuda en sí que nunca llegará a pagarse, lo injusto son las reformas impuestas por una institución ajena a Europa como es el Fondo Monetario Internacional de la mano de los líderes de la UE que además obligan a llevarlas a cabo al país heleno a cambio del dinero, una vulgar y obscena extorsión ideológica. Si no hay recortes del sector público, privatizaciones y ajuste de déficit, no hay dinero: no solo basta con pagar los intereses. Todo un nazismo aplicado: los campos y los guetos se sustituyen por las salas de espera (el nazismo también se fraguó con unas clases alta y política  muy corruptas y mucho odio hacia los políticos).

Aquí es donde radica la ideología neoliberal que no entiende de lo que es justo o legítimo, tan solo entiende de lo que sube o baja en bolsa. No les gusta hablar mucho de ello, los medios escritos de la prensa en manos de los bancos lo llaman “medicina para salir de la crisis”. Pero es una burda mentira. Si Grecia aceptase aplicar esas reformas es más que probable que necesitase otro rescate en tres años (Tsipras se niega a algo que sabe que no va a funcionar).






Es una reacción Neoliberal contra el Estado Social. El padre del libre mercado, ideología predominante en el capitalismo actual, teorizaba sobre cómo la economía no debe estar supeditada a las personas, sino libre; en definitiva libre de la regulación y libre del Estado (Milton Friedman). 
Nos hablan de libre mercado y Globalización cuando en realidad todo ha sido una farsa perfectamente orquestada que no se corresponde con lo real. La Globalización como decisión política que es, nunca se ha cumplido, ni llega a la mitad del planeta.

El nivel de intercambio comercial entre Estados fue muchísimo mayor antes de la Primera Guerra Mundial que ahora “Sin Estados” con el intento globalizador.

Las multinacionales y los Estados guardan sus secretos de innovación tecnológica por lo que ahí no hay globalización que valga, y las exportaciones siguen en manos nacionales. El mercado de trabajo tampoco se ha globalizado, a nadie le interesa, es prácticamente inexistente salvo el diminuto mercadito de la alta cualificación.
La financiación de las corporaciones multinacionales tampoco está diversificada geográficamente y los intercambios de la Unión Europea son en su totalidad realizados entre los propios europeos, en mucha menor medida con el resto del mundo. Por ello la Globalización es más un mito que una realidad.

El único mercado que sí ha sido globalizado son los mercados financieros, gracias a la liberalización del sector y a la erosión de las normas regulatorias desde los 80 por el FMI.
De ahí parte la reacción para controlar las decisiones político-ideológicas. Los mercados financieros quieren el fin de la relación política estatal de la economía mediante la creación de “Estados impotentes” (atacando su CONSTITUCIÓN) y que las reglas las creen organismos supranacionales y grandes corporaciones (TTIP) (FMI) (Banco Central Europeo) (Reserva Federal EEUU).

Quieren desvincular la vida de la ciudadanía de la economía, lo privado de lo público (salvo, eso sí, cuando toque pagar). Tal ha sido el incremento del poder de estos mercados que, desde los noventa, las transacciones financieras internacionales han llegado a incrementarse cinco veces más el valor del comercio de mercancías y servicios.(*)
Su fin único es conseguir que los países dejen de gobernar la economía, no se trata del triunfo del capitalismo sin antagonista comunista soviético como algunos han teorizado, no; es una vía para que no haya control estatal de la economía, los mercados presentados como una especie de deidad ineludible (en la prensa que ellos controlan) decidirán nuestros salarios y el iva que tenemos que pagar.
La desvinculación política de la economía se conseguirá mediante la criminalización de los políticos: mantienen en el poder a los más corruptos, a los que van sacando caso por caso para que la sociedad demonice su labor y delegue la soberanía en estas instituciones supranacionales (o sobre otro actor previamente ideado).

Los mercados financieros, con su influencia sobre el sistema, determinarán el funcionamiento de los sistemas nacionales reservándose el derecho para decidir el futuro de cada país: aquí un país de mano de obra, aquí un país turístico, aquí otro país más privilegiado... impidiendo  que un país pueda aspirar a la modernización o a diferentes objetivos de modelo económico por decisión propia (clasismo entre países en el mediterráneo y el este).
La estrategia de creación de estados impotentes (que tendrán eso sí, mucha bandera y verborrea) lleva años en marcha con la creación de la crisis. Ahora somos testigos de un ataque directo contra lo que más les perjudica: la legitimidad del pueblo frente a su imposición, la democracia, el referéndum de Grecia, el país donde empezó lo que más detestan (la participación ciudadana).

Argentina ejecutó un impago al FMI y dejó de hacer caso a las obligaciones ideológicas de recortes y déficit. Relajó su déficit de gasto público y enseguida elevó su tasa de crecimiento.


Joseph Stiglitz, nobel de economía:

"Después del default, Argentina empezó a crecer a una tasa del 8% anual, la segunda más alta en el mundo después de China".

"Estuve en Argentina y vi el éxito que tuvo, y lo que hizo para los estándares de vida".

"La experiencia argentina prueba que hay vida después de una restructuración de deuda, y después de dejar un sistema cambiario".

"El euro fue solo parcialmente exitoso por ocho años. Fue un experimento corto, en mi opinión, fracasado, a menos que cambien dramáticamente lo que están haciendo".

G. Maestro Buelga, catedrático Derecho Constitucional UPV-  Globalización y Constitución débil.
G. Betscherman - Globalization, labour markets and public policy, States against Markets.
(*)-D. Plihon- Les enjeux de la globalisation financère.
L. Fajardo- Entrevista a Joseph Stigliz BBC.com
N. Klein- La Doctrina del Shock



martes, 27 de mayo de 2014

Análisis electorales (I): Europa en el alambre


Por Burgos Dijital

Las elecciones europeas han puesto de manifiesto que la estructura socio-política de nuestro continente está cambiando a gran velocidad.  El armazón institucional de la  Unión Europea no sobrevivirá a no ser que se cambie de rumbo de forma drástica.  Los resultados electorales parecen dejar claro que las y los europeos desconfiamos de unas instituciones que fueron creadas con el pretexto de protegernos de la intemperie de la mundialización y ahora parecen trabajar sin rubor para favorecer la precarización generalizada de las condiciones de vida de la ciudadanía europea. 

El principal síntoma de lo que decimos no son sólo los resultados de los votos recibidos por las diferentes candidaturas sino también los niveles escandalosos de abstención que se han dado en todos los países de la Unión.  El parlamento es una institución que no representa a los ciudadanos del continente porque ni siquiera la mitad de la gente con derecho a voto lo ha ejercido. Mientras los partidos conservadores y social-liberales, principales responsables de las políticas de saqueo público reculan en todas partes salvo contadas excepciones, crecen los partidos que vuelven a reclamar una renegociación de la soberanía trasladada a la UE. 

Dos ejemplos se imponen como los paradigmas de movimientos políticos en auge en el continente.   Por un lado los partidos que ven en un repliegue nacional la solución a los problemas.  En este sentido hay que citar  el UKIP que se impone en el Reino Unido pero sobre todo sorprende el auge del Frente Nacional de Marine Le Pen que se impone en Francia con claridad poniendo contra las cuerdas no solo la presidencia de François Hollande sino todo el entramado institucional de la 5ª República.   El Frente Nacional ha construido un discurso en el que se mezcla lo xenófobo con la renacionalización de la política monetaria que le ha hecho imponerse en antiguos feudos de la izquierda tradicional.  

En el  otro lado se encuentra el caso de Siryza que ha ganado las elecciones en Grecia, el país más golpeado por las políticas de saqueo llevadas a cabo por los  mayordomos del mundo financiero.  Syriza al igual que otros ejemplos más cercanos aboga por ver la solución del problema en un cambio radical de política de las instituciones europeas más que en una vuelta las viejas fronteras nacionales.  

Dado que el parlamento y la comisión europeas tienen poderes limitados, y los dos grupos mayoritarios (conservadores y social-liberales) siguen ostentando la mayoría de escaños nada hace  pensar que el terremoto político vaya a tener unas consecuencias inmediatas en el cambio de política homicida llevada a cabo hasta ahora.  A medio plazo, de seguir por la senda política de los últimos años la UE corre el riesgo de desvanecerse.  La institución que levantó en nuestro país enormes expectativas de democracia, desarrollo social, económico y cultural, se muestra hoy como un monstruo informe cuyas directrices nos empujan hacia la pobreza, el abuso de poder, y la inseguridad.   Su supervivencia dependerá de si en los próximos años es capaz de recuperar la credibilidad que han dilapidado las fuerzas del mercado y sus adláteres políticos.  Muy posiblemente la pérdida de importancia de los dos grupos parlamentarios más numerosos favorezca una coalición entre el Partido Socialista Europeo y al Partido Popular.  En el horizonte se atisba el próximo saqueo de soberanía en forma de Tratado de Comercio entre EEUU y Europa.  El rapto de Europa está consumado y cuesta pensar que la actual composición del Parlemento Europeo sea capaz de rescatarla.