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Mostrando entradas con la etiqueta Villalar de los Comuneros. Mostrar todas las entradas
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miércoles, 30 de abril de 2014

La campa de Villalar

Por Víctor Atobas

La campa de Villalar es un espectro de luz. Quiero marcharme de esta carpa y acompañarme en la música; no en el guitarreo, sino en el punto exacto en que la canción se rompa, cuando las ondas lleguen al suelo y entronquen con las plantas y los nervios de los pies; entonces empezaré a bailar, a agitarme hasta que no pueda más.

Soles resquebrajados por la noche; rostros marcados y líneas en los ojos y ojos culpabilizados, aquí ha aparecido lo mejor y lo más interesante de la juventud oprimida, cómo se entiende sino que l@s compañeros me hablen de los hierros oxidados, de la vomitiva chatarra familiar y del infierno social del instituto, escoria que Doña Autoridad ha arrojado, maniatando sus movimientos y sometiendo sus ansias de Libertad, haciéndoles culpables hasta de respirar; l@s compañer@s continúan manteniendo su lucha, a pesar de las penas de prisión y los montajes policiales, la criminalización y las torturas; y no sólo resultan de lo más interesante sino que, además, constituyen la representación de la juventud oprimida.

Gilles Deleuze decía que “la minoría”, la aparente minoría de jóvenes que, en el caso que nos ocupa, es presa de la autoridad, familiar y escolar, la opresión económica de un trabajo precario, además de la represión política e ideológica, contiene factores exportables a “la mayoría”  - de la juventud-, con la diferencia de que l@s compañer@s luchan habiendo tomado conciencia del problema.

La carpa ha sido rodeada por pancartas solidarias con los compañeros encarcelados por luchar; banderas, pendones castellanos, octavillas, material que espera a los debates y las charlas de mañana, centradas en las protestas de Gamonal y las nuevas formas de represión.

Comienza el reggae. La excitación es elevada por el tropel rítmico, dibujado como olas espasmódicas y el fluir de los movimientos esquizoides, aun ordenado como la única compañía, la verdad unívoca de esta noche; que la música nos regala un espacio para escurrirnos en libertad. Los ritmos verdes son de subida, in crescendo hacia las nubes blancas y los pájaros azules que gorgotean en las gargantas de l@s jóvenes, en el fuego del baile.


Como quien no quiere la cosa, me acerco a charlar con la compañera. Es preciosa, pero tiene los ojos tristes.  

miércoles, 23 de abril de 2014

Villalar 2014



Imagen de una de las manifestaciones contra el bulevar de Gamonal y la corrupción en Burgos

 "Comunes el son y el viento
común ha de ser la tierra
que vuelva común al pueblo
lo que del pueblo saliera"


Luis López Álvarez

miércoles, 24 de abril de 2013

La fiesta de Villalar de los Comuneros medicina contra la agonía

Por Burgos Dijital

Casi quinientos años después la gente sigue acudiendo a Villalar, la misma fiesta para celebrar cosas diferentes.  Para unos, la fiesta nacional de Castilla para otros un homenaje a los que nos preceden en la lucha.  Ése y no otro es el éxito de una fiesta que ha tenido tantos enemigos.  La heterodoxia de la tierra compuesta por  castellanistas, comunistas, anarquistas y demás gentes de izquierda, toman por un día el protagonismo de una tierra que tiene una absurda y longeva afición al suicidio político.  Villalar representa para muchos/as la vida, la juventud, el futuro, la alegría de esta tierra.  Es un día y una cita en donde siempre hay superávit de sonrisas, besos, abrazos, encuentros, tertulias, bailes.  Munición de gran calibre contra el invierno de los y las inmorales.

La víspera de la fiesta nos dejó una de las peores noticias que se podían recibir.  Este año somos 30.000 vecinos menos.  El INE daba una patada a toda la propaganda institucional de la Junta diciendo que Castilla y León era la comunidad autónoma que más población había perdido en términos absolutos y relativos. ¡Bravo Herrera! Volvemos a encabezar estadísticas después de que la Junta batiera todos los récords  en subvenciones a aerolíneas.  

Casi quinientos años después en las tierras del Duero vive la misma población que entonces. Quinientos años después seguimos escuchando recetas e imposiciones con acentos teutones   de los nuevos Fugger, y de sus legiones de colaboradores vendepatrias como Guindos, Marianos, Zapateros, Rubalcabas, Herreras o Lacalles.


Padilla " la brava maldonada"

martes, 24 de abril de 2012

Villalar ¿Dónde estuviste ayer que traes las botas tan sucias?


No voy a hacer mención, mucho menos metáforas, sobre las condiciones climatológicas que vivimos ayer en Villalar, vamos pues a lo que importa: Villalar emociona, a mí me emocionó y no soy de lágrima fácil. Serán las dulzainas con su serranita serranita o la revelación de que otra Castilla es posible. Será que hacía años que no iba. Será que como decía Ángel González: “la historia es como la morcilla de mi tierra, se hace con sangre y se repite”.

Dicen que Villalar está politizado ¡Menos mal! Porque son malas fechas para que el pueblo llano vaya a cualquier sitio a comer, a beber y a felicitarse por lo bien que lo está pasando. Ahora bien ¿Politizado por quién? Por suerte, aunque no se haga mención a ello en la prensa (a la que sólo parece importar si en el manifiesto ponía x pero al final leyeron z), Villalar no es de los políticos, porque los políticos no cantan, no bailan, no ríen, no comparten (no olvidemos que la alegría es subversiva).

No poseo el don de la ubicuidad así que hablo de lo que yo vi y oí: a personas que aplauden y se emocionan ante gestos y reivindicaciones absolutamente ajenos al bienquedar y al discurso institucional previamente pactado: fácil, vacuo, inútil, falso.

Se preguntaba Machado: Castilla ¿Espera, duerme o sueña? Por una vez, voy a contravenir al poeta. Castilla, la Castilla que yo vi ayer, ni espera, ni duerme, ni sueña: Castilla, nuestra Castilla, grita y exige desde la alegría y la memoria, Libertad y Dignidad.

Fernán Caballero

domingo, 22 de abril de 2012

Villalar de los Comuneros. Canto de esperanza para la resistencia



Imágenes de archivo
"El canto de esperanza" de Luis López Álvarez, está más de actualidad que nunca.  Mañana sus sones y sus versos volverán a escucharse en la campa de Villalar de los Comuneros, convertida en símbolo de la rebeldía contra la tiranía y la opresión.  Nos recordará en estos momentos de zozobra para muchas personas que cualquier tiempo pasado no fue mejor, y nos seguirá llamando a la resistencia en esta Castilla eternamente moribunda y en todo el mundo.

Se escuchará que:
"Común es el sol y el viento
común a de ser la tierra
que vuelva común al pueblo
lo que del pueblo saliera"

Los argentinos parecen haberlo entendido y nos muestran el camino.  Mientras ellos recuperan parte de su soberanía y la ponen bajo el control del pueblo los ministros de España trabajan sin rubor a las órdenes de los grandes accionistas de Repsol, y lo que es más grave   siguen expoliando los derechos de una clase trabajadora empobrecida.  Ya no sólo es la tierra, sino el derecho a una educación y sanidad común digna y justa lo que están enajenando. 

"Desde entonces ya Castilla 
no se ha vuelto a levantar
Simpre añorando una Junta
o esperando a un capitán
En manos de rey bastardo 
o de regente falaz"

En manos de un regente falaz, sin legitimidad, porque la mentira no legitima a nadie.  Un regente y un rey parásitos que trabajan para otros mientras nos chupan la sangre.  Que prefieren las adulaciones en alemán, como Carlos V, mientras nos aplican medicina griega extremely aggressive.  Sólo la rebeldía nos quitará el sentimiento de nostalgia y melancolía. 


"Quién sabe si las cigüeñas
Han de volver por San Blas
Si las heladas de marzo
Los brotes se han de llevar
Si las llamas comuneras
Otra vez crepitarán
Cuánto más vieja la yesca 
Más fácil se prenderá
Si los pinares ardieron
Aún nos queda el encinar"


Esta es la parte clave del canto, es donde el lamento se convierte en esperanza, en donde se reconoce la batalla perdida, pero no  la guerraA pesar de los reveses, a pesar de la incertidumbre seguimos en pie, seguimos resistiendo y la yesca arderá.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Villalar, una fiesta rebelde

La de los Comuneros siempre me ha parecido una fiesta deliciosamente extraña.  Un soplo de frescura en la que pasa por ser la tierra de la quintaesencia del patrioterismo hispano y del conservadurismo más casposo.  Otras tierras celebran fiestas institucionalizadas hechas a la medida de los políticos que las organizan, con cocktails, canapés, caterings y demás.  A pesar de los múltiples intentos  del PP por cargarse el evento, la fiesta de Villalar sigue conservando un marcado carácter popular, juvenil, y reivindicativo en la agostada, obediente y a veces senil Castilla.

He tratado de comprender el porqué de esta paradoja, y no encuentro una respuesta clara.  Me inclino a pensar que en aquello que se conoce como transición, la apolillada derecha meseteña se dejó meter un gol por la escuadra.  Nostálgica de la España con perfume a naftalina, y desdeñosa con toda idea ajena al nacionalismo franquista se ocupaba en observar con ojos de comadre lo que hacían los vecinos.  Lo de las autonomías les pilló en fuera de juego y se vio viviendo en una casa sin amueblar a la que alguien le coló una alfombra de colores que no pega con el tono monócromo del resto de la decoración.  Desde entonces esa derecha trata de deshacerse de esa alfombra, a la que siguen sin acostumbrarse.

Los intentos han sido de variada índole.  José María Aznar y sus mayordomos Jesús Posadas y Juan José Lucas trataron de cargarse la fiesta de los Comuneros organizando alternativamente en las capitales de Castilla y León unos ágapes para ellos y sus amigos.  También era invitada la prensa que, en agradecimiento, se ocupaba de desacreditar a las miles de personas que se daban cita en Villalar de los Comuneros.  No pudieron con ella.

La estrategia cambió con la llegada de Juan Vicente Herrera quien abandonó el furor exterminador de sus predecesores por una táctica más sutil:  la reconquista de la campa, la re-invención y re-institucionalización de la fiesta.  A tal efecto se creó la fundación Villalar, cuya única misión, aparte de dar de comer a algún glosador obediente, es asegurar una camuflada presencia del PP en Villalar.  Herrera pretende crear del 23 de abril una romería y que la fiesta de los Comuneros pierda su toque rebelde.

A pesar de este cambio siguen existiendo sectores a los que la fiesta no les gusta ni mucho ni poco.  Ahí tenemos al provincianismo burgalés o a los comerciantes que quieren hacer trabajar a los empleados este día.  Hasta ahora no se han manifestado en este sentido con otras fiestas como el 12 de octubre o la inmaculada.  Pero este año se merecen una mención aparte las declaraciones de Donaciano Dujo, presidente de ASAJA en Castilla y León quien dice no sentirse identificado con la fiesta de los Comuneros porque  para ellos la fiesta de, "los agricultores y ganaderos, y del medio rural es el día de San Isidro".  Sin comentarios.

Para mí, la fiesta de Villalar es un día para disfrutar con mis amigas y amigos de Burgos, y encontrarme con otros de Palencia, Zamora, Valladolid, Zaragoza o Tindouf.   Un día para hablar, comer, beber, reir,  o escuchar un concierto con mi gente.   El 23 de abril es además una oportunidad para recordar a todos y todas las rebeldes de esta tierra, porque los ha habido, aunque el poder las quiera olvidar y para, simbólicamente, tomar su relevo y seguir gritando que otro Burgos, otra Castilla  y otro mundo son posibles.

                                                                                                                Khristine de Islandia