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domingo, 27 de septiembre de 2015

Arte y poder: El precio de estar en la cima

Obras de Henry Moore estuvieron varios días envueltas en logos bancarios en lo que realmente es una demostración de poder




Por Marcos Mesa

Nunca se supo, hasta que quedó inmortalizado en la gran película “El Padrino” de Francis Ford Coppola, qué papel tuvo la mafia italoamercicana en la carrera de destacados músicos o artistas. 
En la película, un cantante llamado Paul Fontaine aspira a hacerse con el papel protagonista de una película de cine, un musical. 
Solo les bastaron unos días de “argumentos convincentes” (y alguna cabeza de caballo cercenada) para convencer al inamovible productor para que diese ese papel protagonista al cantante. 
Todo el mundo sabía que ese músico en realidad era Frank Sinatra, cantante-actor que se hizo con el papel de “De aquí a la Eternidad” y más tarde con el respectivo Óscar de Hollywood por una actuación que no era tal pues solo tuvo que ser él mismo en todo el largometraje.

Años más tarde el director David Lynch plasmaría esa siniestra mano negra Hollywoodiense en su estrafalaria Mulholland Drive donde también nos contaría cómo han sido colocadas “a dedo” las actrices protagonistas en las películas de la mano de los que ostentan el poder económico (y no me refiero a Pablo Iglesias). 
Ya se sabe que quien ostenta un poder económico y decide o impone, en la mayoría de casos es gracias a actividades económicas delictivas o criminales bajo amparo legal (no estamos hablando de un ático ilegal, sino de algo más). 

La imposición y el silencio son los engranajes de un sistema vertical de unos pocos que en realidad viven para el control de la sociedad. 
A falta de la aplicación de los códigos de buenas prácticas que asociaciones artísticas han elaborado durante años se utiliza el farandulismo. Te llamo por teléfono o hablas personalmente conmigo saltándote el diálogo normalizado con los grupos de trabajo o con las instituciones. 

El arte es política con mayúsculas, como lo es también el fútbol y como últimamente gracias a los cambios de camisetas rojo-morado parece ser que es fútbol la política de izquierdas.

Qué decir también de los festivales artísticos solidarios, caritativos por guerras o terremotos en lugares remotos, esos festivales patrocinados por bancos que en realidad trafican con armamento y luego patrocinan de cara al público estas actividades para limpiar las conciencias de los pobres ciudadanos occidentales ante la impotencia de ver cómo su calidad de vida depende o está en relación directa con el sufrimiento de otros pueblos en el exterior (a los que nuestros gobiernos llevan la guerra o saquean sus recursos a precio de extorsión).

¿Sabían ustedes que Coca Cola posee en su capital geográfica, Atlanta, una de las mayores salas de conciertos de Estados Unidos y del mundo? ¿Qué harían ustedes si siendo músicos se les invitara a tocar en festival de tales características? ¿Cómo explicarían a los trabajadores de Coca Cola Fuenlabrada que gracias a su deterioro laboral y extorsión sufrida por la empresa ustedes han podido realizar el concierto de su vida en la mejor sala de Norteamérica? 

Eso si ya no tenemos en cuenta a los sindicalistas que Coca Cola ha mandado convencer con métodos más coercitivos (por no decir algo peor) en América del Sur.

Dibujo de la escultura del aeropuerto de Castellón
encargada por el imputado y condenado Carlos Fabra

¿Es que el arte no se puede financiar sin esclavismo y sufrimiento? ¿Cuál es el papel que deben tener los artistas frente a este tipo de hipocresías en los países occidentales? Pues hombre, podemos hacer como lo que hacen los políticos, me meto en un despacho y como no veo las consecuencias de lo que estoy manejando pues no pasa nada, o bien podemos ser consecuentes con lo que estas personas organizadas hacen en el mundo y rehusar éticamente a participar en despropósitos y parches, fotografías para el diario con políticos corruptos, exposiciones programadas con alcaldes y presidentes de dudosa credibilidad, fanfarrias e himnos varios, asignaciones de territorios porque yo lo valgo, homenajes al orden establecido, que no atienden la raíz de los problemas y tan solo sirven para anestesiarnos cada vez más, función asignada a la gran mayoría del arte en nuestros días.




"Tenía que ganarme la vida", se dirá uno para siempre.
Como dijo el artista (utilizado por los poderosos a cambio de dinero y vanguardia abstracta impuesta a golpe de "decreto" en detrimento de otras corrientes) Antoni Tápies meses antes de dejar este mundo en una entrevista: "Solo aspiro a que mi trabajo sea útil". 
Una más que desdichada reflexión para un artista que siempre se las había dado de filosófico cabalgando por la profundidad de la existencia (con infinidad de obras en la moncloa). Su frase póstuma lo dice todo. 

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jueves, 16 de julio de 2015

Agustín García Calvo

Por Juan Vallejo

Hace unos días, en la última página de El País, en una columna firmada por Félix de Azúa, (recientemente elegido Académico de la Española, sillón "H", el que ocupó Martín de Riquer) hablaba de una de las personas más inteligentes que había conocido en su vida. 

Se refería a Agustín García Calvo, el poeta, el filósofo; dramaturgo, ensayista y sobre todo gramático y pensador nacido en Zamora en 1926, ciudad en donde falleció el 1 de noviembre de 2012.  No puedo estar más de acuerdo con estas palabras de Azúa, cuya inteligencia no le va a la zaga al sabio García Calvo -no en vano fue discípulo suyo, como lo fueran toda una pléyade de filósofos y ensayistas como Fernando Savater, el cual salió trasquilado de la amistad del catedrático de latín de la Complutense de Madrid-. 



Viene esto a cuento de mi amistad con este hombre que fue premio nacional de ensayo, de literatura dramática y premio al conjunto de toda una obra entre docenas de premios que le situaron, sitúan, entre uno de los hombres más sabios del XX-XXI.  Y digo esto, con la benevolencia de ustedes que soportan mis colaboraciones en este medio, por referirme a mí mismo en esta historia que paso a contarles.



Por los años noventa, Diario 16 Burgos (del cual fui miembro del Consejo editorial, dirigido por el inolvidable José Luis Estrada, cuyas cenizas descansan a orillas del lago de Sanabria, su tierra), periódico en el que colaboré desde mi residencia habitual en Madrid, vía fax entonces, tuvo la osadía de crear un suplemento cultural llamado El Dorado de Castilla, cuyo alma mater fue la redactora Jefe del diario, Esther Bajo, compañera del director y magnífica periodista, ahora residente en León donde fueron "autoexiliados" a la Crónica de León, una vez fracasadas las andanzas del Diario XXI, y otros periódicos que dieron en desembocar en el Correo de Burgos, actualmente en vigor.  En este medio hay algún periodista que trabajó en el desaparecido Diario 16 Burgos; el director actual, por ejemplo.   El semanario cultural, Dorado de Castilla, salió setenta semanas. Les remito a una edición recopilatorio de dicho suplemento, realizada por Carlos de la Sierra y Fernando Barriuso en 2013 con CD incluido. En este medio publiqué algunas vivencias con amigos del alma como Maese Calvo y Agustín García Calvo entre otros.



En 1993, Hacienda le pidió a Agustín García Calvo 10.800.000 pesetas. Impuestos de una herencia entre la que se encontraba su casona de la rúa de los Notarios 13, donde vivía y tenía su editorial, Lucina, cuyo logotipo es una mariquita.  Esta cantidad desorbitada, le pilló a Agustín sin un duro, cosa habitual en él. Ácrata, epicúreo y revolucionario, no se le ocurrió otra cosa que poner sendos anuncios en los periódicos nacionales, el País, Diario 16, pidiendo ayuda.  Esto originó un sinfín de controversias. Lo cierto es que al autor del Sermón del Ser y no Ser, le llegó algo menos de la mitad, fruto de los donativos, de lo que la Hacienda pública le pedía. Le ofrecieron colaborar en muchos medios para paliar el impuesto, lo cual aceptó. De aquellos artículos fascinantes, guardo buena memoria.



Mi admiración profunda hacia el autor de La baraja del rey don Pedro, venía desde el destierro fuera de España que Franco ordenó a tres profesores: Enrique Tierno Galván, José Luis Aranguren, que fue luego director de Cuadernos para el diálogo, y Agustín García Calvo, prolijo colaborador de la revista de Occidente fundada por don José Ortega y Gasset. De mis asistencias al Ateneo Republicano de Madrid en el cual, el autor de tantas canciones y soliloquios, nos deleitaba con sus geniales y profundas conferencias. Decidí colaborar con la multa y el impuesto que Hacienda le había cargado a Agustín. Le envié seis lienzos de mediano formato para que los hiciera dinero en cualquier subasta o galería. Evidentemente, García Calvo no me conocía de nada. Esto fue en 1993. Pasaron un par de años y el Ayuntamiento socialista de Zamora patrocinó una retrospectiva de mi obra. Abril-mayo de 1995.  La obra se colgó en un marco incomparable, los claustros del Colegio Universitario: un antiguo monasterio de dos claustros superpuestos, cuyos cuadriláteros estaban potentemente iluminados por la luz cenital que invadía, a través de las galerías, sus paredes. En su tiempo fue Cuartel de la Guardia Civil, cárcel, etc (es curiosa esta metamorfosis de los monasterios devenidos a espacios expositivos del arte. 
Recuerdo a Maese Calvo en mis exposiciones de los claustros del monasterio de san Juan en Burgos, las cuales visitaba con frecuencia, cuando me contaba su prisión en el mismo, cómo allí le atrapó un reúma que le combó la espalda hasta su muerte. Otro republicano burgalés que salvó la cabeza de milagro. 

Algún día contaré esta historia, ésta y las confidencias de Modesto Ciruelos que me animaba a buscar cielos más propicios que el de la Caput Castellae ).  Ubicado en la rúa de los Notarios, en el número 1, este espacio expositivo de Zamora, era visitado forzosamente y también recorrido por los alumnos que accedían a las aulas, lo que dotaba a la exposición de una singular alegría por la juventud y ocurrencias de los chavales ante las obras que expuse. 


Y allí apareció Agustín. Sin dar ruido. Con su atuendo particularísimo. Tres camisas llevaba el poeta superpuestas, de colores malva, violeta y morado. Inspirador de Podemos, sin duda. Sus patillas en forma de hacha enmarcaban un rostro poderoso, coronado por una cabellera canosa, abundante, por donde Einstein parece que enredara el talento del autor de las versiones rítmicas de las canciones de Georges Brassens, de la versión rítmica de la Iliada, su libro de cabecera; del Sueño de la noche de verano, de Macbeth, etc. Allí nació una amistad que duró hasta su muerte. 


Agustín no me agradeció el envío. No recibí carta alguna. Pero lo iba a hacer de una forma muy especial. Me pidió que le acompañara a su casa estudio después de recorrer detenidamente la obra.  Una casona inmensa con escenario donde recitaban sus obras Agustín y sus amigos pues, para él, la poesía debía ser recitada, decida, hablada, Sonora, con ritmo, golpeando el estrado si cabe, "palabras que no se sabe de dónde vienen ni a dónde van". Por allí solía ir Amancio Prada y Chicho Sánchez Ferlosio a poner música a las canciones que escribía García Calvo. Una vez llegados a su casa, me presentó a uno de sus hijos, el cual nos preparó un café y unas pastas caseras, Agustín me llevó a conocer dónde escribía. Una habitación con una ventana que daba a la estación del ferrocarril, en la parte trasera de la casona. En esta sala no había más que una mesa con una silla en el centro, sin libro alguno. Todo de una sobriedad increíble. Unos lápices y sus plumas de tinta violeta posaban junto a unos papeles la mesa. Un asiento castellano de tres plazas y poco más. El dormitorio del genio, estaba aledaño a este estudio. Tenía un baldaquino y un fresco en el techo pintado con un tema romántico, del que me pidió opinión. Pero el asombro me lo causaron los cuadros míos que estaban colgados en las paredes de la escalera que accedía a la parte superior de la casa.  Mira, dijo Agustín. ¿Conoces estos cuadros? Me quedé estupefacto al observar cómo Agustín había preferido conservar la obra de un pintor que desconocía, al cual ahora había tenido la oportunidad de saludar.




A partir de ahí nuestra conversación derivó por los territorios de la Comuna antinacionalista que fundó en Zamora y de otras historias que sería prolijo enumerar. Pero lo que nunca olvidaré es el momento en el que me trajo su versión de la Ilíada que conocía de memoria. Una edición bellísima que me dedicó con una de sus tintas violetas: ahora me parecen grafías propicias para caminar por la epopeya, por los mitos y los dioses que jugaban con Agustín a esto de desnudar las palabras.  Esta dedicatoria que aquí reproduzco, es una de las joyas más hermosas que tengo en mi biblioteca. Está reproducida en el libro, Vallejo en Burgos, en el apartado de la Mitología, catálogo de la Antológica que el ayuntamiento de Burgos de la era Olivares, patrocinó.  En el 2013, en la sala FEC de Burgos, en una monográfica: Misticismo abstracto, colgué un cuadro-homenaje a Agustín. Hacía seis meses que había fallecido, era un lienzo, un óleo, una Ilíada de gran formato; casi tres metros de alto, con esta dedicatoria como título.



Tengo en mis manos el Sermón del Ser y no Ser de Agustín. Una edición de 1995, que leo con frecuencia y de cuyos versos finales ( son 2016 ), me voy a servir para concluir este artículo, no sin antes decirles que este inmenso poeta dio voz a un sentir anónimo, popular, que rechaza los manejos del poder.

"Bendito aquel que venga con la mano en alto
y borre las cenizas de la muerte, un día
que la red de oro de par en par se abre al aire
Y se pierden los murciélagos por el hondo cielo"


domingo, 28 de julio de 2013

Arte y poder

Por Burgos Dijital

"Si la gente pudiese elegir qué arte quiere en una plaza pública elegirían muñecos de Walt Disney, la estética no es democrática". Con estas palabras el gran artista de la élite norteamericana Richard Serra defendió su posición como el gran escultor vivo y único grande en activo en el siglo XXI (según la crítica). 

En una gran obra audiovisual comprada por el museo neoyorquino y llamada "Cremaster" de Mathew Barney, el mismo Richard Serra interpreta su propio papel de artista trabajando en lo más alto del podio norteamericano de la filantropía. En este vídeo arte se narran las peripecias de un joven artista que tiene que escalar hasta lo más alto del mundo artístico pasando por las diferentes etapas. Es al final, cuando encuentra los símbolos masónicos ocultos en una caja, cuando consigue alzarse como el gran artista de la élite e incorporarse a lo alto de la pirámide junto al gran Serra.  El poder bendice y convierte al artista en tal. Así es en esta sociedad capitalista y liberal, pero eso es precisamente lo que se olvidan de enseñarnos  en la Universidad de Bellas Artes.

Cuando EEUU decidió en plena guerra fría contrarrestar el arte pictórico de la URSS, un arte realista que representaba gente trabajadora, la CIA impulsó el arte individualista del expresionismo abstracto, donde lo más importante era la sensación y expresividad del autor, la individualidad del artista-genio. Por aquellos años hasta Franco quiso colaborar con el imperio ideológico anglosajón e hizo una llamada a artistas de la abstracción españoles para que participaran en las grandes ferias del arte occidental aliado. Cual palomas en busca de miguitas acudieron a la llamada del Dictador artistas como Tàpies "el genio del informalismo de la burguesía catalana" o Chillida. Muchos de ellos ya en democracia renegarían de la españolidad y se cobijarían en otros árboles de sombra más fresca y nacionalista, e incluso ocultarían alguna de esas obras franquistas en lo más profundo de su fundación privada. 
Con el tiempo EEUU acabaría traicionando a todos sus artistas abstractos para crear su último monstruo, el Arte POP, por fin un gran arte que representaría a la perfección los métodos industriales, la reproductibilidad técnica y, por qué no, el capitalismo en sí. Ese artista abstracto que hasta entonces sólo se había conformado con orinar en sus cuadros se convirtió en el nuevo Frankenstein norteamericano: Andy Warhol.  El nuevo artista-genio elegido, traicionaría a todos sus compañeros, De Kooning, Pollock, Rothko, etc... para comenzar realizando banales obras de envases de tomate y cajas de detergente.

El arte contemporáneo llegaría  después con el pretexto de eliminar la injusta figura del artista- genio elegido por Dios, para desembocar en un arte racional, conceptual y sin alma al cual todos los licenciados y diseñadores fuesen los llamados. Pero lejos de la democratización soñada, porque todos sabemos que la democratización no es negocio en el capitalismo, los nuevos frankenstein del arte occidental anglosajón, se preocuparían por realizar razonamientos y disquisiciones en lugar de obras de arte. 

Nos hallamos ahora pues en una infinita charca donde coexisten muchas obras artísticas mediocres y algunas otras brillantes y donde nadie puede justificar qué obra de arte es la valiosa y cuál no. En Españistán el nuevo mecenas del mundo del arte era la caja de ahorros por un lado (ya fallecida), y el político o poderoso por otro. Respetables políticos tienen la extraña rutina de acercarse y juntarse a los artistas, para seguir dando, al igual que Franco, miguitas a su rebaño y aparentar preocupación por la cultura. Ya en Castilla y León es una tradición muy arraigada.

Ahora que la cultura es un lujo caro que no nos podemos permitir (palabras de Esperanza Aguirre cuando disolvió la consejería de cultura), a excepción de los toros, no sé si seguiremos viendo a esos grandes artistas que coquetean con los poderosos o los "Mendezidos por Dios" . Uno quiere pensar que no, pero cuando abre el periódico y se encuentra una foto del gran pintor (más conocido por sus borracheras que por su obra)  junto al presidente de la Junta en una galería de Madrid (dos completos desconocidos en tal urbe), a veces se le pasan cosas por la cabeza y se dice a sí mismo: "¿y si te pagasen por hacer monstruosidades como la escultura del aeropuerto de Castellón? esa maravillosa escultura titánica del aeropuerto que dicen representa un colosal alcalde todopoderoso... ¿qué concepto tendrías de ti mismo?" Entonces,  piensa en Santiago Sierra, Jacques Tardi, o el dibujante Jan, y suspira tranquilo. 

A modo de postdata: El escultor mítico del Guggenheim NY jamás podrá dejar de preguntarse cómo una de sus obras de 38 toneladas de acero quedó en paradero desconocido en un país como Españistán. La empresa española MACARRÓN S.A., con deudas hasta el cuello y quiebra inminente, no pudo hacerse cargo de la custodia de la obra de arte... Bienvenido a España, señor Serra.