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domingo, 20 de mayo de 2012

Debilidades y servidumbres de Javier Lacalle

Cuadro "Las viejas" de Goya.
Javier Lacalle no sólo es un mal alcalde, tampoco es un buen candidato.  A pesar de haber ganado las últimas elecciones municipales, el resultado levantó ciertas dudas sobre la idoneidad del actual alcalde como candidato del PP.  Después de haberse gastado el dinero de todos en obras e inauguraciones para mayor gloria suya, y con el viento soplando con fuerza en la popa del PP en todo el estado, el equipo de Lacalle perdió casi 4.000 votos con respecto a la lista encabezada por Aparicio.  Es vox populi que el actual alcalde no levanta pasiones ni entre sus dóciles huestes.

Tres años en política son una eternidad,  pero nada hace pensar que la difícil situación por la que atraviesa la ciudad vaya a mejorar. Con un ayuntamiento intervenido, endeudado hasta las cejas y con muestras evidentes de incompetencia, Lacalle apenas tiene margen de maniobra.  No habrá mucho que inaugurar, ni dinero público que repartir entre el conglomerado de empresarios afines, algunas redes clientelares a buen seguro ya se están disolviendo, y el PP sufrirá en todas las instituciones la desastrosa política de austeridad. Si con el viento a favor todo lo que pudo hacer Lacalle fue perder votos ¿Qué no ocurrirá con circunstancias tan adversas? Lacalle va camino de convertirse en un estorbo para su propio partido. 

Con las manos atadas por el corsé de la falta de crédito, y dejando de lado la incapacidad de la oposición, la única alternativa  que le queda a Lacalle es la política de la imagen y la comunicación. Eso que algunos analistas políticos llaman hacer pedagogía. En otras palabras, tratar de controlar la información para justificar el desastre. En esas anda nuestro alcalde, aunque no le va a resultar sencillo. Para empezar porque el primer edil es un quebradero de cabeza para cualquier asesor de imagen. A diferencia de Aparicio, Lacalle no es capaz de parecer cercano ni siquiera entre sus correligionarios, y eso es muy importante cuando quieres convencer de que te voten a una ciudadanía que sufre en parte gracias a ti.

Es el contexto de la política de imagen y comunicación en el que se puede comprender que una de las únicas partidas que aumentan de presupuesto a parte de la de retribuciones a concejales sea la de publicidad. De esta forma seguimos recibiendo mensualmente en nuestras viviendas ese álbum de fotos del alcalde que se llama Plaza Mayor. De igual modo, gracias a la partida de publicidad se subvenciona, controla, y asegura la fidelidad de algunos medios de comunicación en dificultades  o moribundos. En este sentido  no hace mucho DRY Burgos denunció que la desaparición de su programa de radio se debió precisamente a presiones del ayuntamiento. 

Si nuestra hipótesis es acertada, de la debilidad de Lacalle y su necesidad vital de una buena política de imagen y comunicación se beneficia el gran patrón de la ciudad y dueño por ahora de la opinión publicada: Miguel Méndez Pozo. Para su suerte y nuestra desgracia el alcalde de todos  los burgaleses no pasa de ser su mayordomo. Si los desaguisados  que han cometido Lacalle y compañía, como el del caso Espolón, los hubieran hecho otros, la ciudad estaría prácticamente en llamas. De momento se ha conformado con amagar algún golpe y de jugar como  gato con  ovillo con el alcalde y sus concejales. No parece extraño que en estas circunstancias Méndez Pozo se haya asegurado con no pocas irregularidades el contrato del Bulevar de la Calle Vitoria. Queda por ver si, dada la insignificancia y dependencia a la que han llevado al ayuntamiento las políticas de Aparicio y Lacalle, este le puede resultar útil a alguien. Mientras tanto el tiempo juega en contra del alcalde quien, a falta de oposición, da la sensación de estar cociéndose a fuego lento en su propio jugo.  

Carolina Rueda Tenaz


1 comentario:

  1. Lacalle podrá ser el peor alcalde de la historia si os empeñais, pero con los que tiene en el banco de en frente no hay nada que hacer. Es como enfrentar en un partido de fútbol a un equipo amateur colista de su liga de barrio frente a la selección de los juegos paralímpicos. Por muy malos que sean los primeros...

    Así que o esto, o la mayoría de votantes en Burgos dejan de ratificar al PPSOE.

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