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miércoles, 10 de julio de 2013

Cerró al fin Garoña

El 6 de julio pasado, la central nuclear de Santa María de Garoña, se desconectaba de la red eléctrica, tras una larga parada,y mantener en vilo a la población e inquietando a la prensa local claramente pronuclear.
Al final la presión de los colectivos sociales, sindicatos, partidos políticos , etc...unido a la altísima inversión que deberían realizar, cercana a los 200 millones de euros en remiendos, reformas y seguridad, más la construccion de una torre de refrigeración, como ordena el Consejo de Seguridad Nuclear para continuar con la actividad de producción de energía, más las tasas que imponen desde la Unión Europea, han hecho que tras 42 años, la central nuclear más antigua y achacosa de España cierre.
Atrás han quedado decenas de marchas, manifestaciones y protestas, sanciones y detenciones policiales, que a lo largo de todos estos años se han realizado, insistiendo siempre en  el cierre definitivo, un plan de reactivación económica para la zona y el definitivo impulso al ahorro, la eficiencia, el desarrollo y la expansión  de las energías renovables, tecnologías creadoras de empleo y con menor o  nulo impacto medioambiental.                               
Sería difícil abstraerse de las terribles catástrofes, que a lo largo de las últimas décadas ha ocasionado la energía nuclear de uso civil en distintas partes del planeta y en países donde su control "absoluto" hacía impensable un accidente, tras Harrisburg, llegó del este la de Chernobil y cuando la energía nuclear estaba recuperando credibilidad y confianza, tras  un tsunami  en el país del sol naciente apareció Fukusima, estos días de nuevo en plena actualidad al morir de cáncer el director de esta planta nuclear, derrumbando el mito que desde sectores económicos y políticos se esfuerzan cada día en hacernos creer que la energía nuclear es ilimitada, barata y segura.                                                                                                  
El cierre de Garoña debe poner sobre la mesa el debate reposado sobre el modelo energético que queremos y que estamos dispuestos a pagar, desde el punto de vista socio-ambiental y económico, pues el fin de la actividad nuclear no significa que ya no haya problemas sin resolver, la gestion milenaria en el tiempo de los residuos nucleares y sus consecuencias, encontrándonos con la paradoja que tras unos beneficios económicos absolutamente desproporcionados el conjunto de la sociedad a través de Enresa, ha de pagar la construcción y custodia de un cementerio atómico, en este caso y si la lucha no lo impide en Villar de Cañas, Cuenca, ¿les suena de nuevo esta cantinela?, por eso es necesario que tras el cierre de Garoña, el resto de las 7 centrales que quedan en nuestro país cierren.                                                                                                              
Como quedó claro después de la marcha, Paca, la compañera antinuclear de Extremadura, animó a seguir en la lucha de la razón, la lucidez y el futuro sostenible para todos, donde el siguiente paso sea el cierre de la central nuclear de Almaraz.                                                                                                                   
Por un convenio justo, con el planeta y la sociedad, acabemos con la pesadilla nuclear.  


1 comentario:

  1. A ver si es cierto. El PP mantiene la esperanza. Más vale que fuera pensando en crear un plan alternativo para la comarca

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