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viernes, 3 de agosto de 2012

Las bicicletas no sólo son para el verano



                       

            Al igual que algunas serpientes mudan de piel, así vamos también cambiando de hábitos las personas.  En estos extraños momentos de calma chicha veraniega, con un trasfondo de angustiosa incertidumbre en nuestros modos habituales de vida, provocada por el estupor al constatar los frágiles cimientos que sustentan aún nuestro frágil sistema de bienestar, tomamos decisiones irrelevantes que marcan tendencias.

            La movilidad en nuestros espacios más próximos es una de las características que nos definen y conforman así mismo las urbes en las que nos gusta, o nos toca vivir. Y Burgos sin ser probablemente una abanderada, sí está marcando tendencia en este cambio perceptible que seguramente viene para quedarse. Comprobamos que la utilización del automóvil privado para desplazarse dentro de los límites de la ciudad ha perdido adeptos los últimos años, al menos eso dicen las estadísticas, sorprendentemente también nos informan que no ha aumentado el uso del transporte público, lo que sí es evidente es que los vecinos de Burgos cada vez escogen de forma más frecuente desplazarse en dos ruedas o incluso caminando, a fin de cuentas las distancias en nuestra ciudad no son tan descabelladas.
           
            Efectivamente, la bicicleta ha roto su maleficio y se abre paso con fuerza, no ya como  transporte alternativo, si no como estupenda respuesta a la crisis del sistema de movilidad basada en el automóvil privado. En este sentido hay que reconocer las políticas municipales, que por voluntad o carambola han apostado por medidas favorecedoras: la construcción de una red de acera-bici importante, el servicio Bicibur de alquiler barato de bicicletas, ciertas campañas de difusión, etc. Igualmente es meritoria la actividad de fomento y difusión de la bicicleta llevada a cabo por los integrantes de BURGOS CON BICI, que han apostado con fuerza por este medio de transporte, asesorando o presionando al Ayuntamiento, animando a los ciudadanos e iniciando los pioneros la educación diaria de los conductores, escasamente acostumbrados a compartir el asfalto con vehículos de otras velocidades.

            Ha sido tal el éxito del uso de la bicicleta entre los burgaleses que no pasa desapercibido y  genera nuevas fricciones en su convivencia. El Ayuntamiento, finalmente medroso en sus actitudes, se queda a medio camino en sus políticas de movilidad no atreviéndose a profundizar en modelos alternativos, y dado el tamaño de la ciudad, probablemente mucho más satisfactorios. Por ejemplo la creación de vías específicas para las bicicletas en las aceras ha supuesto reducir el espacio reservado a los peatones, con la apuesta de las aceras-bici, obviamente esto supone competitividad por el mismo espacio entre peatones y los usuarios de la bicicleta, que no deja de ser un vehículo. Así mismo, el Ayuntamiento no ha tenido el valor suficiente para apostar por la domesticación del tráfico urbano, reduciendo y limitando la velocidad máxima en sus calles, apostando por reducir carriles en beneficio, eso sí  de carriles bici reales. Estas carencias y la falta de costumbre de la mayoría de los conductores, presionan a la mayor parte de los neociclistas urbanos a usar para sus desplazamientos las aceras. E igual que los conductores y los peatones, hay ciclistas repetuosos y otros que no lo son tanto. El conflicto por un mismo espacio es cuestión de tiempo, y añadiría una observación que comparto con otras personas. Burgos es una ciudad con una población muy envejecida, que se desplaza con inseguridad por sus aceras y que teme como a un nublado cualquier circunstancia que le pueda hacer caer y romperse la cadera. Las bicicletas por las aceras, y lo imprevisible de su derrota son un elemento de inseguridad insoportable para los ancianos, un hecho bastante comprensible, por otra parte.

            El Concejal de Movilidad, un profesor de autoescuela, Esteban Rebollo, amaga desde hace meses con resolver el problema a golpe de Reglamento. Y no es que no haya que abordar el tema, porque los malos usos de algunos pueden perjudicar a todo un colectivo, y lo que es más importante entorpecer el desarrollo sostenible de la ciudad. No obstante, las propuestas del Concejal, parten del temor, del desconocimiento y de la prohibición. No parece pretender fomentar una movilidad sostenible y respetuosa, si no que la criminaliza, como si todos los ciclistas cruzaran el Espolón una tarde de domingo haciendo un esprín. Se equivoca porque el uso de la bicicleta no es ocioso o deportivo, si no que se ha transformado en un uso mayoritariamente utilitarista que permite aprovechar mejor las distancias y los espacios de la ciudad, convirtiéndola en más habitable y también en una en un modo novedoso y fresco de concebir las relaciones urbanas. De acuerdo con el Concejal en que hay que sancionar a los que hagan un uso temerario trasladándose en su bicicleta, pero para ello ya existe normativa, no es necesario sacarse de la chistera una nueva. De acuerdo también con el señor Rebollo, en que hay que fomentar que los ciclistas salgan de las aceras, pero para compartir la calzada con vehículos a motor, tienen que sentirse seguros, para ello, acaso sea más conveniente el rigor con la velocidad y las distancias que dejan los conductores. Las propuestas del señor Rebollo carecen de ambición, responden coercitivamente, creo que no es capaz de comprender el cambio de mentalidad y de construcción mental de la ciudad que supone el uso de la bici para los desplazamientos urbanos. Se le está escapando la posibilidad de proponer opciones novedosas que cimenten a Burgos como una ciudad pionera en la movilidad de sus ciudadanos.

            Señor Rebollo: deje atrás los anteojos mentales que le impiden imaginar un Burgos distinto, que aprovecha su entramado urbano para facilitar el encuentro y los intercambios entre sus vecinos, parece que la bicicleta puede fomentar la satisfacción de los mismos, y está en sus manos apostar por el cambio, ya iniciado. De todos modos, como le digo, las “las bicicletas no son sólo para el verano”, han venido para quedarse, porque su penetración en los ciudadanos es transversal, usted mismo lo habrá podido comprobar y aquel o aquella que prueban perciben sus ventajas, ande dese cuenta.

 Arcadio Tomás Moro

4 comentarios:

  1. Hablando de bicicletas, este domingo la marcha en bici denominada la re-vuelta del norte llega a burgos reivindicando algo más que el uso de la bici, algo que por otro lado está asumiendo el poder y limitándolo para direccionarlo hacia sus propios criterios como muestra este artículo.

    El domingo 5 a las 20 horas los integrantes ofrecerán una charla en el huerto comunitario de Capiscol sobre el sentido de la marcha.

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  2. La re-vuelta del norte trata de concienciar sobre la necesidad de encontrar puntos de encuentro en la construcción una consciencia nueva.
    Este artículo habla, a mi entender, sobre la relación de coches, peatones y personas en la ciudad.
    Tal vez el domingo nos veamos, aunque no nos reconozcamos.

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  3. Creo que es conveniente recordar para poner en contexto que el concejal de movilidad no salió inicialmente elegido por sufragio, sino que fue fruto de una designación arbitraria adicional a los elegidos que la ley permite hacer a nuestro ayuntamiento, ese que sin embargo dice ahora que le parece de dine reducir concejales. A partir de esto me resulta un poco más fácil de explicar el motivo por el cual este concejal nos destila a los ciudadanos un desprecio indisimulado: él no debe su cargo a los que le votaron.

    Tampoco digamos que el carril bici ha sido una carambola, es algo planificado y construido por alguien al que hay que reconocerle el acierto que esto supone a presente y futuro.

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  4. Gracias por completar la información al Anónimo tercero....

    Arcadio, el autor.

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