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lunes, 12 de octubre de 2015

Celebrando un genocidio

Por Eduardo Nabal y Juan Argelina


Aunque no ha sucedido en todas las ciudades españolas, en la que yo resido ha sido hoy un día de fiesta en toda regla, incluso con más cerraduras de las esperadas, algo que pudiera ser saludable si la efeméride escogida no pudiera ser más triste y de funesto recuerdo. 

Aunque la distancia histórica enfría, estamos o están algunos celebrando la historia de un genocidio.   Recuerdo un lema de un grupo feminista de Salamanca en el célebre año 1992: “No nos gustan los conquistadores”. La hermosa película de Iciar Bollaín “También la lluvia” es un ejemplo de que no existe. La Historia como un todo sino muchas historias y, sobre todo, esa patraña que nos contaron aún cuando Franco y bastante después.   Para cualquier examen en la materia era imprescindible saber qué día Colón “descubrió” América. 


Hoy día esto nos suena ya a leyenda, y también a leyenda cada vez más negra, como la España en la que se enseñaba: una época en la que se utilizaba el “casco viejo” de las ciudades castellanas para contar historias épicas que sonaban a falsete pero costaban una fortuna y les valía un bocadillo a los extras del cartón piedra.  Me encanta que se filmase junto a la catedral de Burgos el asesinato final de “Amantes” de Vicente Aranda pero, como si no hubieran pasado los tiempos de Samuel Broston, se han seguido rodando epopeyas colonialistas y heroicas en distintos lugares de Castilla. De Ridley Scott a Ron Howard pasando por el propio Aranda. 

Algunos directores de cine aprovechan la muralla de Ávila o el Mar de Canarias para ambientar mentiras que persisten desde los tiempos de “Alba de América” o “Raza”, cuyo guión firmaba, con seudónimo, nada menos que Francisco Franco o, en otras latitudes, “Los últimos de Filipinas”.  Aunque parece que la moda de rodar grandes producciones sobre la llegada de “los europeos” a determinados lugares de Latinoamérica está pasando debido a que los datos que salen a la luz son cada vez más sucios, mas cercanos a nuestra realidad presente y menos heroicos. Con una mano evangelizaban y con otra se llevaban el oro de las Américas. 

También la lluvia, diría Bollaín, y en buenas cantidades. Lo cuenta Galeano pero no es el único, también lo cuentan Gioconda Belli, Octavio Paz, Fernando Vallejo o Sayak Valencia, aunque no gusten siempre a los machistas. ¿Pero qué se puede esperar de una ciudad donde se quiere, sin personal ni contenidos, fundar la cátedra “Giménez Rico”, director mediocre donde los haya? Poca cosa nueva. Así el día de la “Raza” o de la Virgen del Pilar o de la fiesta nacional es el día ocupación y el expolio del suelo ya poblado.

No voy a hablar mucho del futuro de la cultura en Burgos para no deprimir a nadie. Pero vamos si es irónico que una familia de banqueros sin escrúpulos se apellide Botín, también lo es que en Burgos se descubran fósiles y más fósiles, como si no tuviéramos bastantes en el Ayuntamiento o la Universidad, cada vez mas sitiada por el fantasma la privatización, el oportunismo, el enchufismo o el intrusismo empresarial.  Algunos te dirán que, como han dicho de Eurovegas, que eso de los dinosaurios crea puestos de trabajo y atrae turismo. Atrae turismo y deja divisas. Una frase del tipo “Que llueva, que es bueno para el campo”. O sea afirmar cosas sin saber lo que hay detrás o sin preguntar a los y las verdaderamente interesados/as en el asunto. Despotismo poco ilustrado.

Deberíamos preguntar a los descendientes de aquellos a los que descubrimos, matamos, robamos, adoctrinamos y expoliamos su verdadera opinión sobre el tema, ellos son la voz más auténtica, sobre esos que con una mano rezaban y la otra apuñalaban.  Pero ellos no pueden ser tan fieros como los nietos de las víctimas del Holocausto nazi y, en ocasiones, están tan amordazados, como nosotros/as en el estado español a la hora de hablar de los crímenes del franquismo o abrir fosas de las que pueden surgir demasiados fantasmas para la derechona que nos gobierna aquí y en todo el estado, con la sonrisa torcida por una inesperada respuesta popular.  Esa derechona que no quiere gente pensante y por eso les facilita o insinúa que estarían mejor escribiendo, pintando, rodando o trabajando en otros lugares del mundo, lejos de Europa.  Por ejemplo en Latinoamérica, a la que seguimos mirando con una mezcla de ignorancia y colonialismo que no tiene porque ser malintencionada pero cuyos resultados suelen ser nefastos. 

Se me ocurren varias universidades del llamado “cono sur” que nos podían dar lecciones no solo de “urbanidad” o de docencia sino también sobre género, cine, sexualidades, estudios culturales… Mientras aquí las cosas peligran en las arcas de la privatización o en el rearme de la derecha moralista y mendaz.   Franco filmó (con seudónimo) el guión de “Raza” pero también hubo otras epopeyas de grandes conquistadores e indígenas ignorantes o adictos a ritos tribales que dejan la brujería en un juego inocente.  Vamos que no tenemos nada que envidiar a la ideología de “Fort Apache” “Lo que el viento se llevó” , “ o “La carga de la brigada ligera” gracias a filmes que van desde “Alba de América” a más recientes dibujos animados sobre la vida y milagros de Cristóbal Colón. 

Para que desde pequeños sepamos quienes son los buenos y los malos. 
Gracias a Fray Bartolomé de las Casas sabemos que la forma de tratar a los entonces llamados “indios” fue bastante deplorable aunque el propio Fray Bartolomé llegara a colaborar con aquello que criticaba o cuestionaba para horror de la Inquisición y los Reyes Católicos, cuyo lugar de nacimiento se siguen disputando algunas ciudades de provincias de Castilla y León, siempre disputándose honores dudosos. Yo no sé mucho de historia, otros deberían hablar, pero solo lo hacen cuando y donde les conviene..

¿Recordáis a aquel perro diseñado por Mariscal para ser la mascota de los Juegos del 92? Vázquez Montalbán, en un requiebro literario digno del mejor surrealista, lo describió como “un animalito sin dentadura, sin esqueleto, ni tan siquiera estatura de perro, ni siquiera es un perro: yo creo que es el alma de un perro atropellado en una autopista de peaje. Tiene el hocico hacia el oeste, cada pata por su lado y unos ojos obligados a la mirada plana por culpa de los neumáticos de un vehicle longe, probablemente holandés o alemán, los camiones más pesados que he visto nunca… 

El perro de Mariscal es el alma de un perro atropellado en una autopista convertida en llufa clavada en el culo de la España del V Centenario y de los Juegos Olímpicos de 1992”.   Estas palabras, escritas en 1988, destacaban la miseria ética de un país encaminado a la ruina del Españistán de Aleix Saló.  Los fastos de aquella conmemoración junto a la borrachera del tan cacareado éxito de la modernización y crecimiento económico de una España sedienta de dinero europeo, condujeron a la resurrección del más amargo de los episodios nacionales de ultramar, el “descubrimiento” y conquista del continente americano, que tanto hizo por construir el mito de la España imperial y que sirvió de base al más castizo de los discursos fascistas del pasado siglo. 

Hubo ya en ese controvertido año de 1992 furibundas críticas a la celebración, todas amortiguadas por el teatro de nuestro supuesto infinito progreso, aunque la huella del tradicional caciquismo no solo estuviese aún fresca, sino que seguía muy vivo bajo apariencias de modernidad democrática. 


El perro de Mariscal, como el de Goya de sus pinturas negras, o como el pobre Excalibur, sacrificado en un entorno de impotencia y realismo sucio, es la imagen de nuestra Historia, un constante atropello en una autopista de peaje, esta vez vacía por la crisis a la que nos han conducido los inductores de esa misma España Imperial, salpicada de crímenes aún sin resolver.   A un lado y otro del océano las víctimas todavía claman encerradas en el fondo de su caja de Pandora particular. ¿Sin esperanza? Está por ver. A Vázquez Montalbán le gustaba la mascota de Mariscal porque le recordaba a todos los perros que se le habían muerto, y le infundía la esperanza de que algún día resucitaran por obra y gracia de la misericordia del dios de los perros.