CRIMEN Y CASTIGO

Me siento como Bill Murray en Lost in Traslation. Pero lo malo es que cuando reacciono me dan ganas de protagonizar una peli de Tarantino.

Hace unas semanas comentaba que a mí antes me encantaban los viernes porque terminaba con todas mis obligaciones laborales y me dedicaba a salir de cañas con mi cuadrilla como si no hubiera mañana. En sentido figurado, por supuesto, era completamente consciente de que existiría un mañana y además, era feliz por ello.

Después comenzaron los Reales Decretos Leyes, uno en nochevieja y 19 en lo que va de año. Y ya no me gustaban los viernes, ni bebía tanto (mira por ese lado, lo mismo han hecho algo bueno…) y es que, el BOE del sábado era para echarse a temblar y se necesitaban todos los sentidos para entender dicha lectura, ¿por qué? Porque había sido redactada sin sentido común, humilde opinión que vierto desde la ignorancia que me otorga mi posición laboral.

    Lo malo es que a todo se acostumbra el ser humano, llega un momento en el que asumes que las reglas del juego ahora son así, te insertan en esa nueva rutina que te fagotiza y te anula.

    Pero no les parece suficiente, al parecer no se conforman con esa cuota de poder y actúan como verdaderos usureros de la democracia. Ya está bien, BASTA. Esta mañana casi me da un shock cuando he escuchado que no iba a convocarse debate sobre el Estado de la Nación. ¿En que momento esto ha dejado de ser una democracia para convertirse en un régimen sultanístico? El Parlamento no elabora ni promulga leyes, esta competencia le ha sido usurpada por el Gobierno so pretexto de extraordinaria y urgente necesidad. Nos quedaba un resquicio de esperanza, el control parlamentario de la actuación gubernamental. Era imprescindible ese debate para que los ciudadanos pudiéramos efectuar nuestro propio control porque el de los medios de comunicación… en fin, ese mejor lo dejamos para otro día.

La decisión está tomada, no habrá debate y punto. ¿Cómo que punto? ¿Qué punto, el final? Ni siquiera es el final, son puntos suspensivos porque obviamente el timón ya se dirige a un rumbo prefijado por unos pocos.

    He hecho tope, me paso al bando de la física cuántica, me bajo de esta realidad espacio-temporal y me voy a vivir a mi realidad virtual “para-lela”, salvo que la de los lelos y las lelas sea justamente de la que me quiero bajar…

Julia Galbán.