La huelga del 14-N en Burgos: Clamor social contra las políticas de recortes.

La huelga general del 14-N ha supuesto un clamor de la ciudadanía de Burgos contra las políticas ultraconservadoras de los últimos cuatro años.  La huelga se ha notado en todos los ámbitos económicos, desde el pequeño comercio, que la apoyó en mayor medida que en anteriores ocasiones hasta la gran industria, que paró totalmente. El apoyo de las y los burgaleses a esta convocatoria de huelga se hizo aún más evidente en la manifestación de la tarde.  Una manifestación histórica en la que más de 40.000 personas abarrotaron por completo las plazas y las calles del centro de la ciudad.

La actividad de los sindicatos comenzó hacia las ocho de la noche de la víspera de la huelga.  Los piquetes informativos acudieron a las entradas de los polígonos industriales, donde la parálisis fue total desde el turno de noche.  Posteriormente se dirigieron al SEMAT, donde los servicios mínimos de limpieza salieron con total normalidad.    

Lo mismo se puede decir del turno de mañana.  La normalidad fue la tónica dominante.  El único lugar donde hubo incidentes reseñables fue en el entorno de la Firestone.  Hacia las cinco y media de la mañana un piquete autónomo levantó una barricada a la altura de las naves de pentasa.  Al parecer se produjo una carga policial cuando dicho piquete pretendía dirigirse hacia otro sitio, momento en el que hubo intercambio de proyectiles por ambas partes.  Quedando el piquete inmovilizado durante más de una hora.  Finalmente salió pacíficamente apoyado por otros trabajadores que llegaron desde las cocheras de los autobuses, sin que se produjeran ni más altercados ni detención alguna.  

Hacia las nueve de la mañana, los piquetes de los polígonos fueron hacia el centro de la ciudad.  Al de Gamonal-Capiscol se le unió  un bicipiquete, que fue, sin duda el más animado de todos.  En las calles de la ciudad todo transcurrió en calma, apenas tensada por encaramientos entre huelguistas y esquiroles.

La huelga paró la ciudad, sin apenas transportes, con poco tráfico y gran parte del comercio cerrado.  Faltaba la confirmación de la manifestación para certificar el éxito de la jornada de huelga.  Vaya si lo hizo.  La manifestación es probablemente la más grande que ha conocido la ciudad.  CCOO y UGT cifran la participación en unas 40.000 personas a las que hay que añadir no menos de 5.000 que siguieron a la convocatoria de CGT y CNT.  Realmente resulta difícil de calcular.  En cualquier caso, se trata de una movilización histórica.  A las siete de la tarde, las y los manifestantes ya ocupaban toda la Plaza del Cid, parte del Puente de San Pablo, y el Paseo del Espolón hasta prácticamente las traseras del ayuntamiento, y sin embargo se veían riadas de personas de todas las edades bajar desde Gamonal a pie para sumarse a la protesta.  Muchos tuvieron que quedarse en los inicios de la Calle Vitoria ante la imposibilidad de entrar en la Plaza del Cid.  La cola de la manifestación tardó dos horas en completar el recorrido.  En ocasiones resultaba muy complicado dar un paso, circunstancia que no alteró el buen humor y la sensación de éxito entre las y los asistentes. 

Los organizadores de la cumbre social finalizaron su recorrido en una Plaza Mayor abarrotada, en donde el artista Juan Vallejo fue el encargado de leer el mensaje.  Los sindicatos CGT y CNT, acompañados de otras organizaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la Asamblea 15-M, o Izquierda Anticapitalistas llenaron la mitad de  la Plaza de la Flora, en donde el histórico militante Ángel Barredo fue el encargado de clausurara la manifestación.

La de ayer, fue una jornada en la que el pueblo de Burgos lanzó un clamor contra las políticas de miseria y sufrimiento aplicadas desde hace cuatro años por los diferentes gobiernos.  Hace un mes, el presidente del gobierno se escudaba en la mayoría silenciosa.  La jornada de huelga ha demostrado que el pueblo, pacíficamente y ejerciendo su derecho a la huelga, no es ni silencioso ni está postrado, y exige el fin radical de unas políticas que cada vez más gente considera inaceptables.