No son ya casualidad las actuaciones policiales relacionadas con la alta conflictividad social cada vez más patente en nuestras calles y en nuestros inviolables domicilios. Actuaciones más propias de una dictadura que afortunadamente muchos no vivimos pero que hemos percibido a través del eco de referencias pretéritas probablemente mantenidas para helarnos el alma como quien le dice a un niño que “el hombre del saco vendrá si se porta mal”.
Durante este año tremendamente regresivo en derechos económicos y civiles hemos asistido de manera paralela a innumerables barbaridades causadas por la temible puesta en marcha de la maquinaria represiva del estado.
Sería una tontería por mi parte recordar las discutibles detenciones, el empleo masivo y rápido de la violencia jaleada desde diversos medios de comunicación, el uso abusivo de la estrategia de la “falsa bandera” para reventar todo tipo de manifestaciones, los atentados permitidos contra el “habeas corpus” y demás derechos del detenido, las injerencias permanentes y automáticas de los principales responsables políticos del Interior sobre el aparato judicial, la ideologización sectaria de los códigos legislativos, o la permisividad de ciertos poderes ante hechos tan graves como la tortura, propios de regímenes criminales. Para todo esto ya tenéis la web.
Sé que sería muy fácil relacionar todos estos hechos con la llegada al Gobierno de manera incontestable del Partido Popular. Sería aún más fácil explicarse esta alarmante situación si atendemos a la sociología e ideología que sustenta este partido proclive al autoritarismo y a la búsqueda constante del mantenimiento del orden establecido por encima de cualquier otra alternativa. Más aún si cabe cuando, no lo neguemos, cualquier partido que acumula el poder político que ahora mismo tiene el PP podría “pasarse de vueltas”. Pero mucho me temo que las primeras reacciones violentas de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del estado se comienzan a comprobar desde los primeros movimientos activistas, allá por 2010, contra los recortes de ZP. Es quizás a partir de ese momento cuando el Ministerio del Interior comienza a tener un mayor peso en la política socioeconómica del país como parte de la estrategia de la defensa de la política neoliberal a modo de “trágala”, y es a partir de ese momento cuando se abre la caja de Pandora y se “tira” de los elementos más duros y agresivos de la policía. Una vez incorporada esa filosofía de trabajo y comportamiento en el aparato policial, ya se irá relegando poco a poco a los blanditos y a los comprensivos…
Si a todo lo anterior se suman los tejemanejes obscuros por parte del gobierno socialista y su particular Rasputín Rubalcaba dentro del Ministerio del Interior y que poco a poco se van descubriendo, tenemos el campo abonado para sembrar la semilla de la miseria moral, la corrupción y el crimen. En cualquier caso es de suponer que para un Ministro como Jorge Fernández Díaz, el actual, todos los hechos de los que son acusados o culpabilizados algunos de los antidisturbios que campan a sus anchas por las calles de los territorios hispánicos no son más que pequeñas ordalías por las que muchos ciudadanos debemos de pasar para conseguir nuestra propia santificación. Al fin y al cabo se apela al sacrificio cuando se habla de recortes, los rezos a la Virgen del Rocío se pueden convertir milagrosamente en multitud de empleos para la cristianísima Fátima, y nuestro máximo hacedor el ínclito Mariano habla de hacer las cosas “como Dios manda”, muy al estilo de los tiempos que corren donde sólo existe un camino, el Camino.
Y es en el Camino donde el Ministro mejor se mueve, entendiendo que “Dios es el gran legislador del Universo” y que lo que pasa ahí en la calle es cosa poco importante, de mortales, crean o no crean en su “Dios legislador”. Pero él como buen miembro de la Prelatura está a lo suyo: ofrecimiento de obras al levantarse; oración de 30 minutos; asistencia a misa; 10 minutos de acción de gracias después de la misa; y a lo largo del día cántico del Trium Puerorum, visita al Santísimo, rezo del rosario, jaculatorias, actos de desagravio, rezo del Acordaos”…; y antes de acostarse lectura de los evangelios, examen de conciencia y tres avemarías… Con todo este cumplido programa diario, más otro tipo de cumplimientos periódicos, como no va a estar convencido de la sagrada misión encomendada, como no va a relativizar lo que ocurre a su alrededor, y sobre todo como no va a entender el ejercicio de la política, dirigido con total pulcritud por sus confesores y sus fraternos compañeros, como un medio providencial para llegar al omega del fin de los tiempos donde Dios cargará con su espada contra todos los enemigos de su dogma.
Imagenes de archivo Huelga 29M 2012
Es indudable que la democracia salta por los aires cuando se comprueba día tras día la utilización de la violencia y la violación de derechos fundamentales por parte de aquellos que deberían de trabajar para resolver nuestros problemas y no para causar más, pero aún más indudable es que la soberanía popular, de la cual emana el poder para decidir los destinos de un colectivo, no puede ser regentada ni detentada por individuos que pertenecen a una organización fanática que tiene entre sus haberes: la coacción psicológica a todos los miembros que quieran dejarla, el control absoluto de todas las acciones y actividades del miembro por parte de sus superiores, la falta de libertad para elegir a su confidente, y una acusada tendencia de pertenencia exclusiva de grupo que imposibilita a todas luces pensar en el bien común.
Lo creáis o no el fundamentalismo católico está detrás, en buena parte, de las contundentes órdenes que reciben los Cuerpos de Seguridad, de la misma manera que las bolas de goma asesinas son vistas por estos carniceros como los cilicios que usan para su penitencia, pero no os preocupéis que ellos seguirán predicando que son los mártires y los perseguidos: la estrategia de la falsa víctima…
ALONSO QUIJANO
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Bueno, al margen de la ideologia autoritaria y reaccionaria del PP, está claro que para aplicar medidas antipopulares el poder siempre cuenta con sofocar la rebeldía.
ResponderEliminarComo antes de 2010 no éramos demasiados los que salíamos a las calles a protestar la represión (que existía ya, desde luego, nunca se fue) pasaba bastante desapercibida. Ahora es más evidente porque sale mucha más gente a rebelarse y por ende para el poder es más necesario aplicar la fuerza.
Pero eso, que antes ya, incluso en esta provinciana ciudad, había gente reprimida. Se ilegalizó una asociación, se apaleaba a gente de cuando en cuando... el que no quiera acordarse de esto tiene un problema.