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viernes, 25 de enero de 2013

Yo apostato

Para todos aquellos que estén interesados e interesadas en salirse de las filas del Señor he de advertirles que no es una tarea fácil. Desde el grupo de apostasía, creado a partir del desencanto que surge por las diferentes prácticas dudosas de una organización que solo apoya a los que tienen más, hemos podido comprobarlo.

Si quieres aspirar a darte de baja de la empresa más longeva de toda la humanidad, (ya que los argumentos para hacerlo son numerosos) la primera barrera que debes saltar es acudir a la parroquia donde fuiste bautizado o bautizada y pedir un certificado de bautismo. Algunas congregaciones nos exigirán un donativo de 5 o 6 euros (por un folio que contenga tus datos), pero no os preocupéis, porque será en el  siguiente paso donde comprenderemos en donde se invierte nuestro dinero.

El grupo de apostasía sugirió realizarlo de forma grupal, ya que estando todos y todas plenamente convencidos y convencidas de una manera personal de nuestra decisión, observamos que de esta forma agilizaríamos los trámites tanto a nosotros como al Arzobispado.

De esta manera, el siguiente paso es visitar el Arzobispado, donde el secretario del Arzobispo deberá darte cita, y tendrás que asistir a ella con dos testigos. Por eso, nosotros nos hemos presentado en la “Casa de la Iglesia”, un lugar barroco, donde está decorado hasta el más minúsculo detalle, y dónde sospecho que nuestro dinero se invirtió en la cera de los suelos.

Allí “nos atendió” el ayudante del Arzobispo, quién nos expuso que es imposible realizar una apostasía conjunta ya que a la Iglesia le interesan las “personas” y no los grupos (otra ironía más, sobre cómo funciona su empresa).

Por este motivo, decidimos pedir cita para ser atendidos en otro momento, y no perder ni nuestro tiempo ni el del hombre de confianza del Arzobispo. Pero este se negó, y nos argumentó que “él necesita estar tranquilo para poder comprobar su agenda”, así nos propuso gestionar la cita por vía telefónica ya que aquello no era una “oficina para apostatar”.

A continuación, y sin salir del Arzobispado, llamamos por teléfono como nos habían sugerido, pero nos colgaron repetidas veces, y nos advirtieron de que la afamada cita debe rogarse por carta. Finalmente, conseguimos entregar una solicitud de apostasía personal, en la que resumíamos nuestros deseos de darnos de baja en la Iglesia. Además el empleado del Arzobispo se comprometió a telefonearnos en menos de un mes. De todos modos, uno de nosotros pudo apostar.

Asimismo, el Canciller Secretario General del Arzobispado nos adjuntó unas "Consideraciones desde el punto de vista canónico" de lo que para ellos equivale nuestra apostasía.

Esperamos, compañeros y compañeras, que si estáis interesados en salir de la Iglesia, vuestro trabajo no sea tan arduo como el nuestro. Veremos en qué quedan sus promesas, y si será capaz de agilizar tantos trámites para que podamos ejercer nuestros derechos en el mínimo tiempo posible.



3 comentarios:

  1. Curioso... Podían pedir los requisitos de mayoría de edad, plena conciencia, conocimiento del hecho y de sus consecuencias y entera libertad cuando les "hacen socios" en esta institución en el acto del bautismo...

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  2. Deberíamos apostatar todos los que no creemos en esa farsa, mientras no apostatemos nos tienen en sus listas como católicos...y eso sí es una incoherencia....

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