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lunes, 28 de octubre de 2013

Burgos quiere ser Ciudad del Patrimonio....


Por Lucas Mallada
          
Puertas del Pasaje de la Flora
La Corporación Local parece tener dos líneas de actuación respecto a Burgos: una tiene que ver con las grandes obras públicas (bulevares, pabellones y plazas de toros...), y la otra con la nominación de títulos que lleven aparejada atracción turística (capital gastronómica, etc...)

            En este segundo eje de actuación se enmarca el proyecto de elevar el centro histórico de Burgos a Patrimonio de la Humanidad, reconocida por la Unesco, superando el marco catedralicio.

Hospital de los Ciegos con Subida a Saldaña
            A priori, la idea podría parecer interesante si hubiera algún fundamento detrás, más allá de promover el consumo de morcilla y las pernoctaciones. Sin embargo, la candidatura, si no tuviera el casco histórico un real interés, quedaría reducida al humo que provocan las palabras de Ángel Ibáñez cuando presenta el proyecto, una narrativa huera, como un decorado de cartón piedra.
           
            Y si podemos afirmar esto con rotundidad es porque la falta de hechos va confirmando esta  impresión inicial. El Ayuntamiento y su Concejal de Urbanismo, Ángel Ibáñez, son modelo de incoherencia en cuanto a conservación del Patrimonio se refiere. No parece observarse criterio alguno en las intervenciones que se realizan en el Centro Histórico, avaladas políticamente. Destaca el permiso municipal que se otorgó a las puertas metálicas del pasadizo que comunica la calle Laín Calvo con La Flora, cuando en todo su entorno las puertas, son de madera y guardan una homogeneidad.


El nuevo pavimento de San Esteban y la fuente
La desaparecida fuente de Felipe de Abajo
            Parece también cuestionable el pavimento escogido en todo el plan de actuación que resultó de la intervención en la Catedral y alrededores (Hospital de los Ciegos, Fernán González); el adoquín de granito anterior iba más en consonancia con la imagen austera y firme que ha ido adquiriendo la ciudad antigua y que forma también parte de su idiosincrasia, aunque esto puede ser subjetivo y cuestión de gustos.

 Otro despropósito del centro son los locales comerciales y sus rótulos, eligiendo formas y modelos que no respetan la normativa establecida, ocurriendo que cuando alguien quiere hacer las cosas bien y solicita licencia para la instalación de un rótulo igual al de su colindante, se le tiene que informar de que no cumple y por tanto denegársela.  Aclarando que  podrían sancionarle tras una inspección, a pesar de que otros lleven hasta décadas incumpliendo.

            Sin embargo, nos queríamos centrar en otro viejo grato rincón de nuestra geografía urbana, desaparecido no hace mucho tiempo y que llama a gritos a una restauración, y no se trata de El Espolón, no. Me refiero a la entrañable calle Embajadores, conocida también como callejón de las Brujas. Aquella magia a leyenda que podía respirarse cuando se transitaba por esa vieja y reducida rúa se terminó hace tiempo, debido al incendio del edificio que la flanqueaba, que incomprensiblemente no se ha restaurado en esta última década. El entorno ha sufrido una importante degradación y su tránsito está interrumpido, como se puede ver, por una antiestética pared de hormigón, y eso a pesar de estar situada junto a la Iglesia de Santa Gadea.

Estado actual de la calle Embajadores

Otra vista del estado actual de la calle Embajadores



(Nos informan de que, por vergüenza, el Ayuntamiento inició, en octubre de 2011, una Orden de Ejecución para la retirada de los apeos de la fachada, al no haberse ejecutado las obras por los propietarios, no habiéndose realizado de forma subsidiaria debido a la carestía presupuestaria que afecta a nuestro Ayuntamiento, lo que no es excusa para otro tipo de intervenciones)     

La ciudad, con ello, pierde un bello rincón, puede que no sustancial, pero sí importante. Y no se entiende la pretensión de ganar un título para la ciudad que no sirva para recuperar el patrimonio perdido y si quieres –y si puedes- más tarde engalanarlo.

            Por eso las apuestas del concejal del ramo nos suenan a eso, a palabras, que ocultan intereses, pero que no se dicen con el amor que se merece su ciudad, que por otra parte parece importarle muy poco.


                                 




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