Todos conocemos ya casos flagrantes y sangrantes de cómo la hidra neoliberal introduce su veneno en un servicio público: éste se gangrena sin tratamiento hasta que el miembro sufre necrosis y muere. Dado que el servicio, el miembro, debe de seguir existiendo, ya que cumplía una función importante, se le sustituye por una prótesis, es decir por un servicio mercantilizado.
Las Escuelas Oficiales de Idiomas nacieron al calor de la explosión innovadora de la pedagogía en el último tercio del XIX y su continuación en los inicios del siguiente. Más en concreto el primer centro fue creado en Madrid en 1911 con el nombre de Escuela Central de Idiomas.
En cualquier caso tuvieron que pasar 50 años para que en la década de los 60 se comenzara a crear una verdadera red de escuelas de idiomas que, evidentemente dado el retraso secular potenciado por los poderes fácticos en España en la educación de las clases trabajadoras, sólo eran utilizadas por una minoría que por aquel entonces ya podía acceder a la Universidad.
Será a finales de los 70 y primeros de los 80 cuando se extienda el modelo por toda España llegando a numerosos núcleos de población y a la mayor parte de los estratos sociales, sirviendo como sistema complementario y económicamente accesible para paliar la exclusión en la práctica de los idiomas extranjeros de los diferentes programas educativos.
Y cuando ya se había aceptado que era un modelo muy positivo y viable en el sistema, la insaciable artillería naval de este gobierno de piratas ha apuntado también a este objetivo y no cejarán hasta desarbolar la nave.
Sé bien de lo que hablo y por desgracia, tanto Castilla como León no son ni Valencia ni Madrid porque si no nuestro ejecutivo y su máximo representante de la Consejería de Educación Juan José Mateos Otero ya habría salido en los medios dando explicaciones de algún tipo tras aparecer imágenes de personas congeladas en las aulas por la inexistencia de calefacción o de profesores desesperados pidiendo a sus alumnos dinero para la realización de fotocopias… Pero ya se sabe que aquí no pasa nada y que la derecha que llevamos soportando toda la vida por estas tierras se sabe vender muy bien, aunque es más farisea que ninguna: delante de las cámaras es la primera en oponerse a los perpetuos recortes del Gobierno central, y cuando los focos y los micrófonos desaparecen se convierte en el capataz más obediente y más cruel, eso sí, sotovoce…
La Consejería de Educación está torpedeando estos centros de manera muy eficaz y en silencio, sin tener que acudir a grandes alardes como Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid cuando se le ocurrió plantear la contratación a dedo de nativos procedentes de diferentes países como profesores, ninguneando a fijos e interinos y pasándose por la piedra una vez más el “papelín” de 1978.
Por un lado persigue el descenso del alumnado en las aulas a través de una subida en las matrículas de entre un 100 y un 300 %, haciendo casi inviable en muchos casos que los alumnos puedan seguir sus estudios, especialmente en los cursos superiores ya que se castiga duramente la repetición del curso, hecho que tampoco es tan difícil que ocurra teniendo en cuenta el alto nivel de conocimientos exigidos. Y qué se puede pensar de una administración que no permite pagos fraccionados ni devoluciones de matrículas.
Por otro lado, ya es bien sabido como gracias a la maravillosa tasa de reposición del 10 % de las vacantes las plantillas de profesores están menguando de manera escandalosa. Hace años que el gran tapón de interinos generado comprueba como el embudo se estrecha ante la inexistencia de nuevas oposiciones. Además esta reducción de plantillas provoca un enorme perjuicio al alumnado que se aglomera en pequeñas aulas en las que se han dado casos de imposibilidad de recibir la docencia por falta de pupitres… A día de hoy los profesores deben de soportar la carga en los cursos inferiores y en los idiomas más demandados de entre 35 y 40 alumnos.
Los profesionales están denunciando a sus representantes sindicales y a las direcciones de los centros la falta de recursos materiales mínimos para respetar la dignidad de trabajadores y alumnado. En las escuelas se echa de menos cualquier tipo de producto relacionado con la higiene, desde el jabón hasta el papel higiénico, unos simples bolígrafos, las grapadoras y los cartuchos de tinta se convierten en un lujo asiático, e incluso los profesores deben de convertirse en recaudadores pidiendo dinero a sus alumnos para la realización de fotocopias de material que complemente la docencia en un comercio de reprografía… No digamos ya si se trata de renovar material bibliográfico o de la compra de productos audiovisuales. En este caso los centros se encuentran con presupuestos tan potentes como gastos del orden de 200 euros por departamento: para qué dedicar más dinero a algo a lo que puede tener alcance todo el mundo…
Abundando en el PLANIFICADO desastre, mientras la Consejería vende a la sociedad la introducción de las nuevas tecnologías con métodos que incluyen formatos para pizarra digital, aulas virtuales dentro del horario complementario del profesorado y la extensión del uso de documentos multimedia como audios de plena actualidad que forman parte además de las destrezas que la evaluación requiere, los profesionales se encuentran en muchos casos con la inexistencia de conexión a internet en todas las aulas, la ausencia de formación presencial en horario no lectivo en el manejo de la pizarra digital, y mejor no hablar del cableado y mantenimiento adecuado de la red. Consecuencia: profesores desmotivados, desorientados y maltratados que pelean en su día a día con obstáculos que echan a perder horas de trabajo en clases preparadas que no pueden impartir.
A la ausencia cuasi absoluta de formación en tecnologías aplicadas a la educación para las plantillas de estos centros se le ha unido la desaparición de los cursos de verano en los países de la correspondiente lengua extranjera que existían para que los profesores siguieran avanzando en sus conocimientos con los que luego enseñan. Con lo que son muchos los profesores, que no lo olvidemos son trabajadores, que tienen que pagarse muchos de estos cursos si no quieren perder el contacto necesario con su herramienta, el idioma.
La Administración utiliza a sus empleados como meros peones para tapar agujeros allá donde los recortes llegan: lo mismo un año deben de dar clases de idiomas a alumnos de un Conservatorio que a alumnos de Escuelas de Formación Profesional, con las dificultades de adaptación que ello conlleva. Otra prueba más de la estafa de las políticas educativas que vende la Junta a la comunidad educativa pasa por la utilización del profesorado de las EOIs para reconvertir a maestros y profesores que no han tenido nunca contacto ni preparación en idiomas en expertos en esa materia en tan sólo un año para aplicar el famoso bilingüismo en las aulas de la enseñanza obligatoria. Como os podéis imaginar algo que al resto del alumnado le cuesta “sacar” 6 años, si no repite, los profesores y maestros no consiguen ni de lejos ese nivel en tan solo 1 año. Pero da igual, todo sirve para que la Junta sea puntera en lo que sea menester, y si suspenden en junio en la EOI ya se encarga la Consejería de hacerles uno más fácil en septiembre (nos consta que esto ha ocurrido y ocurre), que para tahúres ellos se las pintan bien.
La última maravillosa ocurrencia es que pasen, si lo considera necesario la Consejería, a ejercer su docencia en los centros de secundaria donde no se cubren vacantes de profesores de lengua extranjera. Un abrumador y escandaloso despropósito cuyo único propósito es la desmotivación del profesorado para ahondar en la pérdida de calidad de la educación pública.
Frente a instituciones de prestigio internacional como la Universidad de Cambridge o la Alianza Francesa que venden la posibilidad de obtener el título de los distintos niveles del Marco de Referencia Común de las lenguas por el que se rigen las enseñanzas de idiomas cobrando una buena suma por derechos de examen y con un nivel más inferior al que ofrecen las EOIs, la Consejería provoca una desventaja competitiva no ordenando, que para ello deberían de aumentar el presupuesto, la impartición de los niveles superiores C1 y C2, infravalorando la función de la enseñanza de las escuelas de idiomas.
Todo esto y mucho más en un entorno cada vez más hostil para los trabajadores de la enseñanza que van a intentar ser silenciados a consecuencia de las ideas despóticas y dogmáticas volcadas por el Ministerio de Ignacio Wert en la famosa LOMCE que atentarán más temprano que tarde en la libertad de cátedra y en la obligada denuncia de estos desmanes, dado que las direcciones de los centros serán nombradas a dedo y los Directores tendrán plena potestad para vetar a profesores de la plantilla sin que se sepa hasta la fecha si los mismos tendrán algún posible tipo de defensa laboral y/o jurídica.
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Es verdad todo lo que dice el artículo. Luego tratan de hacernos creer que vamos a ser bilingües pero no. Como en otras cosas las lenguas para el que se las pague. Con la cantidad de chiringuitos~academias que tienen los del PP
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