Los carnavales en cuaresma del PSOE burgalés

Por Carolina R. Tenaz

Los carnavales pasaron ya, las turutas enmudecieron y muchas hemos guardado los disfraces hasta el año que viene.  La sucursal del PSOE en Burgos, sin embargo, se resiste a despojarse del disfraz de compromiso social.  Es un atuendo que  le tira de la sisa, no le queda bien, se nota que se lo ha puesto a última hora, a contrapelo y con calzador.  El asunto tiene algo de “amiga” pegadiza y "geta" al que hace años que no ves y de repente te llama para salir, todo el mundo sabe que lo hace porque no tiene otro plan mejor.   Tiene que improvisar y claro, va hecha un adefesio.   El disfraz  ya lo ha utilizado más veces, combinado con la pana unas veces, y dibujándose saltonas cejas zapateras otras.  Siempre se vio incómoda casi ridícula, como un heavy vestido de media etiqueta, pero últimamente se ha puesto fondona y el disfraz le queda como un tiro.   Hay algunos que afirman que el disfraz tiene algo de Doctor Jeckyll, sólo así pueden comprender esa facilidad para empatizar con los Botín cuando están en el gobierno y la sociedad cuando están en la oposición.   Otros sostienen que el tal disfraz no es sino una táctica de camuflaje de animal depredador que tiende a devorar en el gobierno, a la gente que le ha aupado a él. 

Parte de la estrategia de camuflaje y despiste  la constituye un proceso que tiene más de lifting y sobredosis de colágeno que de renovación auténtica:  la elección de treintagenarios, con ganas de vivir de la política y de los contribuyentes, ¿Qué es sino Pedro Sánchez? ¿Qué son sino, Daniel de la Rosa, Luis Tudanca y David Jurado,?  Los capullos de la rosa son los protagonistas de una estrategia electoral con tintes de farsa: la de tratar de seducir a un electorado que ha vuelto a ser  traicionado.  Basta con echar una ojeada al currículum para comprobar que a su corta edad son profesionales del aparato del PSOE al margen del cual no han desarrollado carrera profesional alguna.  Hay quien pensará con mala fe, que esta circunstancia favorece eso del apego al sillón.  En esto también, Tudanca, Jurado, y de la Rosa, son, a su pesar, el certero reflejo de los Lacalle, Ibáñez, o Conde… 

Pero volvamos a la cuestión de los disfraces en cuaresma.  En un ejercicio de populismo de mercadillo, la facción victoriosa de las primarias del PSOE ha decidido rebautizar a su sede llamándola “Casa del pueblo”.  ¡Qué bueno que el PSOE por fin se preocupe por la casa de alguien!  Además ese guiño a los socialistas auténticos está muy bien.  Es, sin embargo una lástima que algunos de esos socialistas que frecuentaban la casa del pueblo de Burgos sigan en las cunetas por la cobardía de los gobiernos de Felipe González y Zapatero  A veces me pregunto qué es lo que pensarían o dirían aquellos y aquellas socialistas honradas y valientes si alguien les contase que Luis Tudanca, candidato del PSOE a la Junta de Castilla y León votó siempre contra la dación en pago, siempre a favor de los intereses de los bancos  ¿Qué pensarían si supieran que mientras la Plataforma antidesahucios se jugaba el tipo para defender el derecho a una vida digna de la gente, en el Congreso Luis Tudanca, apoyaba con su delicado dedo el botón que condenaba a la miseria a miles de ciudadanos?  O si les dijeran que esos que han logrado que familias enteras no se vieran debajo de un puente han recibido insultos públicamente por parte de concejales del PSOE.  ¿Qué pensaría Labín si alguien le contara que Tudanca votó una reforma de la constitución con los herederos del franquismo, o la jubilación a los 67 años, para favorecer los planes privados de pensiones?   ¿Qué pensarían otros que conocieron aquella Casa del Pueblo si supieran que el diputado del PSOE de Burgos ha votado con el PP a favor de la cadena perpetua…? ¿Qué pensarían si alguien les dijera que el presidente del partido, Juan José Laborda, le rasca la espalda a un tirano como Teodoro Obiang?.  En definitiva, se preguntarían: ¿Qué le ha pasado al PSOE? o ¿De qué se ha disfrazado?

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