Si realmente viviésemos en un Estado democrático, se hubieran articulado, desde las instituciones públicas, medidas para evitar el sufrimiento de millones de personas en nuestro país afectadas por otra de las crisis del capitalismo.
Por el contrario, la clase trabajadora es objeto de un
grave maltrato dado el número de personas desempleadas y la escasa cobertura
que las presta el Estado, así como la precariedad del empleo y las pésimas
condiciones laborales de quienes lo conservan en condiciones propias de la edad
media. Se está dando prioridad a respuestas caritativas propias de un sistema
de beneficencia, siendo buena prueba de ello los Bancos de Alimentos.
Los Bancos de Alimentos suponen importantes
beneficios para algunas empresas distribuidoras que controlan el 70% del
mercado de alimentos. Además de mejorar su imagen, las empresas que participan
donando alimentos, consiguen que no se
produzca una caída de precios debido a que los alimentos no entran directamente
en el mercado; no tienen costes en la destrucción de excedentes; no tienen
costes en la distribución, pues lo hacen personas voluntarias
bienintencionadas; las donaciones, de cualquier tipo, desgravan un 35% en el Impuesto
de Sociedades; los Bancos de Alimentos minan aún más las ventas del pequeño
comercio; las campañas de donación de alimentos en las que las personas compran
y luego donan, producen el aumento de las ventas de supermercados y otras
empresas.
Iniciativas como la del Banco de Alimentos
cumplen una doble función social. Por un lado, sirven para frenar la
movilización tanto de la sociedad en general como de las personas en situación
de exclusión social, ya que a éstas, se les acostumbra a la beneficencia como
si fuera ley natural la existencia de las desigualdades sociales. Por otro
lado, no cuestionan las causas de la desigualdad social, refuerzan la
beneficencia y generan dependencia en
las personas receptoras, no facilitando procesos de toma de conciencia y
empoderamiento personal.
El Director de
la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), José Antonio Busto Villa, es del Opus Dei, así como otros
muchos presidentes provinciales, (información que se puede contrastar en la
propia página de FESBAL). La base ideológica de los Bancos de Alimentos es, por tanto religiosa, y se refuerza la resignación
a las condiciones de vida impuestas, adormeciendo la voluntad de cambiarlas, ya
que la recompensa estará en el paraíso.
FESBAL y sus bancos afiliados,
recibieron en el año 2012, de las partidas sociales de los presupuestos de la
Unión Europea, 81,11 millones de euros, dinero que de otra forma hubiera ido a
prestaciones sociales. “Invierten”, por ejemplo, en comprar alimentos no perecederos
a Nestlé, Heros, etc., empresas cuyas oficinas de tesorería están en
Luxemburgo.
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