Por Sara Tapia
Rebelión, exposición de Flor Aldea y de Ana Otoño
en el Bardeblás hasta el 30 de junio.
Rebelión son fragmentos de realidad arrancados al
silencio, a la ceguera. Usurpados al letargo de una cotidianeidad anodina.
Oportunamente enfocados, recortados, aumentados y puestos en primer plano ante
nuestros ojos. Es el fuera de contexto lo que concede más veracidad aún,
si cabe, a un mundo no por ocultado menos real, pues cada pareja de obras -instalación
y fotografía- rompen nuestra franja de protección personal, nuestros
territorios de confort enfrentándonos, desde su desnuda dignidad, a la
violencia ejercida sobre la vida. Insoslayable. Verdades como puñetazos dirigidos
a la pereza del pensamiento. Son los sufrimientos que las obras nos muestran
impúdicos. Magistralmente sintetizados, nos sacan de nuestra comodidad y nos
obligan a reflexionar, a reconocer, a ver: desde las dificultades para conseguir
agua, elemento indispensable para la vida, hasta las trampas para acceder al pan,
alimento básico; de la inmensidad de la tala de árboles para transformarlos en
papel hasta los anónimos desaparecidos en Estépar cuya descomposición amamantó
las raíces de nuevos árboles; desde la ingente cantidad de las basuras generadas
hasta el racionamiento de imprescindibles medicamentos que no resultan
rentables pues las vidas que salvarían, en realidad, para sus fabricantes no
valen nada; las complicidades mortíferas de los poderes. En definitiva, Flor y
Ana, Ana y Flor, cuestionan la hipocresía del mundo facilón y despreocupado que
a los poderosos les conviene que atendamos dirigiendo nuestra mirada hacia la
otra realidad. La más auténtica.
Conozco la obra de Flor Aldea y suscribo el magnífico artículo de Sara Tapia, ( nada mejor que una gran poeta para entrar en esa inmensa alegoría de la pasión que es esta muestra del bardeblás ). Lo primero que se me ocurre al entrar es lo impropio del espacio expositivo para unas obras de esta embargadura. Se explica fácilmente: el IMC facilita las salas municipales de forma artera y caciquil entre los bufones del PP, del alcalde y del nefasto concejal de cultura
ResponderEliminarFernando Gómez, que para desgracia e infortunio de la ciudad, tendrán que padecerles cuatro años más los burgaleses, ( da vergüenza ver cómo, década tras década, el pintor del Río, instala su tienda de cuadros por Navidad en el Arco de Sta. María, a costa de nuestros impuestos, transgrediendo e incumpliendo la normativa de las salas que, entre otras cosas, prohíbe la venta de cuadros y exponer dos años consecutivos, mientras artistas magníficos como estas mujeres, por ejemplo, son despreciadas y relegadas sus instancias a la basura para acceder a un espacio donde colgar su obra ).
Las fotografías de Flor me recuerdan a Francesca Woodman, a Guerin, a RobertnDavies, impresionantes autores del retrato del blanco y negro. Y es que el mundo de Flor Aldea se nutre del humanismo y la vida que rescata de continentes como Asia y Africa, de la cotidianidad de su entorno. Humanismo que arranca del silencio como dice Sara Tapia. Su técnica al utilizar el óleo o soportes como el lienzo, confiere una fascinante seducción que se instala en el espectador al que funde con su fotografía, o le diluye en el asunto. Seguramente, Flor Aldea, sea en estos momentos una de las mejores fotógrafas de este país, lo que da idea de su dimensión como creadora.
Las instalaciones de Ana Otoño, sobrecogen. Son un tratado de vida y de no vida. El reclinatorio, el traje de comunión o la espectacular escalera de Jacob, así la denominó yo, ( la muestra no tiene intituladas las obras ) que deja al espectador aturdido cuando comprueba que los peldaños son raíces extraídas de las fosas de Estépar .
"Vendrán más años tristes/ y nos harán más fríos/ y nos harán más secos/ y nos harán más torvos". Estos versos incluidos en el último libro, Campo de retamas, del genio Rafael Sánchez Ferlosio, me vienen al pelo para terminar este comentario y dar idea de una exposición, como hace mucho tiempo no pasaba por esta insulsa ciudad.
Juan Vallejo
Gracia me hace ver a Bardeblás como bar "cultural-alternativo" y a la vez comiendo de los semperfidelis-exsocios del innombrable de burgos. ¿qué quiero decir? preguntad a los procastuzos habituales.
ResponderEliminarSe puede ser miserable, también idiota, pero ir a una exposición magnífica y salir de ella comentando si los dueňos del bar donde se celebra son galgos o podencos, desvela un supino grado de estupidez
EliminarMira que hay gentuza en esta ciudad, hablar mal de un bar que abre las puertas a todo el mundo
EliminarNi he hablado de la exposición ni he descalificado nada ni a nadie en particular, me limito a exponer mi opinión en referencia a unos hechos, y la expongo porque puedo y quiero, así salten todos los meapilas y sus espumarajos. Seguid haciendo méritos que acabaréis ocupando plaza.
Eliminar(M)
ResponderEliminarLa exposición fenomenal hacia tiempo que o veía algo tan curioso y bonito en burgos una maravilla espero que mas adelante me sorprenda con mas exposiciones magnificas que seguro que si aparte de buena música y buen ambiente todos los días de la semana
Bardeblas es una institución cultural de esta jodida ciudad de alimañas lloronas. Y por cierto está vetada en el diario d Méndez.
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