Por Edgar Segura González
El pasado 7 de junio de 2015, comenzó la función para
la sociedad Mexicana, una función donde el proceso electoral consistía en
“elegir” cerca de 2,000 funcionarios “públicos” A cargos como diputados
federales y gubernamentales, en el cual participaron “artistas”, “políticos” y
hasta payasos, al mencionar payasos, es literal “PAYASOS”.
En medio de un ambiente tenso, con brotes o estallidos
de violencia, acarreos, venta de votos y una que otra desaparición de
papeletas, al fin se pudo llevar a cabo la instalación de las casillas. Los
mexicanos aún, tenemos la esperanza de que vivimos un proceso electoral.
Puedo decir que en millones de mexicanos existe un
sentimiento generalizado, de que, la clase política está sobradamente
reprobada, con un Presidente que da vergüenza, una primera “dama” derrochadora,
farandulera e insensible a la realidad mexicana. Una clase política que sólo se
beneficia a sí misma y que al parecer disfruta burlarse del pueblo con
presupuestos que dan rabia en un país con millones de habitantes en condición
de pobreza.
Además la ola de violencia no termina, los ciudadanos están
cruzando la línea de fuego entre las autoridades y el crimen organizado. Pero
por si fuera poco la cantidad de “desaparecidos”, cada vez se incrementa, más y
más. Sin respuestas.
En el ejercicio
de votar exhala se un valor brutal, un sabor de libertad, pero a lo largo de mi
vida “cívica” mexicana, he visto que cada vez que seguimos votando, nos tenemos
que tragar el enojo de ver campañas de candidatos cruzando los límites del
cinismo, la triquiñuela y burla.
Esta ocasión no ha sido la excepción, he visto varios movimientos que buscaban
exigir cambios integrales y reales, vimos el “voto nulo”, “candidatos” que se beneficiaron con el “voto de castigo”
para “entregar” el poder a otro partido que no está en el poder, vi protestas
en las urnas que pedían la renuncia de EPN (no me gusta decir su nombre) y
bueno, hasta un show de “PAYASOS”, vi a un ex futbolista bailando cumbia
mientras recorría las calles saludando y “escuchando” a los ciudadanos, vi a
cantantes, actores, actrices y conductores twitteando y posteando su apoyo e
incitación a votar por cierto partido súper ecologista y hasta ví a Rigoberta
Menchú recibiendo gratificaciones.
Creo que después de todo este “show”, siento una
“ingenua” esperanza, pues veo a candidatos independientes posicionarse en
algunas vacantes por las cuáles se estaba “luchando”, siento también enojo y
rabia porque el saldo de las elecciones nos dejan a todos y todas los mexicanos
saldos rojos, con más de cinco candidatos muertos, veo que la crisis mexicana
es surrealista, pues la gente recibe apoyos, televisiones, comida, por
supuesto, dinero, pues, la crisis mexicana nos está orillando a vender nuestra
decisión, somos capaces de vender nuestra libertad de voto, y somos capaces de
conformarnos con lo que ellos nos quieran “dar” a cambio.
Se ha terminado el show, los millones de pesos están
en la basura, los escaparates rotos, los comerciantes desesperados han
desaparecido, las luces se han encendido, México ha quedado cansado, México se
ha quedado esperando la verdad.
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