Los resultados de las elecciones legislativas
de octubre nos llenan de satisfacción. Con un 10.2% y casi 550.000
votos, el Bloco de Esquerda se convierte en la tercera fuerza política del país
logrando 19 diputados. Se ha escrito que
es el mejor resultado de su historia, más bien es el comienzo de su nueva historia
y el premio rojo a su paciente perseverancia anticapitalista.
El origen del Bloco se sitúa en 1998 como resultado de la fusión de las organizaciones UDP (Unión
Democrático Popular) y del PSR (Partido Socialista Revolucionario) junto a un puñado
de militantes disidentes del Partido Comunista Portugués.
Ahí empezó un
auténtico mestizaje de culturas políticas distintas pero unidas por lo
esencial: la urgencia de dar respuestas concretas a problemas populares
concretos. Algo antiguo pero siempre nuevo.
Quizá el Bloco constituye la más rica experiencia viva de la nueva izquierda europea surgida en la década de los 60.
Al año siguiente el Bloco de Esquerda (BE) se
presentó por vez primera a elecciones generales. Con poco más de 130.000 votos
logró sus primeros dos diputados por Lisboa, para pasar a tres en 2002, a ocho
en 2005, a dieciséis en 2009 y en 2011 perdiendo el apoyo de parte de su electorado, a ocho
diputados.
El relanzamiento que supuso el congreso del
BE en 2012, su progresiva implantación y su protagonismo en el impulso de las
movilizaciones sociales contra La Troika (“¡que se joda la troika!”) han
permitido al BE los 19 diputados actuales -seis de los cuales son mujeres- y su
presencia en casi todos los lugares decisivos
del país y en Madeira. Felicidades pues a su nueva coordinación política, a
Catarina y a Joao.
La derecha (PSD coaligada con CDS-PP) perdió
la mayoría absoluta al contabilizar 800.000 apoyos menos y quedar en 107 parlamentarios, el PS a
pesar del lastre de su ex primer
ministro Sócrates y sus escándalos por corrupción y cárcel, recupera posiciones
logrando 86 escaños y ganando más de 200.000
electores.
Los
compañeros comunistas del PCP coaligados con Verdes, consiguen un estupendo
porcentaje y 17 diputados. La abstención ha sido la habitual en un país
duramente castigado por la pobreza y con 500.000 emigrantes con dificultades de
voto desde el extranjero.
El
día después
A pesar de la victoria electoral de la
derecha con sus 107 diputados, la
suma de PS (86)
Bloco (19) y PCP (17) les procuraría una
holgada mayoría absoluta en la cámara, de modo que los encuentros políticos se
pusieron inmediatamente en marcha, con escasos resultados inicialmente pero
promoviendo un amplio debate social entre el pueblo de izquierdas
En ese debate
la iniciativa partió de la izquierda real (BE y PCP) mientras el PS se mantenía
pusilánime entre la sumisión a Bruselas y las diatribas mediáticas que le
azuzaban contra cualquier acuerdo con los
diablos rojos, los “marxistas” del Bloco y los “marxista-leninistas” del PCP.
No extraña la prudencia socialista y sus
tribulaciones ante un debate social que le emplaza a gobernar y combatir la
austeridad como prometió. Su actual liderazgo (Costa) está comprometido ante un
posible nuevo congreso extraordinario y la proximidad de elecciones
presidenciales el próximo año, mientras sus bases presionan para que gire a la
izquierda…o ellas mismas pueden abandonarle.
Finalmente el 21 de octubre los
medios anunciaban el acuerdo de Gobierno presidido por Costa y apoyado por el
BE y el PCP. Un tripartito que el socialista Costa presentó como alternativa al
Presidente de la República, Anibal Cavaco, frente a la derecha.
En cuanto al Bloco, ya adelantó en las
primeras negociaciones con el PS medidas de urgencia tendentes a descongelar
las pensiones, ampliar la cuota empresarial a la seguridad social y contra las
trampas inherentes a la política llamada de “conciliación” de despidos. Todo
ello muy fácilmente entendible por los sectores más desfavorecidos y en un
contexto de negativa a Bruselas y su exigencia de un déficit inferior al 3%.
En esos aspectos básicos (medidas de
urgencia) la coincidencia del Bloco con el
Partido Comunista es importante.
La Deuda no se olvida por el BE, aunque no
haya formado parte de esas primeras propuestas de mínimos al PS y el PCP.
Recordemos
que en el congreso de 2012, el Bloco definió lineamientos esenciales como la
anulación de la deuda ilegítima y la renegociación del resto, la actualización
de salarios y pensiones y la revalorización de los servicios públicos, la
nacionalización de las bancas rescatadas por el Estado para liberar fondos
atentos a las necesidades sociales y la reforma fiscal.
La reelaboración de esos lineamientos en las
más de 60 páginas de su programa
electoral, siguen orientadas hacia la
propuesta de un gobierno de izquierdas basado en la unidad política y social
para romper con la Troika, apuntando a
activar un proceso de ruptura de masas con lo que hay… e inserto en un horizonte anticapitalista
y socialista.
Y
sin embargo
Pocos días después el presidente de la
República rechazó la oferta de tripartito gubernamental y designó primer
ministro, con tarea de formar gobierno, a Pasos Coelho, dirigente de la
coalición de derechas (PSDP-CDS-PP) respaldado por 107 diputados.
La coalición de izquierda de socialistas,
comunistas y bloquistas impone mediante
votos a su candidato a presidente de la Cámara y en diez días (este nuevo
Papeles ya estará en la calle) los conservadores presentarán el programa de
gobierno a la Asamblea y si “no pasa” por votación parlamentaria, en seis meses
se repetirán las elecciones.
Una
convergencia necesaria
Lo diremos aunque no guste a todo el mundo.
El Bloco y el PCP están obligados a entenderse. Si les separa “la historia” y
las propias subculturas politicas anticapitalistas no es menos cierto que sus
bases sociales y militantes resultan complementarias “por necesidad”. Sin
embargo deben aproximarles precisamente los temas que la alternativa de
gobierno parece aplazar, precisamente una deuda publica que alcanza el 130% del
PIB y sigue amenazando las condiciones
de vida y la recuperación de inversiones en el sector público.
Es ya un lugar común decir que el BE es
urbano y el PCP rural, que ganan su influencia en distintos sectores del
trabajo asalariado (y el paro) y en generaciones distintas. Puede ser cierto
aunque hay algo también importante.
En las elecciones municipales de septiembre
de 2013 el PCP junto a los Verdes lograron el excelente resultado de un 11.1
% que se tradujo en la dirección de 34
alcaldías y en una red de más de 300
concejales. Esos resultados visualizaron su tejido, su peso en el mundo rural
con fuerte tradición combativa (Alentejo) y en cinturones industriales como el
del entorno de Lisboa.
Por el contrario, entendemos que el Bloco subvaloró la inserción
municipal y fue poco flexible al buscar acuerdos locales. Sus resultados fueron
prácticamente invisibles para un partido que contaba ya entonces con más de
9.000 militantes.
La nueva situación política, ciertamente
inestable, propone retos de debate y acción conjunta a esas dos fuerzas
anticapitalistas que suman 36 diputados en un país pequeño y con raíces en un
brillante y no tan lejano Abril de 1974.
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