Por Eduardo Nabal
SUPERVIVENCIA, REVUELTA Y LUCHA TRANS-ANTAGONISTA
El Octubre Trans no es ninguna fiesta ni
reivindicación sectaria es un día, en torno al 15 de Octubre, en que la
comunidad LGTB, que, hasta hace poco sabía bastante de intervenciones médicas y
abusos psicológicos selectivos reclama el que se deje de considerar la
transexualidad como enfermedad en el dichosos DSM, con mas seguidores que la
Biblia.
Pues bien las mujeres saben algo de que se legisle sobre sus cuerpos
cuando se habla de La Ley del Aborto las personas trans piden el final del
“diagnóstico de género” en nuestras sociedades de ramalazos arcaizantes. La
edición del libro de bolsillo “S.T.A.R.
Street Travestie Action Revolutionaries” (“Acción Travesti
Calljera Revolucionara”) no es solo una ya una apuesta valiente y de precio
mínimo (4 EUROS) de una pequeña editorial independiente sino un testimonio
necesario en estos tiempos de fracturas
y también nuevos desafíos y esperanzas de cambio en el seno de la todavía
maltratada comunidad LGTBQ, sujeta a nuevos recortes que llevaron a luchas
continuadas contra la violencia policial, la desatención médica o el oprobio de
la entonces llamada “mayoría moral”.
Lejos de la nostalgia o el documento
aséptico ese libro hoy cobra la vigencia de un testimonio sangrante y una
proclama a seguir adelante, a pesar del desprecio de sectores sociales que se
han apartado de la línea de las autoras, bien sea la comunidad gay capitalina
más capitalista, bien sea izquierda, todavía, en cierta medida, heterosexista y
ombliguista o bien sea un movimiento racial todavía excluyente en cuestiones de
género y diversidad sexual.
El inminente
estreno de la versión del colosalista Roland Emmerich (“Indepence Day, “Anonymous”)
de los sucesos de aquella época, precedida por el más que digno filme
“Stonewall” de Nigel Finch (2000) y del
libro testimonial de Martin Duberman
(1993), viene rodeada de una polémica renovada: ¿Quiénes fueron las auténticas
protagonistas de las revueltas de Junio de 1969, quienes se beneficiaron de
ellas y cuál fue el desarrollo multilateral de todo aquello? ¿Cuales las
ilusiones depositadas y qué propósitos se quedaron en el camino de la
negociación acomodaticia de libertades para pocos? ¿Quién quiere aprovecharse
ahora?
Hoy día cuando definimos ciudades como Burgos o Palencia como
pre-stonewall quiere decir o queremos decir que no ha saltado esa chispa
revolucionaria que lleva a considerar el 28 de junio de cualquier año como una
fecha de lucha o posibilidad, como una fecha a apuntar en el calendario
activista. O, en el mejor de los casos y para quién pueda costárselo, unos días
para festejarlo en Madrid.
Pero la pregunta incómoda que nos lanza este libro
que da voz a las malogradas Marsha P.Johnson y Sylvia Rivera es que aquello no
fue casi nunca una fiesta, sino un acto valiente de plantar cara no solo a la
policía y el conservadurismo de la sociedad estadounidense sino también un
grito de la trans latinas y las travestis callejeras contra el acoso y la
corrupción de las llamadas “fuerzas de seguridad”.
Es aquí donde la voz de
Jennicet Gutiérrez interpelando a un feliz presidente Obama, orondo por sus
concesiones nupciales a la comunidad LGTB que él alcanza a ver y ajeno a realidades de “la otra América”
cobra un sentido de urgencia, de lucha por la vida y la dignidad, en plano real
y simbólico, más allá de los dispositivos integracionistas o normalizadores que
hace gala el Estado o las empresas o espectros comunitarios más oportunistas.
Su lucha, que costó la salud o la
vida a mas de una de ellas (incluyendo a las autoras de este libro diminuto
pero excepcional), hoy se ha visto disuelta en la memoria de un reformismo
alarmante, una comunidad acrítica que, a su manera, empieza a reproducir los
esquemas de exclusión por raza, corporalidad o clase social a un gran número de
personas.
Aquí y en los EEUU de Obama donde la trans indocumentadas, sin
recursos nadan entre la precariedad, el acoso vecinal y la posibilidad del
internamiento en centros especiales, que no son sino centros de tortura de
permanencia indefinida, después de largos años esperando obtener la
nacionalidad allí donde residen.
La brecha por la libertad abierta por
Stonewall por estas mujeres trans o gays sin techo puede reflejarse más o menos
bien en los filmes pero falta algo, las voces subjetivas, irónicas y
desgarradas que recoge esta pequeña recopilación de entrevistas, diálogos
airados, experiencias y manifiestos la Editorial Imperdible.
Un libro pequeño
pero brutal y bien documentado en su
descripción de la pervivencia de la transfobia y el clasismo en una sociedad
opulenta que solo da oportunidades vitales y sociales a una minoría blanca,
casada y domesticada, dejando a gentes trans-fronterizas, combativas, críticas
en la cuneta de los derechos humanos, que siempre han sido negociables bajo los
esquemas del heteropatriarcado capitalista y reblandecedor de realidades
sangrantes e ideas de cambio real.
En pocas páginas pero con testimonios
lúcidos y estremecedores la Editorial Imperdible nos acerca a esas calles donde
se libraron y, aún más silenciosamente, se siguen librando batallas cotidianas
contra la precariedad, la exclusión laboral, el miedo a salir del armario o la
necesidad de organizarse en una comunidad diversa alejada de imágenes únicas y
ejemplarizantes, consumistas o en presupuestos sociales asimilacionistas,
dictadas por los de siempre.
Antes de estrenarse la película “Stonewall”
del colosalista y algo oportunista Ronald Emmerich ha suscitado controversia.
Desde su tráiler parece un remake del correcto filme de Nigel Finch, con más
presupuesto y glamour.
Es en esta desactivación memorialista, tal vez
bienintencionada, donde cobra importancia la voz de estas dos protagonistas que
murieron viendo una comunidad gay inane e inocua para el capitalismo y el
heteropatriarcado, donde las trans sin papeles o en la precariedad siguen sin
figurar en ningún álbum de fotos a la moda. Desde luego el riesgo de Emmerich
(que en principio tiene en sí un equipo moderadamente aceptable) es convertir
“Stonewall” en una lucha cerrada y bendecida por las leyes oportunistas de
Obama, en un gran acontecimiento como “La llegada a la Luna” o “El hundimiento
del Titanic” olvidando que para mucha gente no fue y sigue sin ser una lucha
glamumorosa ni la odisea de un chico rubio y joven del pueblo a la luminosa
aunque todavía y LGTBfóba represiva New
York y otros muchos lugares de EEUU, particularmente en el sur racista y lleno
de fanatismo religioso, con personajes de comedia negra como el Sr Donald Trump.
“La señorita Libertad Mentía” le dice La Miranda al protagonista en la versión,
más modesta que honesta de Nigel Finch.
Otro debate que se abre es como
el mundo anglosajón y mas concreto EEUU se auto-presentan como paladines de los
derechos civiles. El hecho de que el 1 de Mayo, el 8 de Marzo y el 28 de junio
sean fiestas estadounidenses no les quita valor pero no fueron el origen de
tanto como se piensa, al menos no tan origen.
Las luchas por la libertad
sexual, la emancipación de las mujeres y la mejora de las condiciones laborales
no tienen una fecha de salida y ninguna película o ley de parejas o matrimonios
les va a poner fecha de llegada.
Basta con ver la homofobia renovada en
Francia, el racismo en nuestras costas, las trans en los Centros de
Internamiento para Extranjeros o el recorte en derechos sanitarios, sindicales,
informativos y educativos. No está mal recordar todo esto pero no hay mucho que
celebrar comparando con todo lo que hay que conquistar o reconquistar.
OTRAS PELÍCULAS Y DOCUMENTALES SOBRE STONEWALL
-Before Stonewall (Jeffrey Friedman y Rob Epstein)
-Stonewall (de Nigel Finch)
ENSAYOS
-Stonewall (de Martin Duberman)
-Malditas: una estirpe transfeminista (de Itziar Ziga)
-La frontera (Gloria Anzaldúa)
-Zami (Audre Lorde)
-La invención de la heterosexualidad (de Jonathan Katz)
-Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada (Raquel Platero eds.)
EL MOVIMIENTO EN EL ESTADO ESPAÑOL
-Deseo y resistencia (de Gracia Trujillo)
-Masculinidades en la transición (de Rafael Mérida y Jorge Luis Peralta eds)
-Teoría torcida (de Ricardo Llamas)
-De Sodoma a Chueca (de Alberto Mira)
-Los placeres ocultos (filme) (Eloy de la Iglesia)
-Ocaña, retrato intermitente (de Ventura Pons)
-El camino de Moisés (de Cecilia Barriga)
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