Por Lucas Mallada
Puertas del Pasaje de la Flora |
En
este segundo eje de actuación se enmarca el proyecto de elevar el centro histórico
de Burgos a Patrimonio de la Humanidad, reconocida por la Unesco, superando el
marco catedralicio.
Hospital de los Ciegos con Subida a Saldaña |
Y
si podemos afirmar esto con rotundidad es porque la falta de hechos va
confirmando esta impresión inicial. El
Ayuntamiento y su Concejal de Urbanismo, Ángel Ibáñez, son modelo de
incoherencia en cuanto a conservación del Patrimonio se refiere. No parece
observarse criterio alguno en las intervenciones que se realizan en el Centro
Histórico, avaladas políticamente. Destaca el permiso municipal que se otorgó a
las puertas metálicas del pasadizo que comunica la calle Laín Calvo con La
Flora, cuando en todo su entorno las puertas, son de madera y guardan una
homogeneidad.
El nuevo pavimento de San Esteban y la fuente |
La desaparecida fuente de Felipe de Abajo |
Otro despropósito del centro son
los locales comerciales y sus rótulos, eligiendo formas y modelos que no
respetan la normativa establecida, ocurriendo que
cuando alguien quiere hacer las cosas bien y solicita licencia para la
instalación de un rótulo igual al de su colindante, se le tiene que informar de que
no cumple y por tanto denegársela.
Aclarando que podrían sancionarle
tras una inspección, a pesar de que otros lleven hasta décadas incumpliendo.
Estado actual de la calle Embajadores |
Otra vista del estado actual de la calle Embajadores |
(Nos informan de que,
por vergüenza, el Ayuntamiento inició, en octubre de 2011, una Orden de Ejecución
para la retirada de los apeos de la fachada, al no haberse ejecutado las obras
por los propietarios, no habiéndose realizado de forma subsidiaria debido a la
carestía presupuestaria que afecta a nuestro Ayuntamiento, lo que no es excusa
para otro tipo de intervenciones)
La ciudad, con ello, pierde un
bello rincón, puede que no sustancial, pero sí importante. Y no se entiende la
pretensión de ganar un título para la ciudad que no sirva para recuperar el
patrimonio perdido y si quieres –y si puedes- más tarde engalanarlo.
Por
eso las apuestas del concejal del ramo nos suenan a eso, a palabras, que
ocultan intereses, pero que no se dicen con el amor que se merece su ciudad,
que por otra parte parece importarle muy poco.