En la edad media existían los denominados siervos de la gleba; campesinos ligados al
trabajo de las tierras de sus señores feudales. Los siervos de la
gleba no poseían nada, ni siquiera la miserable choza donde vivían. Analfabetos, sus vidas transcurrían con el duro trabajo de sol a sol,
roturando y cultivando las tierras productivas de los grandes señores
y monasterios. Otra de sus funciones era servir en la guerra como
carne de cañón mediante levas forzosas; es sabido que en las
guerras medievales los grandes señores pocas veces morían en batalla
pues era preferible cogerles prisioneros para cobrarles rescate y no
estaba bien visto que un noble matara a otro noble aunque fuera su
enemigo . En cambio los que caían, como siempre, eran los peones; es
decir los siervos de la gleba que armados de chuzos y palos eran
obligados a encabezar las misiones más peligrosas, como asaltar los
castillos o servir de escudo humano antes las arrolladoras cargas de
las caballerías.
A los siervos de
la gleba se les tenía controlados por la religión y se les ofrecía
pan y circo para mantenerlos sumisos (corralas de teatro, justas y
torneos, toros, etc...) Hubo muchos episodios a lo largo de esta
amplia época histórica en la que se sublevaron pero siempre acababa
la cosa mal..¡Para ellos, naturalmente!
Este sencillo
análisis es, lógicamente, muy general y sirve para hacer una analogía (salvando las particularidades sociológicas complejas del
devenir humano a través del tiempo) con nuestra época actual.
En el siglo XXI
existen los denominados "siervos de la deuda": trabajadores
por cuenta propia o ajena ligados directa o indirectamente a las grandes multinacionales. Por no poseer, no poseemos ni
las pequeñas casas en donde cohabitamos; para poseerlas
adquirimos deudas con los prestamistas que nunca llegamos a pagar
completamente. Ya no funciona tanto la religión para controlarnos:
ahora se usa la religión del consumo y de la fe hiper-tecnológica,(creer que la tecnología nos va a salvar de todos los males; nanotecnología médica, alimentos modificados, energías libres,
conquista de otros planetas, etc...)
El sistema tiene solución
para todo; que no se puede respirar el aire, pues no te preocupes,
en Mercadona tendrás unas bombonas de oxígeno puro por un precio
módico; que ya no se puede vivir en la superficie de la tierra, pues
no hay problema, la empresa, pongamos... Energylife, te ofrecerá las
mejores comodidades en "ciudades domo subterráneas" con las
mejores cadenas de supermercados de cultivos hidropónicos (si te lo
puedes pagar claro, si no, pues a comer cucarachas).
Las grandes
multinacionales también nos usan como carne de cañón en sus guerras
por los recursos (por ochocientos euros al mes haz carrera en el
ejército). En cuanto al pan y circo no ha habido grandes cambios,
simplemente se han sustituido unos espectáculos por otros, y han
conseguido llevarnos el circo a casa (la televisión). En ambos
casos una característica común entre los siervos de la gleba y la
deuda es la aceptación sumisa de su condición de siervos, en la mayoría de los casos. Y cuando el vaso desborda y nos rebelamos,
nuestras reacciones son tan previsibles, están tan estudiadas,
diseccionadas, evaluadas y clasificadas que cuando vamos, los otros
(los poderes fácticos a-temporales) han ido y vuelto dos veces. Además
cuentan con creadores de opinión e infiltrados con lo cual está muy
complicado que una revolución triunfe...
Solo hay una cosa
que el poder teme del siervo y no es que se rebele y salga con una hoz o
una pistola a la calle (eso es controlable y hasta deseable como justificación para la represión); lo que más teme, es que el siervo
piense por sí mismo, decida por sí mismo y elija por sí
mismo. Para eso tienen una instrumento maravilloso...¡La educación! (tanto pública como concertada, qué más da si hablamos de
castración mental).
Y por ultimo si
todo falla siempre queda el método más eficaz desde los albores
del nacimiento de las sociedades estado: ¡El miedo! Repasemos una
serie de miedos actuales con los que nos bombardean incesantemente:
Cambios climáticos terribles. Terrorismos
brutales por individuos desalmados malvestidos, ignorantes, fanáticos. Siempre de países inhóspitos, bárbaros, incivilizados, no democráticos.
Recesiones económicas terribles, vivimos por encima de nuestras posibilidades,
deudas impagables, terminología económica indescifrable. Fines del mundo,
meteoritos, apocalipsis, hambrunas, glaciaciones,
películas de zombis. Epidemias
terribles (gripes aviares y porcinas, virus ébola, genes
mutantes. (Curiosamente siempre estas pandemias vienen de países
lejanos, dictatoriales, atrasados...)
Violencias de
todo tipo: de género, niños psicópatas armados, desaparición de niñas
rubias, bandas latinas, saqueadores de casas, mutiladores, esquizofrenias, policías corruptos, caníbales por internet,
adoradores del maligno, ladrones de cobre, traficantes de órganos,
neonazis, antisistema desquiciados, maestros abusadores,
mataviejas, sicarios colombianos, kamikaces nocturnos...
Todos estos miedos
enaltecidos y repetidos hasta la saciedad se implantan en la mente
del siervo por oleadas consecutivas de los mecanismos de repetición de propaganda generando en la psique un condicionamiento
de desesperanza y desazón que desarticula y bloquea los mecanismos
que todo ser humano lleva dentro para rebelarse ante la injusticia y
la tiranía.
Ante este panorama
hay varias alternativas :
- 1º Desprográmate,
cambia tu disco duro, analiza qué es lo que te han inoculado en la
niñez desde tu familia, la escuela, la religión, el sistema y
resetea...reprograma tu disco duro.
- 2º Diviértete en
todo lo que hagas, disfruta de tus amigos, folla mucho,(sí, lo sé,
es Burgos). No tengas miedo del futuro, vive tu presente, sé
coherente, evita perjudicar directa o indirectamente a otros seres
humanos, animales y a la madre tierra.
- 3º Jódeles donde
más les duele; en el consumo; soberanía alimentaria (no compres su
mierda); no les votes...y se esfumarán como el humo que
son.
Si una masa
crítica suficiente empezamos a creer en nuestro potencial colectivo, los siervos empezaremos a vislumbrar un futuro en donde
una casta parasitaria no controle nuestros designios.