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viernes, 7 de febrero de 2014

#Techday60: Capitalismo de mercado, reflexiones sobre la sociedad de consumo.

Hace unos días se celebró el evento #techday60 en los salones de la Fundación Cajacírculo en la capital burgalesa. En esta ocasión se trató el tema del neuromarketing, algo así como las estrategias comerciales para la venta y posicionamiento de marca sobre productos y servicios, on-line y off-line. 

Dos “expertos” en la venta on-line dispusieron de una hora para contarnos  las maravillosas posibilidades que tienen la web y redes sociales para incrementar la venta en los negocios, nos contaron las tácticas que utilizan las grandes empresas distribuidoras para, a través de la publicidad “emocional”, hacernos decantar por uno u otro producto. 
Un evento positivista, a veces casi religioso, que promueve la evangelización on-line y “el buen rollito” entre los asistentes, que mercantiliza el uso de las redes sociales, que incita a la competitividad más que a la cooperación. Un evento dedicado a la  exaltación del capitalismo de mercado. ¡Cuánta energía derrochada para enseñarnos a vender deseos muchas veces inalcanzables! Estos eventos me recuerdan el sueño americano contado desde la frontera de México, o las reuniones frente a una televisión en un poblado de India para ver a los actores y actrices de bollywood promocionar celulares que nunca llegarán a utilizar. Gentes con muchos deseos y poco dinero para hacerlos realidad, a quienes se les incentiva a competir más que a colaborar. 

No estoy en contra de las herramientas, las Redes Sociales son una rápida forma de comunicarse, de interaccionar, de compartir, de aprender. Pero también hay mucha tontería detrás del “social media”, gurús dispuestos a vender su alma al diablo, personas con grandes capacidades sociales que no se cuestionan el fondo de sus actuaciones. Ejemplos hay bastantes, ponencias subvencionadas con dinero público con títulos como “Los chinos compran Ferraris originales: mitos y realidades sobre la competitividad” nos comparten la visión de un super-experto  en responsabilidad social y competitividad ética. Tal vez si las empresas hicieran bien su trabajo, con mejores condiciones para sus trabajadores, contaminando menos, nos ahorraríamos hipócritas campañas de lavado de imagen y conciencia.

Saliendo de nuestro eurocentrismo podemos encontrar ejemplos que sitúan el aprendizaje y bien común como objetivo. Desde Ecuador, Floksociety habla de un nuevo contrato social con la sociedad civil. Presentan una carta abierta sobre intenciones y futuros, donde la cooperación y colaboración acciona el entramado de una sociedad verdaderamente democrática. Ahora que la conciencia e inteligencia colectiva son capaces de parar obras no necesarias y repensar formas de relación, tal vez sea el momento de decir al mercado que deje de vender humo.