Por Burgos Dijital
Pasadas las 14.30 horas del 6 de octubre, más de cien trabajadores del Ayuntamiento de Burgos y empresas municipales llenaban el Salón de Actos del propio Ayuntamiento, ubicado en el sótano del edificio.
Presidían la mesa, cinco representantes sindicales, uno por cada uno de los sindicatos representados[1] en los diferentes órganos de representación, explicaron a sus compañeros la situación frente al Decreto-Ley Legislativo 10/2015[2], así como la decisión de la Diputación de Burgos de reconocer las 35 horas “por cortesía”, a partir del 1 de enero de 2016.
Por la tarde se repitió la escena, de nuevo, con diferentes asistentes.
En sendas Asambleas, los trabajadores acordaron crear un Comité de Huelga, para promover un paro que obligue a los representantes políticos de la Administración a negociar. Para apoyar las reivindicaciones, en un primer momento, plantean una pregunta en el Pleno del viernes, más una concentración en la Plaza Mayor a las 11 horas. Sobre ellos planea la seguridad de tener que tomar más decisiones, asegurando que no será fácil.
¿Pero como se ha llegado a esta movilización? No parecía tan clara minutos antes, cuando los representantes sindicales y algún trabajador más, esperaban a la puerta del Ayuntamiento. Se les había negado desde Personal la posibilidad de usar el Salón de Actos. Esa mañana fue un verdadero pulso entre el constitucional derecho de reunión y el retorcimiento de la normativa realizado sin pudor por Personal.
Correos de los trabajadores e inusitado contraataque desde Personal, con un correo ( a las 13.30) a toda la plantilla informando de la negativa al uso del Salón de Actos. Fue el Alcalde[3], el mismísimo patrón, quien resolvió el enfrentamiento entre los trabajadores y la Jefa de Personal, deshaciendo el nudo gordiano en cincuenta y nueve segundos. Una breve llamada de teléfono realizada delante de los representantes sindicales abrió de inmediato el Salón de Actos, evitando una Asamblea en la calle que hubiera recordado al 15M.
El mismo viernes de la semana anterior, en una reunión un tanto improvisada, los representantes sindicales, mostraron una cercanía poco común, y con una facilidad desconocida no sólo se dieron cuenta que compartían el diagnóstico, si no que estaban de acuerdo en la actuación.
Las diferencias, si las hubo, se quedaron ahogadas en lo profundo de las gargantas. La palabra Asamblea señoreó desde el principio la reunión. Los trabajadores mostraron su impaciencia y los representantes supieron sentir esa presión. Años con un escaso bagaje reivindicativo se hicieron de repente insoportables. Se decidieron convocar dos Asambleas, mañana y tarde y se escogió el mismo lunes. Cuentan que si luego se retrasó al martes, fue, a sugerencia de la Jefa de Personal..., la misma que, precisamente el lunes siguiente firmaba la denegación del espacio elegido: el Salón de Actos, lugar que se convirtió en sí mismo en una cotizada plaza.
¿Pero, quién ha sido capaz de unir a aquellos que compiten por un protagonismo menguante en las negociaciones colectivas con las Administraciones?
Seguramente, la nómina de responsables podría ser abultada, comenzando por los dos últimos Presidentes de Gobierno[4],...pero no vamos a remontarnos a la Edad del Talante, si no que debemos agradecer la unidad de acción de los sindicatos, en el humilde contexto local, a Carolina Blasco Delgado[5], Concejala de Personal, desde las Elecciones Municipales de 2011.
Carolina Blasco, a la sazón, había convocado una Mesa de Negociación para el día 30 de septiembre con dos puntos en el orden del día, más ruegos y preguntas. La cita era a la una del mediodía. El comienzo se retrasó porque, como es su costumbre, había convocado otra reunión compleja una hora antes, y como seguramente tendría que haber previsto, los temas se prolongaron más de la cuenta.
Hay que saber que las cuestiones que provocan discusión tienen la misma tendencia con el tiempo que los fluidos, tienden a expandirse sin límite y a estirar las manillas de los relojes.
La Concejala, resolvió, dejando a medias la primera reunión (acerca de prevención laboral), lo que provocó cierto mal sabor de boca entre algunos asistentes.
Sin tiempo para un cigarrillo, esto ya no se lleva entre las nuevas generaciones de sindicalistas, (¡cuánto han ayudado las bolutas de humo tabaquero en las negociaciones sindicales!) comenzó la segunda reunión.
El segundo punto del día versaba sobre el Decreto 10/2015, y ya eran las dos y media pasadas. El aire se tensó levemente y los cuerpos se incorporaron imperceptiblemente, el lenguaje gestual reemplazó en sinceridad a la palabra.
Carolina sabe ser, también, bastante fluida, y fue capaz de pasar de puntillas sin afirmar, ni negar nada, apoyándose en su oponente político, el que fuera Concejal del PSOE de Personal[6], que asistía a la reunión.
Estaba para escuchar y despistar, ni en sueños iba a dejar señuelos de sus intenciones. Nada nuevo bajo los focos de la sala de reuniones, era la dinámica habitual, de una persona capaz de agotar al contrario con una hábil estrategia de juego verbal, cambiando de conversación e incluso manejando con maestría los ritmos emocionales.
Carolina es como los galgos, capaces de perseguir y jugar con sus piezas, hasta agotarlas, sin prisas, pero sin clemencia. Establece el campo de discusión, arrastra a sus oponentes al mismo y los va cercando hasta lograr sus objetivos, permitiéndose incluso el lujo de aparentar que cede en algunos detalles, llegando a parecer generosa. Pero no, no fue esto lo que encendió la indignación de los representantes sindicales.
Una vez más, Carolina, tenía otra actividad, sus alumnos la esperaban en la Universidad y anunció que tenía que marcharse, que se suspendía la reunión, la segunda del día.
Se confunden quienes puedan pensar que esto de debe a falta de organización, todo lo contrario es una calculada estrategia para controlar los tiempos, se asemeja más al mago Huldini que a cualquier otro personaje. Una vez más, acaso fue esta la gota que colmó la paciencia, los sindicalistas no podían mentirse por más tiempo, en realidad fueron conscientes colectivamente que el trato dispensado por la Concejala, esa falta de respeto y de consideración, es la medida de su valor y que el respeto en ningún caso se puede mendigar, si no que se conquista.
Ya lo de menos era la consciencia de que la Concejala no estaba dispuesta a conceder nada más allá de lo que la obligaba el Decreto gubernamental.
Desde luego, merecía la pena, desbordar las reivindicaciones, y reclamar todo lo perdido en estos años: las 35 horas y hasta el 5% de salario recortado. Así, indignados y heridos en su orgullo, salieron rumiando los sindicalistas...rotos los espejos deformantes que les hacían verse como negociadores...de humo. Necesitaban otra oportunidad.
[1] Que son a saber: CCOO., UGT, CSI-F, CGT y SPPME (Sindicato Profesional de Policía Municipal de España)
[2] Decreto gubernamental que plantea la reversión de algunos efectos de los recortes del 2012, por ejemplo la recuperación de parte de la paga extra y de algunos días de permisos ( el sexto moscoso y canosos- días de vacaciones por años trabajados) Siendo de obligado cumplimiento para la Administración del Estado, y deja a las Administraciones locales que lo negocien libremente.
[3] Javier Lacalle Lacalle
[4] José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.
[5] Conocida también como “la mujer ubicua”, por la cantidad de responsabilidades que tiene a su cargo, y por ser la única responsable política capaz de participar en dos reuniones a un tiempo. Es profesora en la UBU.
[6] Antonio Fernández Santos