25 de septiembre de 2005
En septiembre del 2005, una parte de nuestra historia natural desaparecía, el bosque de encinas frente al aeropuerto de Villafría, en un estado de conservación excepcional, donde era fácil imaginar como fue el entorno forestal del Burgos que jamás volverá, con ejemplares varias veces centenarios, era arrasado por las motosierras, para dar paso a un solar donde más tarde se construirían naves industriales a día de hoy prácticamente vacías.
De nada sirvió ponerse delante de las máquinas, ni las constantes llamadas a responsables municipales...y así... como un castillo de naipes, una tras otra, las encinas sucumbieron a la peor de las pesadillas de la especulación inmobiliaria y el expolio de nuestro patrimonio natural.
No hacía tanto, en un acto de reivindicación y puesta en valor de ese excepcional retal de bosque autóctono, Ecologistas en Acción llevó a cabo una limpieza del lugar y celebró una fiesta, con música en vivo incluída, intuyendo que algo podía pasar.
El ayuntamiento de Burgos no hizo caso a la oferta que los propietarios de ese rincón botánico le hicieron...las prioridades eran otras...
Tras la talarrasa, una concejal indolente, cuyo nombre omitiré, declaraba a los medios de comunicación que el ayuntamiento, había movido los hilos, pero que no había sido posible el desastre...hoy esta política, de raza, hija de su tiempo..., desarrolla su labor en las Cortes de Valladolid, y apenas se la oye farfullar en defensa, o sorpresa, de la central nuclear, caduca, peligrosa y amortizada de Santa Maria de Garoña.
Volviendo a lo realmente interesante, los más viejos del lugar, decían que aquél prodigioso bosque de encinas de Villafría, era la última parada que hacían las cabezas de ganado ovino, antes de entrar en los mataderos de la ciudad, allí pastaban, se relajaban...y quizá a sabiendas que su triste destino era el cadalso, mantenían ese relíctico bosque, última y ensoñadora estampa botánica, para los que más adelante vinieran, pudieran llevarse un último bello recuerdo.
No sería descabellado pensar que alguna bellota alojada en el complejo sistema digestivo de estos rumiantes, o enredada entre su lana, esta bellota nómada cayera al suelo en otoño y las lluvias de abril, con su perezoso sol de membrillo, obraran el milagro de la vida.
Extremece todavía, imaginar que su origen pudiera haber sido el sabio encinar cantábrico, las emocionantes dehesa extremeñas...un mundo de sueños, roto por la peor de las pesadillas.
Ojalá la desaparición de este excepcional retal de bosque autóctono, sea una llamada de atención, aunque tardía para los políticos, para una sociedad cada vez más concienciada de que nuestro futuro camina solapado a la conservación de cada uno de nuestros, cada vez más escasos bosques originarios, con toda su biodiversidad y economía asociada, que aquejados de múltiples peligros, ante el abandono institucional, se conviertan en, nuestra verdadera Marca España, porque de ellos dependemos...y es que no hay mayor PIB que el patrimonio natural que nos rodea, que a poco que le cuidemos, nos devuelve...LA VIDA.
Fotografías de archivo Burgos Dijital: Tala del Montecillo de Villafría 20 de septiembre de 2005 y 25 de septiembre de 2005 acto-protesta en Plaza Mayor de Burgos de Ecologistas en Acción