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martes, 8 de septiembre de 2015

Burgos, Ciudad Refugio

Por Eva de Ara
Concejala por Imagina Burgos en el Ayuntamiento de Burgos.

Comienzo estas líneas tras un verano en el escaño desde la idea de que ya es hora de que Burgos forje un compromiso social. Quiero usar este espacio que me prestan para explicarlo desde un ejemplo concreto: llevar a Burgos a la Red de Ciudades-Refugio que ha creado la alcaldesa de Barcelona Ada Colau. Para no caer en lo emocional y anecdótico quiero dar una pincelada de contexto:


Sabemos que una guerra es un fracaso del entendimiento, fracaso de la protección del más débil y fracaso del ser humano como sociedad en el ensayo de construir un mundo común. A algunas generaciones nos cabría el orgullo de levantar la frente por no haber participado en una guerra, -¡generación civilizada, culta y racional! -diríamos. Sin embargo, mirando profundamente, lo cierto es que mantener estable el precio del petróleo que consumimos obliga a mantener países dominados constantemente, y España domina para tal fin a través de su participación en la OTAN y en el Euroejército; el resumen viene a ser que unos pocos privilegiados respiramos tranquilos en un mundo que no existe para otros. 

No es algo nuevo, en su momento el algodón y el lino procedían de colonias inglesas donde la gente trabajaba a golpe de fusta o culata y seguramente, los ingleses que se beneficiaban de aquellas prendas desconocían su procedencia. Con los metales preciosos de América y todos los productos importados pasó otro tanto, Europa se consolidó como potencia económica mientras barcos de esclavos zarpaban para trabajar. También, por mucho orgullo que nos traiga recordar los avances de la revolución industrial, habría que preguntar a un niño tejedor de la época si estaba contento con las horas de sueño que le permitía su trabajo en los telares y que le impedía asistir a la escuela.

Quiero también expresar por qué sigo creyendo en el ser humano tras las sombras del párrafo anterior: porque junto al afán de conquista descrito, me encuentro también con corazones que se abren de frente por solidaridad y eso es contagioso e imparable. A muchos os vendrán las imágenes famosas de los barcos venidos a España zarpando para Argentina, México, Unión Soviética y otros tras nuestra Guerra Civil llevando a niños y a cuantos pudieron cargar; a otros os vendrá un rostro cercano en vuestro momento de debilidad y hombro en el que apoyarse, a mí me llega el revulsivo de municipios que, uno tras otro, se están uniendo a esta red de Ciudades-refugio y de tantas personas que se están sumando al registro de familias de acogida.

Decía un buen argentino que la solidaridad es la ternura de los pueblos, y eso, más que poesía, es algo que se aplica o no se aplica. Burgos tiene opción de mojarse o no y de participar o no de esta ternura con los refugiados sirios. Burgos tiene la oportunidad de escribir su capítulo de historia junto con otros que ya se están uniendo.

Pienso, que muchas propuestas locales como ésta son inseparables de una acción conjunta a nivel estatal; por eso esta iniciativa es el mejor ejemplo en lo concreto de que la Unidad construye conciencias y de que las conciencias mueven el mundo. 

Anteayer me sorprendí con el anuncio del PP de esta misma propuesta, casualmente 15 minutos después de que nosotros la comentásemos con algunas personas del ayuntamiento, propuesta bipolar para un partido con un presidente inmóvil, por cierto.

No queremos sólo un titular que sirva para lavar la mala imagen que proyectan; queremos un compromiso, queremos que se habilite una partida presupuestaria específica, queremos que se exija por parte del ayuntamiento al gobierno central una mayor celeridad en las resoluciones administrativas y una mayor cobertura. Resulta bochornoso y despreciable tener que recordar que estamos hablando de personas, de vidas, de necesidades básicas. Resulta indecente e infame que nos atrevamos a culpar de “la situación por la que está pasando Europa” a aquellos que huyen de una guerra. Por ello, se debe además cambiar el sistema de acogida actual, que se limita a prestar asistencia los primeros seis meses, periodo a todas luces insuficiente para personas que han sufrido los efectos de una larga guerra y un complicado viaje hasta llegar a territorio europeo.

Quiero creer que existe solidaridad y compromiso en la sociedad española y quiero creer que se puede hacer de España un país acogedor y comprometido con las personas más vulnerables. Somos nosotros quienes tenemos la capacidad de evitar que las futuras generaciones se avergüencen de aquello que se pensaba imposible.

Es curioso ver cómo funciona la política: los que somos nuevos tendremos que ir aprendiendo; si no, será una pena que intereses oportunistas y protagonismos acaben minando ilusión e iniciativas. De cualquier modo, bienvenidos sean a éste nuestro barco, todos aquellos que quieran usar nuestras propuestas. Me consta que organizaciones a nivel nacional ya están movilizadas, habrá que seguir sumando, ya que cabalgar juntos parece que da resultados.