¿Y Ahora? ¡En Común!
- La Unidad hace la fuerza -
Hace no muchos días que conocíamos los resultados del último barómetro del CIS, retrasado al mes de agosto. Hay quienes se han sorprendido con el resultado pero este tipo de encuestas siempre hay que tomarlas con cierta distancia: tras la conocida "cocina" del CIS - y otros barómetros de empresas privadas - siempre hay cierta tendencia a conducir la opinión de la gente. Según este barómetro, el PP se mantendría como primera fuerza política con el 28% y el PSOE quedaría como segunda fuerza con casi el 25%. Por su parte, nuevas formaciones perderían fuerza: Podemos bajaría hasta el 15'7% y Ciudadanos superaría por poco el 11%.
El sistema no iba a dejar caer al bipartidismo que lo sustenta, y vemos ahora cómo intenta recomponerse. La eclosión del 15M hace algo más de cuatro años y la cristalización del descontento provocaron una situación que desde la izquierda política nos desbordó y no supimos canalizarlo. Este movimiento ponía directamente contra las cuerdas al régimen del 78 en un grado que hasta entonces no habíamos sido capaces de conseguir.
¿Qué hacer ahora? ¿Está todo perdido o podemos canalizar todo eso? Siendo sincero, soy de los que piensa que no hay nada perdido. Quizás hayamos perdido tiempo - y aquí habrá unos más responsables que otros - pero aún estamos a tiempo y ahora comenzamos con las múltiples experiencias de las pasadas elecciones municipales y autonómicas: Imagina Burgos, Valladolid Toma la Palabra, Zaragoza en Común, Marea Atlántica, Barcelona en Común, Ahora Madrid, etc.
Probablemente no debamos ver esto como un comienzo de "otra cosa" sino como la continuidad de un proceso político encaminado a construir un proyecto de país para esa mayoría social que se encuentra hoy en una situación de emergencia. Vivimos una situación excepcional en lo político y en lo social, agudizada por una crisis económica que ha socavado los pilares del sistema: nada volverá a ser igual que antes.
La necesidad de construir una alternativa política y social al actual sistema debe ser lo suficientemente amplia y fuerte para hacer frente a los cambios estructurales que se promuevan para salir de la crisis a favor de la mayoría social. Además de una mayoría social concienciada y organizada, para tal fin están llamadas también las fuerzas políticas y sociales transformadoras y alternativas a este sistema. Nadie dijo que fuera fácil construir un modelo político, social y económico alternativo al actual. Debemos tomar conciencia de que los poderes que sustentan el actual sistema no se quedarán de brazos cruzados: la llamada Ley Mordaza es sólo un ejemplo de ello, como también lo han sido las reforma laborales o la modificación del artículo 135 de la Constitución.
¿Qué responsabilidad histórica tenemos ahora las distintas organizaciones políticas y sociales? En nuestras manos está la derrota del actual sistema que sólo genera pobreza y miseria para los de abajo, la clase trabajadora, mientras enriquece aún más a la élite de oligarcas que mueven los hilos en nuestro país. No nos estamos jugando ganar las próximas elecciones, va mucho más allá: nos jugamos el futuro de las próximas generaciones.
Estamos llamados a no repetir los errores del pasado, tanto propios como ajenos. No hay fuerza política, social o sindical que por sí sola pueda cambiar este sistema y la historia así nos lo demuestra. De un tiempo a esta parte van surgiendo nuevas formas de hacer política que conforman nuevos espacios donde la gente quiere participar en todo lo que les afecte. Hay que trabajar en desarrollar estos espacios, para lo cual necesitamos una mínima organización que esté cohesionada.
Hace pocos meses eran cientos las asambleas que nos reuníamos para gestar una alternativa política con militantes de partidos, activistas sociales y personas independientes que ansiábamos un cambio de modelo en nuestras respectivas ciudades. Supimos dar un paso al frente todas juntas y juntos, ¿por qué no volver a hacerlo? Fuimos miles de personas a lo largo y ancho del país las que dedicamos tiempo y esfuerzo a articular estas candidaturas de Unidad Popular. ¿Y cuál fue el resultado? Dispar en lo cuantitativo - aunque muy positivo - y evidente en lo cualitativo.
Echando un vistazo queda patente que a veces las sumas multiplican más que sumar y que unidas hacemos más fuerza que por separado. Me sumo al lema de que "la Unidad Popular es el único camino". Aprendamos también del 24M: a nivel municipal se lograron victorias que supusieron brechas y rupturas con lo existente hasta entonces, lo cual no se ha logrado en ningún territorio a nivel autonómico. Este hecho nos deja un claro mensaje: por separado no lograremos cambio alguno.
Y ahora la pregunta del millón: ¿y todo esto cómo carajo se hace? Cuando hablo de Unidad Popular no dejo de pensar en la militancia de las organizaciones políticas transformadoras, a las activistas de movimientos sociales y a toda esa gente que, sin estar organizada, comparte anhelos de cambio real en nuestra sociedad: ruptura con el régimen del 78 y nuevo modelo económico, político y social al servicio de las clases populares.
Hagamos de la Unidad Popular un verdadero instrumento político de transformación, no caigamos en una mera marca electoral o una herramienta de comunicación. Huyamos de tactismos, egos y demás estrategias absurdas: hay una situación de emergencia social que no nos permite perder más el tiempo, hay una mayoría social que necesita organizarse y dar respuesta. Esta debe ser la esencia de la Unidad Popular. Tengamos en mente que nuestros objetivos son políticos y no meramente electorales. Es tiempo de comenzar a elaborar un programa de mínimos desde abajo y de forma participativa. Esto se logra desde la autonomía y el máximo respeto entre personas y organizaciones participantes, no hay paraguas que abarque una Unidad Popular amplia con posibilidades de lograr cambios. Toda organización y toda persona estamos llamadas a estar a la altura: es hora de pensar políticamente (que no electoralmente).
Foto de archivo Ada Colau en Burgos |
"Luchemos juntas en las instituciones lo que antes habíamos luchado en las calles"
Para mí lo que demuestra el barómetro del CIS es que abandonar las calles para tirarse al electoralismo es un fracaso. En el mejor de los casos se podrá "influir" en un gobierno del PSOE. Para eso no creo que merezca la pena poner tanto énfasis. Con las calles frías y vacías no se conseguirá nada. Desde luego a mí me preocupa bien poco si el partido que vote a favor de la investidura se llama Podemos o Ahora en Común. Lo que me preocupa es que Gamonal haya vuelto a dormirse, que en Madrid casi nadie apoye la Acampada Mordaza o que Ahora Madrid se dedique a apoyar a los golpistas venezolanos junto con el PP.
ResponderEliminarCONFLUENCIA EN CyL, SÍ O SÍ. Castilla y León elige 32 diputadxs, algo menos que Madrid (37), casi igual que C. Valenciana (33) y más que Galicia (23). ¿Nos damos cuenta, y lo haremos ver hacia afuera, que es tan importante lo que pase en las elecciones generales en CyL como en estas comunidades? O sea, que ningún partido transformador puede dejar de pensar en esta comunidad para la confluencia si quiere ganar las elecciones. ¿Se me entiende? Quiero decir que, SI NOS ORGANIZAMOS, tienen que escuchar la voz de esta comunidad, pero lo harán más fácilmente si lo planteamos de esta manera, como conjunto, pues cada provincia tiene poco peso.
ResponderEliminarNOTA: El hecho de que cada provincia elija pocxs diputadxs es en realidad otro argumento para la confluencia, pues sin ella no hay posibilidades de ruptura.