El dinero pagado en nómina de diciembre solo a los funcionarios de Hacienda en Burgos asciende a 29.190 euros, en las llamadas "bufandas", el resto de funcionariado ha sido discriminado |
La Consejera de Hacienda Pilar
del Olmo engaña a los castellanos y leoneses al informar reiteradamente en
Cortes de la imposibilidad de hacer públicas las famosas “bufandas”, las
gratificaciones extraordinarias que la Junta concede a algunos empleados
públicos por servicios extraordinarios, amparándose en un informe jurídico
hecho a medida por la Agencia Nacional de Protección de Datos.
O eso o la Consejera ha tirado el
informe a la papelera, de lo cual debería dar constancia tanto a los
Procuradores de la oposición que en repetidas ocasiones han denunciado la
opacidad de la recompensa como a los representantes sindicales, los cuales, según
la normativa, tienen derecho a dicha información.
Lo cierto es que diferentes
plataformas en defensa de lo público han denunciado el hecho de que estas
gratificaciones sirven para mantener una red de fidelidad y de clientelismo
destinada a buscar silencios ante los manejos que de tanto en cuanto nos
descubren organismos como el Consejo de Cuentas o los asfixiados medios de
comunicación que buscan su libertad fuera de la órbita de Ulibarri y la familia
Méndez Ordóñez.
Burgos Dijital ha podido
comprobar como en la Delegación Territorial de Burgos se han hecho públicas,
eso sí en un rincón del edificio, las gratificaciones que han sido repartidas a
todos los funcionarios del Servicio Territorial de Hacienda en forma de “incremento
del complemento de productividad”.
El concepto por el cual se abonan esas cantidades está dentro del "Plan Específico de Lucha contra el fraude 2014" |
A juzgar por los hechos, no se ha
producido más que una dádiva discrecional que en este caso tiene que ver más
con la “inyección de optimismo” sospechosamente cercana, junto a la devolución
de la paga saqueada en el 2012, a las elecciones generales por parte de los
ejecutivos de Herrera y de Rajoy.
Lo grave del asunto, como
apuntábamos arriba, es que en este caso Pilar del Olmo cumple las disposiciones
de la Ley de Función Pública 7/2005, que en su art. 76.3 expresa que “las
cantidades que perciba cada funcionario por este concepto serán de conocimiento
público de los demás funcionarios de la Consejería interesada, así como de los
representantes sindicales”, por lo que estaría infringiendo las supuestas
órdenes vinculantes en las que se ha amparado hasta ahora para ocultar los
datos de los empleados públicos que reciben gratificaciones extraordinarias,
las cuales también la ley informa en el mismo sentido.
Los sindicatos y sus
representantes no han sido informados oficialmente de esta sorprendente medida,
ya que hasta ahora la productividad era un concepto salarial fijado por las
funciones y las responsabilidades de cada puesto de trabajo y negociado entre
ambas partes. Con esta medida la Junta viene a decir al resto de empleados públicos que toda la pérdida de poder adquisitivo acumulada en los últimos 15 años se debe directamente a su falta de rendimiento y lealtad profesional.
La mayor parte de los empleados
públicos han cobrado en torno a una media de 400 – 500 €, aunque algunos de
ellos han llegado a percibir de “aguinaldo” la cantidad nada desdeñable de 1500
€.
A día de hoy la denuncia
realizada a la Inspección General de Servicios hace ya más de un año y al
Presidente de la Junta hace dos semanas por funcionarios de la Delegación de
Burgos y el movimiento Viernes Negro acerca de las graves irregularidades
cometidas por un funcionario de Hacienda no sólo sigue siendo silenciada, sino
que se da la paradójica circunstancia de que dicho funcionario también ha sido premiado
con más de 700 euros “por su especial
lucha contra el fraude”.
Es de suponer que el portavoz de
Ciudadanos en las Cortes Luis Fuentes, después de pactar la creación de un
mecanismo de protección de denunciantes en la administración pública, pedirá
explicaciones ante semejante despropósito. O quizás lo que ocurra es que ni
siquiera persiga el objetivo de la regeneración, dada la deserción de su
partido por entregarse sin condiciones a los primeros presupuestos de esta
legislatura.
Parece que en Burgos también
tenemos a nuestro propio “Gómez de la Serna” y quién sabe si en Castilla y León a nuestro
propio Albert Rivera, dechado de vacuidad y oportunismo.