Resulta profundamente llamativo como el 1 de febrero de 2016 los sindicatos CCOO,
UGT y CSIF dieron el pistoletazo de salida en el Diario de Burgos como únicos
vertebradores de la representación de los empleados públicos de la Junta ante
los próximos comicios sindicales del 3
de marzo.
Ante esta fotografía, sería por otro lado muy fácil pero
poco imaginativo hacer la misma
comparación con la presencia mediática de los partidos políticos en las pasadas
elecciones generales realizando una equivalencia entre estos sindicatos y el
bipartidismo junto a las marcas nacionalistas conservadoras en sus
respectivos territorios.
Ciertamente las reglas del juego son parecidas aunque
buscando una menor intensidad premeditada en la contienda, puesto que para
asegurar el poder lo mejor es que nada cambie, no vaya a ser que la bien organizada colmena de abejas se transforme en
un avispero. De ahí tanta “paz social” vendida por el
Presidente de la Junta, el equivalente en este caso al jefe de la patronal, y
tanto acuerdo comprado por nuestros representantes sindicales, eso sí vía
financiación: ¡¡Qué mejor masaje que una buena lluvia de billetes!!
No se va a explicar lo que significa el Movimiento Viernes Negro (VN) porque ya hay publicado lo suficiente, pero sí se pretende recordar que este colectivo nació de forma espontánea, contando con muchas personas que o bien no tenían ninguna afiliación sindical o bien pertenecían, e incluso eran delegad@s sindicales, de todas las centrales con representación en nuestra provincia.
Poco a poco y a medida que iban pasando las hojas del
calendario, las manifestaciones iban perdiendo
fuerza pero ganando en razones morales y objetivas. Muchas personas comprometidas perdieron sus energías para seguir confrontando
con sus denuncias que la crisis ha sido
una gran estafa y que ha servido de excusa para realizar un ideológico
desmontaje de las administraciones públicas a través de privatizaciones y
externalizaciones.
Otras dejaron el
colectivo por las presiones de sus superiores, la mayor parte de ell@s
“libres designad@s”, y por los “toques
de atención” de l@s representantes sindicales a los afiliad@s más activos.
Seguro, también, otr@s habrán dejado la pelea por no estar de acuerdo con algunas de las
denuncias y acciones.
Vaya por delante que
la crítica desde este medio no es hacia las bases y simpatizantes de los sindicatos a los que se alude, la mayor parte gente honesta y trabajadora que en muchos casos
incluso estarán en listas de candidat@s para “rellenar”, sino a los aparatos autonómicos, a sus correas
de transmisión y también, por qué no decirlo, a tod@s aquell@s que se
aprovechan de su posición de poder, sus contactos y la información atesorada
para malgastar sus liberaciones y horas sindicales en “cosas personales” o colocar de manera espúrea a familiares y amig@s
en la Administración.
Esto es lo que hay y esto es lo que ha llevado a la
situación en la que se encuentra ahora: UGT dice que “la dignidad es el salario”
en una ¿inverosímil coincidencia? con el nombre que much@s emplead@s
públic@s dieron a una lista de reivindicaciones
y propuestas que fue elaborada con la participación de tod@s en el 2011 y que se entregó al Presidente de la Junta de Castilla y León, la “Lista de la Dignidad”; CCOO y su secretario autonómico se hicieron
la foto-portada con el Presidente conservador Juan Vicente Herrera para
cerrar con un apretón de manos la ampliación
del horario, medida que sirvió especialmente para la reducción de plantillas de manera quirúrgica en la Sanidad y la
Educación; y el CSIF que defiende
especialmente la carrera profesional en una administración pública dónde nadie
sabe qué significa esto.
Lo cierto es que tras cuatro años de imperio trisindical es
un hecho objetivo que la capacidad
adquisitiva de los empleados públicos se ha visto menguada y que muchas otras personas que trabajan
en los servicios públicos han visto como se precarizaban sus salarios y sus condiciones laborales; que se continua con el mismo horario de
trabajo gracias al incumplimiento del infame pacto alcanzado por el que el gobierno popular les devolvería a las 35 horas, y a la reducción proporcional para
docentes y sanitari@s, una vez alcanzado el 2,5 % del PIB, condición ya
cumplida; y que las formas de provisión
distintas a la oposición y a los concursos libres junto al “trapicheo digital”
han convertido estos centros de trabajo en comisarías políticas, muy
lejos de la pretendida profesionalidad.
Si hace menos de un año estos
tres sindicatos dieron su visto bueno a una campaña mediática de dignificación de l@s emplead@s públic@s,
cuando prácticamente se les ha deshauciado de todos sus derechos laborales, para
permitirle al partido gobernante arañar votos a costa del erario público y que PLADEPU (Plataforma para la Defensa de lo Público) consiguió paralizar haciendo pública esta perversa estrategia, ahora el Consejero de Presidencia, cuya mujer
utilizaba coche y conductor oficial para su uso privado, abre las puertas del
Paraíso a los representantes sindicales y les habla de trasparencia y de
profesionalidad.
Todo esto resulta una farsa y basta con analizar la situación para comprobar que con su silencio y/o su
asentimiento son responsables de una
escandalosa gestión de personal utilizada para hiperpolitizar la
administración a través de Libres designaciones, de caprichosas comisiones de
servicio, de contratos de alta gestión, de contratos que desprecian las bolsas
de empleo burlando los méritos y la capacidad de los no alineados a sus
intereses de grupo.
Son así mismo responsables de la pérdida de poder, ellos sabrán a cambio de qué, en todas las
mesas de negociación frente a los ejecutores políticos tras la última
reforma de la Ley 7/2005.
Por otro lado, ninguna
de sus voces se ha alzado contra la creación y persistencia de la
Administración paralela a base de empresas públicas, fundaciones, gerencias
y demás chiringuitos que día tras día tanto VN como PLADEPU han demostrado y
seguirán demostrando que sirven a intereses opacos y privados con profundas
conexiones con el partido gobernante.
También es curioso que mientras todos estos hechos estaban y
están sucediendo, aún es el día hoy en el que nadie puede ver y comprobar las actas y los acuerdos de las mesas de
negociación de las condiciones laborales de funcionari@s, laborales y
estatutari@s.
Para terminar nuestras fuentes nos han confirmado que much@s de los que se han mantenido activ@s en las protestas han recibido presiones para que abandonaran la pelea y, al parecer, ningún@ de l@s representantes sindicales de los tres grandes sindicatos han apoyado a sus compañer@s. En última instancia, algunas de esas personas se quejan de que "mientras un@s poc@s poníamos el dedo en las abiertas llagas de este cadáver y advertíamos de su tremendo hedor, otr@s
nos miraban con desconfianzas y recelos, más preocupados por salvar su status
y buscando con desaliento la obtención de alguna prebenda o privilegio".
Pero es precisamente ahora cuando, recien estrenada la campaña sindical, algun@s comienzan a realizar el juego sucio al que tanto acostumbran. Hasta el punto de que, como se nos ha informado desde Valladolid, el sindicato UGT ha comenzado a repartir propaganda electoral con la quiere convencer a los empleados públicos de haber sido los impulsores de los "Viernes Negros" en Castilla y León.
Esto no parece más que una muestra de nerviosismo de la posible pérdida de poder de esta central sindical, lo que le pondría en serio aprieto a la hora de recibir la porción del pastel repartido por un Juan Vicente Herrera que ya tiene suficiente con soportar las embestidas de la oposición en la investigación de la trama eólica.
¿Comenzará a ser el final de la mal llamada "paz social"?