Foto de archivo |
El pasado sábado asistí a la manifestación convocada (o mejor dicho perpetrada) por CCOO y UGT. La procesión (pues “manifestación” se le quedaba grande) fue aburrida, carente de entusiasmo, sin que apenas se corearan lemas y en un ambiente de apatía y pasotismo que viene siendo la tónica habitual en estas marchas sindicales.
Aquello terminó con la lectura de sendos comunicados que ni lxs más fieles escuchaban.
Por un lado creo que éste tipo de paseos sindicales vienen dados por la necesidad que tienes las burocracias de ambas centrales de aparentar ante sus bases (gente que en muchos casos pelea en los centros de trabajo cada día) que les importa realmente lo que le pase a la clase trabajadora y a la gente que sufre la crisis y el sistema. Mientras mantienen ésta "paz social" que nos está haciendo retroceder décadas de derechos laborales y sociales, de vez en cuando han de dejarse ver con una pancarta en la mano. Nada nuevo bajo el sol.
Hay que añadir tres puntos negativos más: primero que la manifestación solo fue convocada con cartelería en las calles ¡2 días antes!, segundo que CCOO y UGT, como es natural y ya tristemente normal, no hayan hecho el más mínimo esfuerzo por intentar que ni los (escasos) movimientos sociales de la ciudad ni las organizaciones políticas acudieran (anotar que algunas, como Izquierda Anticapitalista, el PCE/IU o los CJC sí participaron aunque auto convocándose). No hablemos ya de intentar aunar esfuerzos con la combativa aunque en mi opinión desorientada CGT. Es obvio que los dirigentes sindicales quieren que sus procesiones estén atadas y bien controladas y tranquilas.
Y en tercer y último lugar apuntar lo detestable que fue la también ya habitual presencia, con el beneplácito de los convocantes, de figuras del PSOE como Octavio Granados, Luis Tudanca, el Sr. Escribano o Jimenez, dirigentes de un partido que hace dos años (y hoy en día en algunas comunidades) aplicaban similares recortes y que ahora pretenden hacerse “los vírgenes”, olvidando con sus nuevas mascaras de luchadores antirecortes que hace dos días pactaron con el PP blindar la Constitución para que el pago de la deuda tenga prioridad sobre cualquier gasto social como las pensiones o la sanidad.
Lo dicho, no he descubierto nada nuevo, pero me parece importante un recordatorio como nota final: la Huelga General de Educación del 24 de Octubre demostró cómo, cuándo las cosas se preparan como es debido, se deja el sectarismo a un lado y se aúnan esfuerzos cada cual caminando por separado pero golpeando juntxs al mismo objetivo las movilizaciones son un éxito.
Parafraseando a aquel: “tristes los tiempos en los que hay que decir lo obvio..."
Y según el autor, ¿cómo o hacia adónde deberíamos orientarnos lxs combativxs aunque desorientadxs? un poco de concreción a veces se agradece.
ResponderEliminaren primer lugar decir que yo también soy afiliado de la CGT, y creo que la combativa aunque desorientada CGT debería tender a ser el corazón de todas las organzaciones y personas que desde la izquierda peleamos contra la crisis, sus responsables y sus consecuencias, seguir trabajando (como antaño) con el resto de organzaiciones y movimientos. Ahora está muy distanciada de muchas luchas (aunque de otras no) y sería la ocasión ideal para, insisto, que el Sindicato reoriente la táctica.
ResponderEliminarOscar J.D