Se cumplieron
los pronósticos y el resultado final de la encuesta sobre la construcción
del Arena que os lanzamos a principios de año no ha deparado sorpresas, siendo el “No”
a la construcción de este controvertido equipamiento la respuesta mayoritaria entre
los que se han animado a participar.
Entre las opiniones en contra, las preferencias se han repartido a partes iguales entre la cerebral: “No, porque hay más necesidades en la ciudad para invertir el dinero”; y la osada: “No, porque prefiero línea de metro en la calle Vitoria y el Arlanzón navegable”. La tercera opción más elegida entre los participantes ha sido la siempre versátil: “No, pues lo quiere Lacalle y no la calle”.
Entre las opiniones en contra, las preferencias se han repartido a partes iguales entre la cerebral: “No, porque hay más necesidades en la ciudad para invertir el dinero”; y la osada: “No, porque prefiero línea de metro en la calle Vitoria y el Arlanzón navegable”. La tercera opción más elegida entre los participantes ha sido la siempre versátil: “No, pues lo quiere Lacalle y no la calle”.
Las opiniones
que apuestan por la construcción de esta instalación también se han dado (como
no) pero, todo hay que decirlo, en un grado significativamente menor que las contrarias.
Así por lo observado, las preferencias se han dividido principalmente entre los
que se decantan por la resignada: “Sí, ya que no tenemos mar al menos tener
Arena” (opción más elegida) y la también osada y no menos fanfarrona: “Sí,
pues nos sobra el dinero y no sabemos qué hacer con él”. En último y
triste lugar ha quedado la opción: “Sí, lo quiere Lacalle y confío ciegamente en
él”. Ésta última creemos que ha sido la elegida preferentemente por
miembros del colectivo de la ONCE.
En cualquier
caso, parece que nuestro alcalde no ha querido esperar a la presentación
pública de los resultados de esta encuesta y ha decidido posponer la
construcción del Arena para mejor momento… Bueno, seamos rigurosos con la
verdad y digamos las cosas como son, ‘le
han bajado del guindo’. Porque si de algo estamos seguros es que a Lacalle
le da exactamente igual: si la ciudad arrastra o no una soberana deuda y de
cómo se las va a arreglar para pagarla; de si debe o no 56 millones a
proveedores (por lo visto no dejan de aparecer facturas en los cajones, ¡manda
cojones!) o si las entidades financieras andan a su busca y captura por tener
contraídos con ellas préstamos por no menos de 143 millones. Cantidades todas
ellas publicadas y en ningún caso desmentidas, lo que nos hace pensar, ¿de cuánto se tratará realmente entonces?
A nadie se les
escapa que nada le gustaría más a Lacalle que ver materializado cuanto antes su
ansiado Arena –por el que ser recordado por sus paisanos cuando sus aspiraciones
le hayan llevado lejos de estos cerros- y que el único motivo que se lo impide
ahora es la negativa obtenida desde Madrid a endeudarse por encima del 75% de
sus posibilidades. Hay que tener en cuenta que entre él y el Principito, Ibáñez,
han logrado elevar el pasivo de la ciudad al entorno del 90% como resultado de una
política de despilfarro, contratismo desaforado y de total desgobierno en las
cuentas municipales.
Según
declaraciones propias, es una decisión tomada con la convicción de que lo más
importante es: “Primero pagar a los
proveedores, lo siguiente es reducir la deuda financiera y ajustar el
presupuesto a esa situación. Será en 2013 cuando tengamos un horizonte
financiero más despejado”. ¡Obras son amores y no buenas razones! Al paso
que vamos y al ritmo de los acontecimientos resulta osado siquiera pronosticar cuál
será la situación financiera de la ciudad en 2013, por mucho que ahora el Sr. de
Foronda se esfuerce por enderezar de la mejor manera todos los desmanes cometidos
por el antes regente Aparicio, por el ahora monarca Lacalle y por el Principito metido por aquel entonces a aprendiz de contable.
Dado el contexto en el que nos movemos, nada hace indicar que para entonces la
situación sea mucho más halagüeña y que, aunque se lograse reducir la deuda por
debajo del umbral exigido (que no recomendado), resulte lo más conveniente persistir precisamente en el mismo modelo practicado que nos ha traído hasta aquí. Muy
al contrario de lo que cabe pensar, el alcalde ya nos anuncia en sus
declaraciones que pospone pero no renuncia a la construcción del Arena y que
también avanza firme hacia su nuevo estrafalario propósito de transformación de
la calle Vitoria. ¡Si no quieres taza,
taza y media!
No queremos
acabar sin dar antes las gracias a todos los que han participado en esta
encuesta y compartido aquí su opinión. Nos gustaría repetir la experiencia también
sobre otro tipo de cuestiones, aunque lo que ya os anticipamos –no por mera
sospecha sino por sobrada evidencia- es que tendremos que volver a emplazaros
más adelante para el mismo motivo y a preguntaros nuevamente por vuestra
opinión sobre éste y otros caprichos del Rey Loco.
Burgosdijital
Es tremendo como desde los medios locales se haya ensalzado la decisión del alcalde de posponer la construcción y la tilden de "prudente", "acertada", "sabia"... cuando sólo el hecho de haber llegado hasta aquí y tenido que recular de esta forma demuestra precisamente lo contrario, que estamos en manos de "im-prudentes", "temerarios" y de auténticos "necios".
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