Pasé por la Feria del libro la semana pasada. Sería miércoles o jueves. La autora invitada a firmar libros no firmó ni uno en las casi dos horas que yo estuve olisqueando por allí. Al parecer, quien sí lo reventó fue Pilar Urbano, claro que hablar de la monarquía (aunque sea bien) en los tiempos que corren, es una apuesta segura. Por lo que pregunté y pude ver, los libros más vendidos de esta temporada han sido el de Elsa Punset - es que la chica sale en la tele- me decían los libreros, y el del abuelo que salta por una ventana y noséquémás. No los he leído. Ni pienso. Además, lo de la hija de Punset llega a crisparme los nervios. ¡Qué afán con escribir libros sobre inteligencia emocional! (en mi pueblo autoayuda de toda la vida). Ya tenemos a José Antonio Marina, que cada seis mesecitos te publica un ensayo que mejorará tu autoestima, tus relaciones personales o tu entorno laboral (si es que queda alguien con trabajo según escribo estas líneas). Me ponen mala. Cuando una está jodida, jodida de verdad, lo ideal sería ir a una buena librería, que un buen librero te leyera la cara, te recomendara algo intenso y de ahí derechitos (o izquierditos) al sofá, al parque, al bar o donde quiera dios que lean los tristes de espíritu. Pero mira tú que es difícil que un librero te recomiende un libro. Al menos en esta ciudad. Y si lo piensas es de locos, porque una va a la pescadería y allí todo el mundo tiene algo que decir sobre el congrio abierto, las lubinas de piscifactoría o el maldito perejil que ya no te regalan en ningún sitio. Pero chico, en las librerías nadie habla de libros. Y en la Feria ni te cuento.
De Burgos soy y en Burgos vivo. Y aunque me
sepa mal cagar donde como, alguien tiene que decirlo: la simpatía,
gracia, donaire, salero y encanto personal que me lucen los libreros
de nuestra ciudad no tiene parangón. Excepciones hay pero son pocas y siempre tiene una que dar el primer paso. Entiéndanme, para un revolcón no
está mal pero para toda una vida, ya cansa.
Y luego está el asunto de los
clásicos, que más allá de las lecturas obligatorias de secundaria,
son escurridizos de narices. Nunca están. Una revuelve entre códigos
da Vinci y biografías sospechosas en busca de Los sueños
de Quevedo o Los
Artículos de Larra
(no te digo ya poesía, en general) pero la hazaña siempre es
infructuosa. Me acusarán de idealista pero si yo tuviera una librería, jamás vendería mierda encuadernada, aunque el vecino facha del barrio entrara diariamente a preguntar por las memorias de Jiménez Losantos. Yo le diría -¡No! ¡Ni eso, ni nada parecido! ¡Lárguese y no vuelva más por aquí, forastero!- Me permitiría ese lujo. Me daría ese gustazo. Sí, ya sé, estoy exagerando, generalizando y
demás, pero acabo de llegar del pueblo, no he cogido ni un mísero
perrochico y la duda me corroe ¿He llegado tarde? ¿Me he equivocado
de sitio? Igualito, igualito que cuando voy a comprar libros.
La pobrecita habladora
Mucho ingenio y mucho humor, me he reído leyendoos.
ResponderEliminarLa solución; comprar por internet. En Amazon o Casa del libro he encontrado ediciones de 2004 y anteriores que, por supuesto, es imposible encontrar en una librería de Burgos, donde Punset y compañía hacen furor. A veces me vergüenza preguntar por un clásico y que no lo tengan. Por eso he dejado de ir a las librerías, salvo en el caso de que los pedidos tarden demasiado en llegar.
ResponderEliminarA algunos libreros de Burgos les dices Richard Yates o John Cheever y te contestan ¿Qué? Me parece que no lo tenemos ¿Me lo puedes deletrear?
jajaj
venga, un saludo.
Qué atrabilis.
ResponderEliminarDiseccionaré, aunque me temo que superficialmente (sic), algunos puntos por orden de aparición:
1) "Pero mira tú que es difícil que un librero te recomiende un libro."
Casi imposible, la verdad. Me temo que el desconocimiento, no ya de la profesión, sino del producto con que se comercia, se ha acrecentado durante los últimos años. Una lástima. Me parece oportuno señalar que apenas existe diferencia sustancial entre comerciante y librero (lo cual no resulta nada halagüeño, por otra parte).
2) "(...) la simpatía, gracia, donaire, salero y encanto personal que me lucen los libreros de nuestra ciudad no tiene parangón."
Mientras no comas donde cagas... XD De todos modos, ¿qué relación existe entre la atención adecuada y la extraversión de quien te despacha? A riesgo de desmerecer: me temo que incurres en la "falacia del hombre de paja".
3) "Excepciones hay pero son pocas y siempre tiene una que dar el primer paso. Entiéndanme, para un revolcón no está mal pero para toda una vida, ya cansa."
¿Eing? ¿Qué clase de librerías frecuentas? :D ¿Primeros pasos? Yo atiendo. No guío.
4) "Y luego está el asunto de los clásicos, que más allá de las lecturas obligatorias de secundaria, son escurridizos de narices. Nunca están."
En serio, ¿qué clase de librerías frecuentas? XD ¿Y las reediciones de Dickens, Balzac o James publicadas por la editorial Alba? Por citar un ejemplo.
5) "Una revuelve entre códigos da Vinci y biografías sospechosas en busca de Los sueños de Quevedo o Los Artículos de Larra (no te digo ya poesía, en general) pero la hazaña siempre es infructuosa."
Mis sospechas se confirman: tú no frecuentas librerías, frecuentas comercios burgaleses. XD Yo te hubiera facilitado la información sobre la última edición crítica de los "Artículos" de Larra en la editorial Gredos, y que, a pesar de que no dispongamos de ninguna copia, podríamos facilitártelo o indicarte que disponen de ejemplares en otros establecimientos (doy fe). (Sí, además de "emplearme" en una librería, adquiero obras de mi interés en otras distintas. ¿Infidelidad? ¿Descontento? No: una librería no es un matrimonio católico, apostólico y romano.)
5) "Me acusarán de idealista pero si yo tuviera una librería, jamás vendería mierda encuadernada, aunque el vecino facha del barrio entrara diariamente a preguntar por las memorias de Jiménez Losantos."
Me temo que no subsistirías. XD ¿Con qué rellenarías los anaqueles? ¿Con volúmenes de Faulkner? Como información adicional: yo compré las únicas obras de Faulkner que he logrado vender durante el mes de mayo (paradoja incluida).
En suma: a pesar de mi tono (suavemente) "beligerante", he disfrutado de tu análisis.
Un saludo. :)
Yo conozco dos librerías en Burgos que rompen esos tópicos, de facto, me encanta pasarme cada mes y dejar que me recomienden alguna pequeña joyita... Aunque el artículo genial, me ha encantado.
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