La fiesta de Villalar de los Comuneros medicina contra la agonía
Por Burgos Dijital
Casi quinientos años después la gente sigue acudiendo a Villalar, la misma fiesta para celebrar cosas diferentes. Para unos, la fiesta nacional de Castilla para otros un homenaje a los que nos preceden en la lucha. Ése y no otro es el éxito de una fiesta que ha tenido tantos enemigos. La heterodoxia de la tierra compuesta por castellanistas, comunistas, anarquistas y demás gentes de izquierda, toman por un día el protagonismo de una tierra que tiene una absurda y longeva afición al suicidio político. Villalar representa para muchos/as la vida, la juventud, el futuro, la alegría de esta tierra. Es un día y una cita en donde siempre hay superávit de sonrisas, besos, abrazos, encuentros, tertulias, bailes. Munición de gran calibre contra el invierno de los y las inmorales.
La víspera de la fiesta nos dejó una de las peores noticias que se podían recibir. Este año somos 30.000 vecinos menos. El INE daba una patada a toda la propaganda institucional de la Junta diciendo que Castilla y León era la comunidad autónoma que más población había perdido en términos absolutos y relativos. ¡Bravo Herrera! Volvemos a encabezar estadísticas después de que la Junta batiera todos los récords en subvenciones a aerolíneas.
Casi quinientos años después en las tierras del Duero vive la misma población que entonces. Quinientos años después seguimos escuchando recetas e imposiciones con acentos teutones de los nuevos Fugger, y de sus legiones de colaboradores vendepatrias como Guindos, Marianos, Zapateros, Rubalcabas, Herreras o Lacalles.
Padilla " la brava maldonada"
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