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martes, 9 de julio de 2013

Brasil - Burgos: Cambiando de tópicos

Brasil país del trópico y también país de tópicos  Ciertos o no, los  tópicos han funcionado bien dentro y fuera de sus fronteras y han hecho de Brasil el país de las garotas caminando caminho do mar, el de cantantes que bailaban el tico-tico con fruteros en la cabeza, el del perpétuo carnaval, el de la samba, el del jogo bonito, el de culos de antología, y cuerpos perfectos.  En resumidas cuentas, y a pesar de la campaña de Sonríe es Burgos, la antítesis de los tópicos que suelen asignarse a Burgos.  Por resumir podemos decir que en el imaginario colectivo, Brasil es a la lambada, la reina del carnaval y el tanga lo que Burgos, a la jota, la gigantilla y la faja de cuello vuelto.  Hay incluso quien afirma que un burgalés jamás hubiera escrito “la chica de Ipanema”, uno de Burgos jamás se pone melancólico si la chica que te gusta hace como si no existes, porque lo normal en Burgos es que las garotas no te hagan ni puñetero caso…

Si Brasil no era el paraíso era porque Dios en su infinita sabiduría había repartido gracias, privilegios y carencias a lo largo del globo terráqueo.  Los tópicos negativos son el anverso de la misma moneda.  Las y los brasileños serían la alegría de la huerta, pero del tercer mundo.  Alegres pero pobres.  Aún recuerdo un chiste de Emilio Aragón en el que desde un balcón un general con acento brasileiro culpaba a la indolencia de los ciudadanos de la desastrosa situación económica.  La solución al problema quedaba plasmada en un lema:  “menos samba y mais trabalhar”, pero a base de repetir el lema varias veces el propio caudillo acababa bailando samba.   Se sugería de alguna manera que los brasileños no podían escapar a su destino, rumboso pero lleno de pobreza, con regímenes políticos cuando menos frívolos y caprichosos cuando más, abiertamente corruptos y autoritarios.  Estaban determinados, acaso por el calor del trópico, a ser personas alegres y un poco simples, como los papeles que representaba Regina do Santos en el Un, dos, tres.   País de espectáculo, de fútbol, y baile, de vacaciones del Dioni. Los tópicos sobre Brasil decían que era un país de gente que nunca se preocuparía por la aburrida política ni de exigir latosos derechos básicos, cuestiones que siempre serían relegadas si hay un trago de caipirinha que tomar, un bailecito que hacer o un partido de la canarinha que ver en la tele.  A este respecto Brasil era la antiEuropa, por mucho que su escudo luciera la divisa “Ordem e progresso” en vez de “Samba e Caipirinha”.  Así mientras los europeos caíamos en la somnolencia existencialista del estado del bienestar, los chicos de Pelé se dedicaban a ganar mundiales de futibol  A cada uno lo suyo.

El caso es que desde hace algún tiempo algunos de esos tópicos parecen derrumbarse: tanto los que corresponden a Burgos como a los de Brasil.  En ambos lugares se ha debatido simultáneamente sobre los medios de transportes y sobre lo importante o accesorio  de la gloria deportiva para los poderes públicos.  En Brasil la gente ha salido masivamente a calle exigiendo un transporte público de calidad y asequible, en Burgos se vislumbra un servicio de autobuses cada vez más caro y precario.  Mientras en Brasil exigen que  la sanidad y la educación son lo primero y no el fútbol ni el mundial en Burgos, el ayuntamiento  se dispone a regalar al Autocid los millones de euros de las cuatro nóminas que  adeuda a las y los trabajadores de la fundación Lesmes.  Mientras los brasileños se disponen a exigir los derechos que les corresponden como ciudadanos, en la senil Burgos como en el resto de Europa los muros ciudadanos se desmoronan reflejo de su caduca valentía.  Creo que en esta mutación Burgos sale perdiendo.  A este paso  nos quedamos sin samba y sin  trabalhar.  Propongo que la próxima vez que la concejala de juventud incite al  exilio a jóvenes de la ciudad, se ponga en contacto con la embajada...
brasileña.   


Carolina R. Tenaz

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