El tiempo parece dar la razón a todas aquellas personas que dudaban en poder encontrar una salida a la crisis económica y político-institucional dentro de lo que se ha dado en llamar “estado de derecho”. Las personas que se consuelan con el mal de muchos pueden estar tranquilas, en ésto Spain no es different. El mal aqueja a todo el autodenominado mundo libre y es que los bruscos movimientos de los políticos para satisfacer los intereses de la minoría adinerada están haciendo trizas la legitimidad de un sistema que se nos vendían hasta ahora con la etiqueta de “democracia”.
Hace unas semanas nos enterábamos de que 700 manifestantes del movimiento #occupywallstreet en Nueva York eran detenidas por cortar el puente de Brooklyn. Paradójicamente esas personas protestaban, entre otras cosas, por la impunidad que gozan aquellos que han provocado la mayor crisis económica de las últimas décadas. La justicia esgrime la espada pero nadie sabe donde esconde la balanza.
El PSOE y el PP debieron tomar mala nota del mensaje que les envió la ciudadanía durante esta primavera. Así, mientras los presidentes de las nuevas cajas practicaban una austeridad sui generis poniéndose sueldos de ocho cifras, Zapatero, Rajoy y Rubalcaba “cedían” a las demandas de mayor participación política reformando la Constitución de todos/as sin consultar a nadie y certificando la ausencia de esperanza para toda una generación de españoles. Éso sí, todo en nombre del “estado de derecho”.
Nuestra pequeña ciudad no ha estado al margen de los acontecimientos. Hace tres meses y medio Lacalle se convertía en regidor de la ciudad y ese mismo día, como en Nueva York, también se detuvieron a tres personas por decirles a los concejales: “Que no nos representan”, “No hay pan para tanto chorizo” y que lo que hace el Ayuntamiento “Lo llaman democracia y no lo es”.
Después de 100 días de gobierno: Lacalle, Ibáñez, Conde y todos los demás; se esfuerzan en darnos la razón y en animarnos a volver a tomar las calles. El partido que presume de bajar los impuestos resulta que subirá por ejemplo el 10% el precio de los servicios sociales que prestan los CEAS, la ayuda a domicilio y las guarderías. Magras subidas si se las comparas con la del agua porque en ésto los y las burgalesas podremos llegar a pagar hasta un 85% más en nuestros recibos, no así la industria que probablemente habrá movido sus hilos para evitarlo.
¿Cómo se van a costear entonces obras tan “indispensables” para la ciudad como el paseo de la Isla o la plaza de Fernando III? ¿Cómo se van a pagar obras de costes tan “mesurados” como la del bulevar o Villalonquejar IV? ¿Cómo se va a pagar el sueldo del tan útil, como exitoso e inmaculado, Malvido “viceconcejal” de cultura? He aquí la respuesta ¿Nos contará Lacalle qué subirá para pagar el Burgos Arena? Sobre esto último, sería interesante que nos diera pistas antes de comenzar las obras.
Este afán recaudatorio contrasta con la supuesta desidia, negligencia o choriceo -aún no se sabe exactamente- del caso Espolón. Para los más despistados recordar que el antiguo café Pinedo, al que tan asiduos son los concejales y diputados provinciales, lleva más de 10 años sin pagar el alquiler del local y se estima que en ello hemos perdido todos más de 100.000 euros que ya lamentablemente han prescrito. Lo asombroso es que Ibáñez, a la sazón concejal de Hacienda durante la pasada legislatura, no haya aún conjugado por ello el verbo dimitir, ni que Lacalle haya apoyado una comisión política de investigación en el Ayuntamiento, ni que la justicia haya intervenido directamente de oficio. Mientras, la policía no ha detenido al emprendedor hostelero, ni siquiera le ha cerrado el chiringuito, sino que únicamente ha procedido a retirarle “educadamente” la terraza.
Como sus primos de Madrid el PP de Burgos también ha tomado nota errónea sobre la voluntad de participación política de la ciudadanía. Desde que se inauguró la legislatura miembros de Democracia Real Ya vienen participando en los plenos realizando preguntas al equipo de gobierno, demostrando con ello tener mucho más interés que algunos concejales, como Cristino, que aprovechan esos momentos para dormitar placenteramente. Lacalle, una vez más y mostrando su interés por “fortalecer” la participación ciudadana, estudia ahora la posibilidad de impedir la asistencia de público a los plenos y, por supuesto, la de realizar preguntas en ellos.
Por éstas y por otras muchas razones que se nos han presentado en estos últimos meses, es necesario que Burgos este 15-O se eche de nuevo a la calle para con ello volver a recordar a Lacalle, Ibáñez y compañía lo mismo que ya se decía hace ahora cinco meses: “Que no nos representan”, “Lo llaman democracia y no lo es” y que “No hay pan para tanto chorizo”.