Me había
tocado tratar de expresar alguna opinión acerca del Aeropuerto de
Villafría-Burgos. Como no he sido diligente, se me han adelantado
los medios de comunicación convencionales, en especial los del Grupo
Promecal, exponiendo razones tan contundentes, acerca del error que
ha supuesto históricamente esta infraestructura, que no merece la
pena añadir alguna más. Las posteriores declaraciones del alcalde
Javier Lacalle, son para enmarcar y recordárselas en otros
contextos. En el Diario de Burgos salían reseñadas, y decían algo
así como “que ya saben que el Aeropuerto supone una pérdida
económica constante, pero merece la pena apostar por él”;
creo expresar con cierta fidelidad lo que pretendía transmitir
nuestro primer edil. Como digo, nos acaba de regalar un auténtico
bumerán. Frase que le estallará en su política cuando defiende o
decide mermar servicios públicos que aún son competencia municipal,
argumentando que son costosos, o que no producen rendimientos
suficientes.
Nos ha
dejado clarísimo que los cacareados argumentos del ahorro económico
o de la eficiencia son reversibles, y pueden utilizarse a
conveniencia de los intereses que estén en la cresta de la ola en
cada momento. Acerca de esta cuestión, nos consta en esta redacción,
el interés de la Cámara de Comercio en esta infraestructura, pagada
con dinero público, todo sea dicho de paso. Interés que por otra
parte, o está decayendo o nos perdemos alguna jugada, o simplemente
ya no se puede ocultar la sangría que suponen cuatro aeropuertos en
una comunidad autónoma de dos millones y medio de habitantes.
Comparativamente contamos en Castilla y León más pistas
aeroportuarias que en la Comunidad de Madrid (les invito a entrar en
la página de Aena y comparar cifras). Y esto desde diferentes puntos
de vista, tanto económicos, como sociales, como de sostenibilidad
ambiental es insoportable. Estas son las reformas que requiere Burgos
(y también España) y no cerrar guarderías, por ejemplo.
Respecto
a la cuestión de la movilidad, y aprovechando el tirón me gustaría
añadir un par de comentarios más. Celebro la voluntariedad de
nuestro Alcalde, para tratar pírricamente de evitar el tren a París.
Sin embargo me sorprendió su silencio, quizá ignorante, acaso
cómplice (lo ejecutaron sus compis del ministerio) cuando se
suprimieron de un golpe un buen número de viajes a ciudades próximas
como Valladolid, Vitoria o Miranda de Ebro, o el escaso ímpetu con
que se ha defendido el tren directo a Madrid... A veces parece una
pose con un gen de complejo pueblerino alojado en el córtex del
primer munícipe, con esa obsesión un tanto paleta por demostrar sus
conexiones y glamour internacional y el descuido por lo próximo. En
este sentido las estadísticas de la propia Renfe son contundentes en
cuanto al número de viajeros que se desplazaban a Valladolid, o
Miranda, y los que aún viajan hasta París. Si no que se lo
pregunten en la Universidad de Burgos, que han visto como caían las
matriculaciones de alumnos procedentes de Miranda de Ebro, tras estas
decisiones.
Y si aún
tienen paciencia, me atrevo con otra cuestión, si acaso más
conflictiva. La movilidad intraurbana. Y pareciéndome este asunto lo
más relevante, aunque sólo sea por las estadísticas de los
desplazamientos, me he comido la mayor parte del espacio, así que
tendré que concentrar el argumentario. La prensa local, en este
sentido el Diario de Burgos, también se ha despachado a gusto con
este asunto (¿será sospechosa tanta crítica?) La gestión del
concejal liberado y con largo historial en la materia: Esteban
Rebollo, no solo no ha resuelto ningún problema si no que ha
generado insatisfacción entre los vecinos, los trabajadores
-incluida la gerente del servicio- y las arcas municipales...
Cierto
es que se lleva algunos años mareando la perdiz, proponiendo
diversos planes de reorganización de las líneas de autobús urbano,
con el objetivo manifiesto de adaptarlas a los cambios en la propia
ciudad, su crecimiento y el desarrollo de nuevos lugares de interés:
el HUBU, la estación de Renfe, etc..., algunos recordamos propuestas
fallidas y enterradas como la del ínclito concejal Malvido, y otras
cuyos informes costaron unos cuantos reales. Nos encontramos en el
momento presente con una flota envejecida que ocasiona averías, y
que precisa de una gran inversión para renovarse. Esteban
Rebollo,insiste por apostar con el sistema denominado “leasing”
que no es más que alquilar los autobuses, encargándose la empresa
propietaria del mantenimiento. Alega que es más económico. Cuando
se comparan las proyecciones de gasto, si hemos de creer las que
presenta el SAMYT (Gerencia de Movilidad del Ayuntamiento de Burgos
que se encarga de estos asuntos), resulta ligeramente más caro la
compra sobre el alquiler. La diferencia no es demasiado relevante
como para una apuesta muy decisiva. Sin embargo cuando entrevistamos
a conductores de autobuses descubrimos la parte oculta del pastel.
Ellos lo relatan así: “cuando hay averías, en los informes
reflejan que son errores de manejo, conducción o uso, de esa forma
evitan hacerse cargo de multitud de averías que les corresponderían,
así les sale rentable, porque estas caen sobre las arcas del
Hay-untamiento, que tiene que completarlo con otra partida.”
¿Y que sacará Esteban Rebollo, concejal de dedicación plena, con
todo esto, aparte de colocar, creo que a un hijo, en la empresa
concesionaria Busbur (UTE que se hace cargo del leasing y del
mantenimiento hasta ahora)?
Nuestro punto de vista y propuesta, más allá del leasing o de la
compra de los propios autobuses y siempre defendiendo un servicio
público para la ciudad va en la siguiente línea.
Creemos
que facilitar la movilidad en una ciudad es un elemento fundamental
para la calidad de vida y la realización de las biografías de cada
cual, hasta aquí no pasa de lugar común. Pensamos que un transporte
colectivo rápido, con suficientes frecuencias y que conecte todos
los puntos cardinales de la ciudad es más eficiente que el uso del
transporte privado, que provoca embotellamientos, contaminación y
problemas de acceso, además de una ingente ocupación del espacio
público. Proponemos al Ayuntamiento una apuesta atrevida por un
cambio de hábitos en la movilidad, favoreciendo el transporte
colectivo. Y una de las medidas es abaratando el precio del autobús
e incluso, por qué no dejándolo gratuito para numerosos colectivos
como desempleados, menores de 16 años, etc. El precio del autobús
no deja de ser en ocasiones una tasa extra que pagan los vecinos de
los barrios para acceder al centro, estadísticamente son estos los
que más lo usan (Gamonal es el ejemplo palmario) ¿Por qué no se
pueden trasladar las subvenciones a compañías aéreas y gastos
aeroportuarios inútiles (¡¡¡1409 pasajeros en octubre de 2013 en
el de aquí!!!), y dedicarlas a la mejora y abaratamiento del autobús
urbano? ¿Tan complicado es llegar a este planteamiento? ¿no usamos
los vecinos con mayor frecuencia el autobús que el avión? ¿No es
más social y ambientalmente sostenible facilitar el uso de un
transporte colectivo de proximidad?
Incluso las costosas obras de lo que han dado en denominar “Bulevar
de Gamonal”, que no es mas que una mejora y adecentamiento de la
calle con modificación de usos del espacio, puede plantearse como un
manera de modificar los usos de los ciudadanos del barrio y de la
ciudad por ende, negociada siempre con los propios vecinos,
aguardando el momento oportuno, tanto económicamente, como
socialmente.
Y
aún más, nos encantaría proponer a los vecinos, a los colectivos
ciudadanos un movimiento a favor del “Passe livre”,
sí el movimiento social que nació en Sao Paulo (Brasil) y que
comenzó protestando por la subida del billete del autobús,
reclamando la gratuidad del servicio y terminó removiendo las
estructuras políticas del país... en nuestras manos está....
Y se nos ocurren más razones, pero...he consumido su tiempo y
nuestro espacio.
Salud...mental.
Paco García.