Los
sofocos de los políticos propician huracanes devastadores en los servicios.
Hubo una vez una importante epidemia en la sociedad española allá por los
míticos años 80. La epidemia del “pico”, de la heroína que nos abrió al goloso
mundo de las adiciones, como cualquier casa moderna de Europa. Maldición. Años
en los que la estructura de la Administración Pública trataba de responder a
todas las demandas de los ciudadanos, aunque fuera para taparles la boca. Con
diverso tino e imitando a nuestros vecinos de allende los Pirineos, se
aplicaron políticas de diversa índole. Desde las Administraciones se
inauguraron los Planes Locales de Drogas, tratando de estructurar, coordinar, y
animar las diversas intervenciones ciudadanas. Burgos, como otras también lo
elaboró. Esto ha sido así hasta el 2011, guiado por una profesional, con la
formación adecuada y ganas de trabajar. Coincidirán en que la prevención en
materia de drogas en la ciudad es una cuestión importante, además sufragada por
la Junta de Castilla y León. Pues bien, a la mal recordada Gema Conde se la
ocurrió que esa cuestión era prescindible, y decidió eliminar de un soplo a la
persona que lo llevaba desde hace años. Podría haberla substituido por otro
profesional capaz, pero no. Hemos perdido esta figura y su trabajo, y como legalmente
están obligado a mantener la entelequia de que se sigue actuando conforme a un
Plan Municipal de Drogas, por el que se percibe una financiación, ahora se lo
han endilgado a un licenciada en veterinaria, a media jornada. Imagino que las
palomas de la ciudad a partir de ahora tendrán racionada la ración de pipas en
la Plaza Mayor....
2-Dedocracia versus democracia
Todo
el mundo sabe que el Ayuntamiento de Burgos, al igual que otras corporaciones,
sobre todo las más endeudadas, tratan de seguir a pies juntillas las
disposiciones gubernamentales acerca de reducción de costes en materia de
personal. En este capítulo, nuestro Ayuntamiento es radical, un alumno aventajado.
Limita las oposiciones, no reemplaza las jubilaciones, no sustituye las bajas,
reduce al máximo el salario de sus empleados, y con gran descaro y alarde de
desfachatez pide solidaridad. Sin embargo por lo bajines, aumenta el coste por
liberar a más concejales y se aferra a los cargos de libre designación. El
último salía anunciado en un lateral y en pequeñito en el Diario oficial del
Grupo Promecal: una plaza de libre designación para la Gerencia de Fomento.
¿Dónde ha quedado el acceso por oposición, que garantiza las condiciones más
limpias para acceder a una plaza en la Administración Pública? Una vez más la
palabra libre, sólo oculta la desigualdad del poder de la “dedocracia en
crecimiento”.
3- Temporada de tornados
El
servicio de información 010 fue creado, hace unos años, con nuevo formato
contratando a una empresa de Valladolid llamada Telecyl. Durante este tiempo se
ha consolidado como un servicio de de información valorado por los ciudadanos
por su gran calidad y resolución. A pesar de ser un servicio contratado, que se
prestaba en las propias instalaciones del Ayuntamiento, a su cabeza estaba un
funcionario que se ocupaba del buen hacer del mismo. Esta plaza fue amortizada
en la ola impulsada por Gema Katrina
Conde, con lo que el servicio ha quedado descabezado. Llamen y prueben
ahora, comprobarán lo que les digo, experimentarán como ya no resuelven con la
misma eficacia las dudas de antaño.
4- Yo privatizo, tú cobras, nosotros arramplamos…
Pero
lamentablemente la temporada de tornados no terminó con Gema K. Conde. Fernando Mitch Gómez le sigue a la
zaga. Es un ejemplo de libro de como destruir un servicio eficaz, útil, con
profesionales experimentados, para sustituirlo por otro manifiestamente peor,
en el que no todos los sustitutos tienen la titulación requerida -una vez más-,
las condiciones laborales empeoran y lo que es peor sale más caro a las arcas
públicas... ¿ustedes entienden algo? Esta es la obra de D. Fernando Mitch
Gómez, que parece que se ha puesto el traje de luces para torear a mayor gloria
de la ideología privatizadora. No importa si es eficiente, lo que importa es la
coherencia ideológica. Y es que lo mismo hace en su propio negocio... o en el
de su mujer, después de aprovecharse de cobrar la prestación por desempleo -¿una
empresaria cobrando la prestación por desempleo?- Al regresar echan a
trabajadores, negándose a pagar las indemnizaciones correspondientes. ¡Vivan
los emprendedores! Sabiendo estas cosas, uno se pone a darle al caletre y se le
ocurren tres posibilidades: 1. Fernando M. Gómez, es tonto de remate. 2.
Estudió en la Escuela de Chicago y poco más que se acostó con Milton Friedman
(teórico radical del libre mercado y de la privatización de los servicios
públicos), y 3. Se le queda algo entre las uñas del Hayuntamiento..., y eso que
él es liberado para que su mujer cobre el paro o eche a empleados de su negocio...
Un 11 de
septiembre con la peña en la calle en Barcelona y otros luchando por sus
derechos en Santiago de Chile, estos últimos también saben de caras
privatizaciones…
Armando
Lío
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