Entre los estereotipos más frecuentados; Burgos es
una ciudad de derechas y siempre lo ha
sido; por tanto, para la izquierda y la lucha de los oprimidos, intentar
cambiar esto resultaría inútil.
Los pilares que sostienen esta argumentación:
una ciudad erigida en el desierto castellano y dominada por una red, heredera
del franquismo, que se desarrolló no sólo a través del aparato político, sino
también mediante la Iglesia, que sigue ocupando un papel fundamental a la hora
de preguntarse por la realidad política de la ciudad. Si a esto le añadimos el
envejecimiento de la población, la juventud expulsada y apartada de sus raíces
ante la falta de oportunidades, la deslocalización y el cierre de la industria,
podríamos pensar que Burgos es de
derechas.
Dicho estereotipo beneficia tanto a los intereses de
la derecha como a la oligarquía local, puesto que ambas constituyen una unidad
que “sujeta”. Además, este estereotipo se aleja de la realidad material,
aquella que se encuentra en constante transformación mediante la lucha de
opuestos; con el surgimiento de contradicciones y la batalla dialéctica que, en
el caso del movimiento de Gamonal, supuso la victoria de la clase obrera frente
a los intereses de la burguesía.
Más bien, lo que ocurre es que la sociedad reproduce
los valores y las ideas que han dispensado los aparatos ideológicos del Estado:
la Iglesia y la familia patriarcal, el sistema político basado en la falsa paz
social o la educación autoritaria, entre otros. Hablamos de la hegemonía de los
valores e ideas autoritarias, propias a la clase dominante; en el movimiento de
Gamonal, advertimos cómo el péndulo oscilaba al tiempo que avanzaban la lucha y
sus correspondientes contradicciones, habiéndose inclinado de parte de la clase
trabajadora gracias a la toma de conciencia, las movilizaciones y contra-ofensivas.
L@s manifestantes de Gamonal
eran pertenecientes, en su mayoría, a la clase trabajadora; personas que habían
estudiado y mamado la ideología autoritaria, que habían sido presionadas y
condicionadas no solo para soportar la enajenación, sino para reproducirla en
su propia familia, con sus hijos y allegados; entonces, los valores cambiaron.
Durante la lucha por la hegemonía de las protestas, dichas manifestantes fueron
combativas, arrojadas y valientes, honradas y dignas; comportándose de forma
contraria a lo que suelen hacer en sus trabajos, o respecto a su vida,
aceptando el “estado de las cosas” porque no son conscientes de que, en
realidad, éste se encuentra en constante transformación y en su mano está
cambiarlo.
El estereotipo de Burgos
es de derechas perpetúa la falsa convicción de que, los valores y las ideas
conservadoras y autoritarias, hegemónicas en la sociedad burgalesa, lo son de
forma constante y lineal; sin que se produzcan cambios ni saltos cualitativos,
como ocurrió en Gamonal. Dejemos de repetir los estereotipos que, además de
faltar a una interpretación seria de la realidad, nos perjudican.
Lucha de
clases en una ciudad industrial.
La supuesta “recuperación” se ha traducido en un
empeoramiento de las condiciones de l@s trabajador@s. Los conflictos desarrollados en fábricas como Ara, Matutano
o Kronospan; aun habiendo aumentado los ingresos de las empresas, gracias sobre
todo al comercio exterior y al descenso de los salarios; peores condiciones
para l@s trabajador@s. La crisis
económica se origina por la acumulación de capitales, canalizados en expoliar
los servicios públicos y en ensanchar la diferencia entre las rentas del
trabajo; refiriéndonos a la suma de los salarios de todos los trabajadores, y
las rentas del capital: dividendos, intereses y beneficios especulativos.
En la distribución de la composición del
PIB por sectores económicos, Industria […] tiene, en
proporción, un mayor peso en Burgos que en el resto de Castilla y León. (1)
Frente al carácter industrial de Burgos, donde la
clase trabajadora es mayoritaria, las instituciones han potenciado aquellos
sectores económicos que permitieran “disgregar” a la clase, precarizándola de
modo que sea aun más complicado construir lucha sindical.
En este sentido, recordaremos
las presiones de la Iglesia frente a la instalación de los polos industriales,
que “acabarían con la familia” y pervertirían a la sociedad, en clara
referencia a la irrupción de la clase proletaria.
El sector servicios [equivalente a precariedad] continúa incrementando su peso en la
estructura empresarial de la provincia, como viene ocurriendo en los últimos
años. En 2012 el número de centros de este sector económico es de 12.321, un
15,90% más que el año anterior.
Más del 75% de los
contratos se formalizan para trabajar en
el sector servicios. Las actividades
económicas más representativas de esta
contratación son: actividades administrativas y servicio auxiliar;
hostelería; industria manufacturera;
agricultura, silvicultura, ganadería y pesca y comercio al por mayor y menor.
Respecto a la temporalidad de los contratos, datos de
2012: el 91,10% de los contratos
realizados fueron temporales. El número
de indefinidos se elevó a 9.166, el
8,90%, incluyendo las conversiones. (2)
En el
siguiente gráfico, observamos el peso de los distintos sectores productivos. El
sector servicios ha sido claramente impulsado por las instituciones políticas,
lo que supone empleo precario.
Entre
las ocupaciones que más empleados concentran en Burgos; ocupaciones de baja
cualificación y peones de industrias manufactureras (43,14%), personal de limpieza de oficinas, hoteles y
otros establecimientos similares (7,00%); peones agrícolas (5,62%); vendedores
en tiendas y almacenes (4,14%); empleados domésticos (4,10%) y monitores de
actividades recreativas y de entretenimiento (1,79%). (3)
Estos son algunos de los trabajos propios de la
clase trabajadora.
En Burgos, la brecha salarial entre hombres y mujeres
se sitúa en un 23,3% (24% en el sector industrial), según apuntaron los
sindicatos. Como podemos deducir de los datos, a los que podríamos añadir otros
que hubieran indicado “por qué apuesta la burguesía”; por ejemplo, la
“ideología de los emprendedores”, esto es, el neoliberalismo.
Los datos señalan a Burgos como una ciudad industrializada,
en cierta medida. Y a la clase trabajadora como mayoritaria y presa de sus
propias contradicciones; el aumento del paro y del empleo precario, así como la pérdida progresiva de los servicios
y las prestaciones sociales, además del empobrecimiento de los trabajadores,
“empujan” en un sentido determinado si van acompañadas de la toma de conciencia
y la movilización, pero los aparatos ideológicos que hemos mencionado antes,
“contra-prestan” este empuje.
El próximo 12 de junio se celebrará una movilización
en defensa de la sanidad pública, y por el rescate público del HUBU. Porque una
serie de empresarios y explotadores; entre los que se encuentran enemigos ya
derrotados en Gamonal, como Méndez Pozo o Arranz Acinas, se han asegurado una
tasa interna de rentabilidad del 6,9%, mientras aumenta la mortalidad
hospitalaria. Lo que conllevan los recortes en sanidad, es la muerte y el
retroceso de la esperanza de vida.
Carolina Blasco declaró que, “si por algo se
caracterizaba la ciudad de Burgos era por la ausencia de conflictividad y la
paz social”; hablando en pasado, puede que, por una vez, no se haya equivocado.
(4)
NOTAS:
(1)
, (2)
y (3) Datos extraídos del Informe del Mercado
de Trabajo de Burgos, 2013.
Observatorio de las Ocupaciones. Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Apunte:
La diferencia es que la primera cita se refiere a datos de 2010, haciendo
referencia el resto a 2012. (descargar)
(4)Bochornosa entrevista en el Diario de Burgos. Fuente.