El robo de bebés por la dictadura franquista y sus herederos.
Un debate en Aranda de Duero.
El 29 de enero y de la mano del compañero José María -portavoz de la asociación En
medio de Abril- Soledad Luque y José Luis Gordillo desvelaron en
Aranda las tramas político-mafiosas responsables del robo a sus legítimas familias de 300.000
bebés.
Soledad Luque (soledadluquedelgado@gmail.com) presidenta de la
asociación Todos los niños robados son
mis niños y José Luis Gordillo (joseluisgordillo@gmail.com) periodista
autor del reciente libro Los hombres del
saco, esclarecieron durante la hora y media de exposición y debate en la Casa de Cultura, las claves del delito.
Como alternativa, presentaron las actividades de este significativo sector Memorialista enfrentado a al andamiaje de los
aparatos del franquismo y sus herederos desde la Transición hasta hoy.
Porque efectivamente, las cloacas repintadas del viejo régimen perviven
en 2016 blindadas ante la verdad y justicia que deben devolver su identidad a
quienes las circunstancias forzaron a crecer
en familias ajenas a su cuna. Cuarenta años después de la muerte de Franco, el
último dirigente del fascismo histórico, sigue pendiente la reparación a madres,
padres y hermanos de miles de bebés robados,
reconociendo su existencia y favoreciendo el encuentro con aquellos bebés vendidos como
mercancía tras decretarse (en falso) su fallecimiento.
Del desamparo a la reivindicación.
Señalaba Soledad Luque que el delito que constituye el robo de bebés
está tan vinculado a la dictadura como a una democracia construida mediante los
pactos que alumbraron la transición, una auténtica “transmisión” de poderes
para reducir a mínimos el cambio del viejo régimen y mantener su impunidad.
Un delito de lesa humanidad que no prescribe y está por encima de leyes
de Amnistía-Punto final (1977) y las construcciones constitucionales (1978) y
sin embargo, un delito enmascarado por poderes judiciales y políticos que, aún
en 2016, siguen empeñados en mantener abiertas precisamente las heridas de los
vencidos y de los humildes, víctimas de un régimen criminal basado en el
terrorismo de estado que asumió al pie de la letra y durante un largo período
la ideología nazi-fascista.
Y victimas después del poder del dinero para comprar familia, que ejercieron tantos neo demócratas instalados en el pos franquismo.
Y victimas después del poder del dinero para comprar familia, que ejercieron tantos neo demócratas instalados en el pos franquismo.
Si en su origen (década de los años cuarenta del pasado siglo) las
víctimas fueron principalmente mujeres republicanas a las que el régimen
arrebataba su prole por motivos de limpieza ideológica (impedir el desarrollo
del “gen rojo” teorizado por el doctor Vallejo Nájera) durante las décadas de
los 50-60-70, el régimen extendió el latrocinio de criaturas a las mujeres
vulnerables (familias numerosas, madres solteras…) cuya identidad común era su
pertenencia a clases modestas, a las gentes de abajo.
Las víctimas (familias robadas, bebés robados) tenían muy difícil
hacer frente a verdugos que no eran individuos aislados sino delincuentes de
alto estanding, perfectamente insertos en
tupidas redes institucionales franquistas en las que se entretejían altos funcionarios, órdenes religiosas,
médicos ilustres y gente adinerada… Operaban
todos con la prepotencia (y el ánimo de lucro) que les garantizaba su
impunidad. Ellos “hacían la ley” se atribuían los derechos mientras se los
negaban a sangre y fuego a la mayoría social.
Señalaba José Luis Gordillo que sus años de investigación y trabajo de
campo con afectados le autorizan a calificar de extrema “anormalidad
democrática” el que el robo de bebés se prolongase hasta el presente y que
España bata el record mundial de países en los que el robo de bebés ha sido
lacra moral.
En la inmediata pos guerra Vallejo
Nájera fue el primer ideólogo de esa práctica fascista de “limpieza ideológica
de sangre” (extirpar el gen rojo) pero otros teorizaron lo mismo desde sus
estudios en la nazificada Universidad de Heilderberg. Fue el caso de
médicos como Cipriano Pérez Arapiles, con largo recorrido iniciado como
cuadro de las JONS y que ejerció la profesión hasta casi el año de su muerte, en 2005). Es
aparato ideológico formó parte del “equipamiento” transmisor del espíritu
hitleriano que vertebraba la organización alemana Auxilio de Invierno que
se traspasó a la franquista Auxilio
Social.
La entidad Auxilio Social se ocupó entre otras cosas y desde su
fundación, en la “reinserción” con nombre falsos de bebés robados como medio de
evitar “contagios con la enfermedad
roja”. Su labor se completó desde
mediados de la década del 40 con el establecimiento de Maternidades
Provinciales que, en parte, operaron
conchabadas como discretas reservas de criaturas y su tráfico encubierto e impune por el miedo a la protesta
que llenaba el país de muertos y presos.
La posterior incorporación de la Iglesia Católica (a partir de la
década de los 50) a ese latrocinio revestido como “redentorista y humanitario”
reforzó la trama de “suministro de bebés a clases pudientes de intachable
moralidad”. Y como subrayaba Gordillo favoreció el consiguiente enriquecimiento
de ladrones que mercadeaba con precios
que llegaron a “tasar” en 400.000 pesetas de la época cada bebé vendido.
Son las tramas de ese expolio de seres humanos, las que perviven (por
acción u omisión) y dejan pistas aún hoy hasta
organizaciones poderosas y vigentes como el Opus Dei.
Es decir, que el mercadeo no acabó con la democratización y la
Constitución del 78. Tanto Soledad como José Luis señalaban que al menos hasta
1993, existen casos contrastados de desaparición injustificada de bebés. Eso les confirma que además del recuso a la
Justicia Universal cuando una trama no acabó en 1977, ni siquiera está absuelta
por la interpretación exculpatoria dada
a la Ley de Amnistía. Siguió desarrollándose el delito, de modo que se abren diversas vías que permiten dar salida
a la reivindicación de investigar identidades, forzar el compromiso
institucional para que se responsabilice de ello y se favorezca el agrupamiento
familiar pendiente. Un agrupamiento siempre voluntario, evidentemente, pero que
al menos cuente con el conocimiento de
causas a que tienen derecho las víctimas.
Y es en ese terreno de la reivindicación en el que las gestiones
internacionales ante la Justicia Argentina (asociaciones de querellantes,
querellas individuales…) las nuevas iniciativas políticas desde los municipios
del cambio que empiezan a presentarse
como querellantes ante los crímenes pasados, el apoyo en el consejo de expertos
comprometidos (como Pablo Parente, fiscal argentino para casos de niños
robados) la extensión de la sensibilización social (como este acto del 29 precedido y continuado por otros) y la
movilización social de afectados y solidaridades, las que nos abren puertas a la esperanza.
Hasta hoy, las falsificaciones
han sido permanentes, las absoluciones constantes, la pasividad judicial tremenda
(dado que el 90% de las denuncias se archivan en los juzgados provinciales) y
el caso omiso a la ya añeja circular de la fiscalía general del estado
encomendando iniciar investigación y proceso…Operan en contra.
Pero queda impregnar a la sociedad, difundir los hechos e
investigaciones como la emprendida por José Luis Gordillo, emplazar a los
ayuntamientos del cambio y exigir voluntad política a todos los
partidos que rechazan la herencia de la dictadura franquista. El camino
está abierto y procede el apoyo que profundice el conocimiento y la más amplia
solidaridad.
Artículo escrito por Soledad Luque en la revista Viento Sur:
Artículo escrito por Soledad Luque en la revista Viento Sur:
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