Al fondo, el preso Granados, miembro de la organización criminal Partido Popular |
El ejercicio de cinismo que escenificó el pasado 14 de febrero la lideresa Esperanza Aguirre en una rueda de prensa dominical, a la hora de comer, presuntamente improvisada, durante la cual anunció su dimisión como Presidenta del Partido Popular de Madrid, es un impasse en la partitura del bolero de Ravel, el cual parece que concluye y, de inmediato, enlaza otra nota que nos conduce a una solución de continuidad.
Parece que nunca termina. Con la diferencia de que el bolero del genial músico nos invita a acompañarle sin aburrirnos, y este bolero de Esperanza nos induce a taparnos la nariz por la fetidez que desprende la letrina en que se ha convertido el PP donde se ha compuesto esta música infamante.
El oficio de profeta está muy desprestigiado; por ello uno se limita a observar la realidad y a "oler" la realidad. Ésta vislumbra una catarata de registros, detenciones, mordidas, robos, prevaricaciones, saqueos, latrocinios, etc, a lo largo de la geografía de este país sucio donde los haya. Y Esperanza lo sabe de primera mano, y como una rata, huye del fuego.
Su experiencia en circunstancias como estas le hacen una profesional del camuflaje, del cinismo. Deja una bomba retardada en la Moncloa, a los pies de su enemigo visceral, Rajoy, su maestro del cinismo y la mentira; urdirá en su agonía, una nueva corchea para el pentagrama mefítico que es la sinfonía de este partido, cuya desaparición está anunciada en las alcantarillas de sus respectivas sedes.
El cinismo al que nos viene acostumbrando esta dama indecente, que tiene en su haber a veintidós imputados, encarcelados, investigados, etc, nombrados por ella, es digno de estudiar por las academias del latrocinio donde se inspiraron los más sutiles criminales de este país donde el pillaje y el saqueo ha tiempo que tomó asiento y voluntad.
Desde su despacho en ese sumidero de corrupción que es Génova 13, renovado con dinero negro pagado al arquitecto Gonzalo Urquijo, en espera de juicio, contaban y recibían el dinero de las constructoras, OHL, por ejemplo, allí maquinaban una ingeniería que destruía al país sistemáticamente, pues los corruptores aumentaban el coste de las infraestructuras, el cual pagamos todos.
El daño social es inmenso, impagable. Bien lo sabe el preso Granados que traía mordidas a casa de sus suegros, que escondían en un altillo y luego decían a la guardia civil en sus registros, que esos maletines eran de operarios de Ikea o fontaneros; gente que pasaba por allí; qué sé yo que martingalas que aducía el doctor suegro del delincuente expresidente de la Comunidad madrileña.
En innumerables ocasiones, estos jerifaltes del PP, nos han tomado por idiotas en sus declaraciones. El mejor exponente es Valencia y su apestada ex alcaldesa, ahora en tela de juicio. Esta Vuitton sí ocupa gran parte de este bolero. Lo ha entonado y reconducido hasta el hartazgo de la Justicia, que en breve la pondrá en el estrado para que cante su versión personal sobre tan fecundo bolero.
En cuanto a Rajoy, su precipicio está dibujado, está impreso en el pentagrama de este bolero tóxico. Solo cabe esperar a que sus traidores amputen la "fuga"de esta orquestación, que la guardia civil incaute el instrumental y ponga en solfa lo que queda del "desconcierto", ya que el crescendo está tomando carrerilla, y la compañía hace mutis por el foro.
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