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martes, 29 de septiembre de 2015

" Aborto libre, gratuito y seguro"

Como consecuencia de la celebración del día global por la despenalización del aborto, se concentraron en la ciudad de Burgos un grupo de personas convocadas por la Asamblea Feminista de Burgos para decir una vez más "Aborto Sí, aborto No, sobre mi cuerpo ¡decido yo!", haciendo este comunicado, en el cual se concluye : Aborto libre, gratuito y seguro.




Por Asamblea Feminista de Burgos

El 28 de septiembre se celebra el día global por la despenalización del aborto, día en el que continuamos nuestra lucha por hacer del aborto un derecho para todas las mujeres del mundo y recordamos a todas aquellas que han sido penadas por decidir sobre sus propios cuerpos. 
Un ejemplo de ello es la modificación de la legislación española, que hoy en día obliga a las menores de 16 y 17 años a obtener un permiso familiar para llevar a cabo esta intervención, vulnerando la capacidad de decisión de estas jóvenes y por supuesto su autonomía. Además, que la decisión no esté en manos de la mujer constituye un ejercicio de control y autoridad sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, al igual que un atraso en nuestros derechos sexuales y reproductivos. 

Por ello desde la Asamblea Feminista de Burgos reivindicamos el derecho de todas las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo y a la despenalización total de esta. Apostamos además por un aborto libre, ya que consideramos que nosotras debemos ser quienes decidamos sobre nuestros propios cuerpos sin condiciones ni plazos; seguro, pues el aborto debe ser practicado por profesionales y en las condiciones que garanticen la seguridad y el bienestar de la mujer, al igual que un proceso posterior de recuperación; y gratuito para garantizar que todas podamos tener acceso a este derecho, independientemente de nuestra clase social y nuestras capacidades económicas. 


Además abogamos por una educación sexual obligatoria y continuada en el colegio, que no criminalice el aborto ni las prácticas sexuales diversas y que aporte los conocimientos necesarios para prevenir los embarazos, especialmente entre lxs adolescentes. Exigimos además la retirada del aborto del código penal, al igual que el reconocimiento de la autonomía de las mujeres jóvenes a la hora de interrumpir de manera voluntaria el embarazo y el derecho a que este sea practicado en condiciones óptimas. Los hechos recientes han demostrado que la movilización puede llevar a una victoria del movimiento feminista, por ello seguiremos tomando las calles hasta que hagamos del aborto uno de los derechos fundamentales para todas al mujeres alrededor del mundo.



viernes, 25 de septiembre de 2015

Burgos y Colombia



Por Burgos Dijital

San José de Apartadó (Colombia) hace muchos años que se ha organizado al margen del Gobierno colombiano, declararándose Comunidad de Paz, lejos de intervenir en ningún conflicto armado, marca de identidad de esta zona colombiana.
Esta postura les ha costado desde 1997 más de 200 asesinatos, más de 2.400 violaciones de los Derechos Humanos.
En 2005 se produjo una triste masacre, mataron 8 personas, entre ellos niños de meses que fueron descuartizados, "...en San José de Apartadó han actuado conjuntamente militares y paramilitares en matanzas y desplazamientos,..."
La vinculación de Burgos con esta Comunidad se traduce en colaborar en el mantenimiento de la Educación de los niños, en el apoyo y solidaridad internacional junto con otras muchas ciudades del mundo.
Burgos recuerda sus lazos con San José de Apartadó  dedicando una plaza.

Burgos Dijital tuvo la oportunidad de entrevistar a uno de los dirigentes de la Comunidad a su paso por Burgos.




Relacionado:
Asesinan a un líder comunal de San José de Apartadó
La violencia paramilitar continúa en San José de Apartadó
Burgos con San José de Apartadó

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¡Burgos como nunca se ha visto!

Por María Rejas Redondo. Historiadora del Arte



Pinturas de Luis Valpuesta en el Real Monasterio de San Agustín (hasta el 30 de septiembre 2015).


Rudolph Arnheim, en su libro ‘Arte y percepción visual’ afirma que “Todo aspecto debe su existencia a la luminosidad y al color”. Luis Valpuesta lo demuestra con cada una de las obras que este septiembre está exponiendo en el Real Monasterio de San Agustín en Burgos. 

Las formas y el color acompañan a la vida, acumulándose y enriqueciéndose, en las costumbres cotidianas, los paisajes, los objetos artesanales o industriales que nos rodean. En el caso de Valpuesta su vida se trazó con colores muy particulares; hijo de emigrantes españoles, nació en Caracas en 1952, entra en el dibujo y la pintura de manera autodidacta y esa afición infantil comienza a hacerse pública progresivamente. Primero formando parte del equipo de escenografía del colegio donde estudió, posteriormente como profesor de dibujo técnico y, más tarde, trabajando como diseñador gráfico. 

El lenguaje pictórico de Luis Valpuesta se ha forjado en esos paralelos del trópico; sus obras, realizadas en formatos y técnicas muy variadas, tienen ese pulso vital de realismo mágico. Destacan por la brillantez de la luz, la fuerza del color y la vibración de las formas. Sus temas subliman lo cotidiano y homenajean lo sencillo. 

En las propuestas pictóricas que nos hace se llega a percibir que su cuna en las artes plásticas la mecieron las gentes, las costumbres multiculturales, los paisajes, el color y la luz de su Venezuela natal. 
Así lo plasma en su primera gran obra en acrílicos, un mural para la parroquia salesiana de ‘La Dolorita’ de Caracas, situada en el barrio del mismo nombre. 
En ese mural las figuras centrales son una Virgen Dolorosa de piel oscura y estricto negro, acompañada de un Cristo resucitado de piel blanquísima y hábitos luminosos.

Con ese equipaje de luz y el brillo, Valpuesta llega a España en 1992 para descubrir, interpretar y plasmar, a su estilo, la tierra de sus mayores. Los acrílicos de Luis, debajo de su apariencia simple, juguetona y ocasionalmente transgresora, se apoyan sobre un sólido sustrato técnico. 

De Giotto (1266-1337) toma la frescura y sencillez al representar los edificios de su época. De los impresionistas sus técnicas para lograr el brillo y la máxima luminosidad a los colores. Del Pop-Art, de los años 50 y 60, su inspiración en temas cotidianos, pero ahora tratados con otros cánones muy alejados de las férreas normas academicistas y, en más de una ocasión, muy cercanos al comic. Valpuesta trasciende estas influencias reconocibles. 

La vibración que da a sus composiciones aportan la energía y el movimiento de la pincelada de los posimpresionistas y sus arriesgadas obras. Estar ante las obras de Luis nos lleva a evocar recuerdos que nos llaman al juego, a la alegría de vivir, y a la inocencia conectando así con los principios reivindicativos de la vanguardia. 

A su manera, Luis Valpuesta ha ido embebiendo, aprendiendo y, sobre todo, disfrutando hasta forjar un lenguaje propio, contundente, reconocible, minucioso que tiene una secuencia muy definida en su elaboración. Empieza con la elección del tema, saber ver; continua con el dibujo sinuoso y con un manejo especial de la perspectiva; finalmente, para llegar a contar esa historia con precisión, llena esos contornos con trazos de colores repletos de luz. 

Yo hago mías las palabras de Rudolf Arnheim (1904-2007), cuando estamos ante una obra de Luis. Con ellas “apreciamos no sólo una forma fantástica sino la particular calidad cromática de la misma”. Lo doy por cierto porque la selección adecuada de los colores es un problema clave de la producción plástica. Valpuesta mezcla y prepara cada uno de los colores que incorpora a sus obras; incluso, para dejar el testimonio de ello, en el reverso de cada cuadro, traza toda la escala cromática utilizada.


Luis Valpuesta conecta con esta nueva perspectiva de los clásicos, porque en las pinturas de Luis el color se vive; va a lo emocional, lo que sientes al ver sus cuadros se entiende desde las palabras de Eva Heller (1948-2008), en su obra Psicología del color en la que explica cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón: “Quién nada sabe sobre los efectos universales y el simbolismo de los colores, jamás podrá emplearlos adecuadamente”. 
Luis lo sabe y por eso conecta con el espectador y sus cuadros conversan con el espectador.

Siguiendo esa vocación de diálogo, Luis ha desarrollado su vida profesional relacionada con la docencia, el marketing y las nuevas tecnologías. Valpuesta tiene obras en España, Estados Unidos, Italia, Suiza, Alemania, Holanda, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Camboya, Filipinas, y Nueva Zelanda. 
Su obra gráfica ha servido en muchas ocasiones, para realizar campañas de formación o publicidad, de ámbito nacional. 
Y para cerrar el perfil de este autor, hay que mencionar que a partir de los cursos de escultura y vaciado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid (2011 y 2015) ha incorporado algunas obras escultóricas de pequeño formato. 

Siguiendo a Samuel Beckett (1906-1989) cuando dijo: “Cada palabra es una innecesaria mancha en la oscuridad y la nada”, todas mis palabras sobre la obra de Luis se me antojan ahora innecesarias. 
Les invito a que construyan las suyas disfrutando sus obras, empapándose de su propuesta de color y luz. 
Obras de una cualidad poderosamente vivificadora y que, en los tiempos que vivimos, lejos de toda oscuridad son enérgicamente necesarias. 

lunes, 13 de julio de 2015

Sampedros cojos

Por Carolina R. Tenaz

Los resultados de las últimas elecciones son una pulsión de los cambios que se dan en nuestra ciudad en los últimos años.  Los sampedros, sin embargo, siguen exhalando un cierto aroma rancio, y dan la sensación de no evolucionar al mismo ritmo que la ciudad.  

Los Sampedros del PP son más unas fiestas patronales que unas fiestas populares.  Toros, peñas, y casetas de pinchos, conforman el pivote, casi monopolio, en torno al  cual se programan unas fiestas que dejan al margen a gran parte del tejido social y asociativo de la cuidad.

En los sampedros no parecen encontrar acomodo alguno colectivos que son motores sociales de la ciudad.  Que las fiestas promuevan las identidades no problemáticas no es un fallo atribuible en exclusiva a los Lacalle’s boys and girls, a ellos les va bien restringiendo al máximo la participación ciudadana.  Siguen controlando de este modo el guión, y la puesta en escena de la ciudad en unas fechas importantes.  Dicho de otra manera, siguen controlando el imaginario colectivo del burgalesismo, en su cita anual de puesta de largo.   La inevitable caspa enarbolada en nombre de la tradición de las reinas, himnos, autoridades y vírgenes profanadas por el humo de las farias en las corridas de toros, no encuentra contrapunto alguno.   El Burgos alternativo no se encuentra por ningún lado, y queda claro que en esta categoría  no cuento ni con los macrobotellones municipales como el Parral, ni con los espontáneos a orillas del Arlanzón, igualmente bendecidos por Lacalle. 

El caso es que, desde el Burgos que proclama desear un cambio, del que este blog forma parte, no se ha hecho prácticamente nada.  Ni siquiera Imagina Burgos, si es que coincide en el diagnóstico, parece haberse preocupado ni ocupado del asunto.  Bastaba con aplicar los principios del buen funcionamiento de la política que en teoría rigen en IB, como el de la participación ciudadana  a algo, en el fondo tan político, como las fiestas de la ciudad.    


Otros artículos de Carolina Tenaz :


miércoles, 1 de julio de 2015

El centro de Burgos y los barrios

Edificio de Plaza de Vega antes de su demolición

Por Víctor Atobas


Burgos es como un conjunto de ciudades (o burgos). Barrios como San Pedro de la Fuente con mil dos cientos años de historia, otras periferias como El Crucero, San Agustín y San Cristóbal, o Gamonal, todas ellas con algo en común; han sido centros de uno de los movimientos sociales más punteros. Aparece el movimiento vecinal como arma de defensa frente a un mercado inmobiliario que se expande incontrolado, con las consiguientes consecuencias respecto al sistema de estratificación; todo el mundo lo sabe, hay barrios de ricos, y otros de pobres.
Esto lo podemos advertir cómo la clase trabajadora ha sido expulsada del centro, donde también se produjeron protestas vecinales. El centro de Burgos definido en relación a las periferias; para hablar del centro, nos fijaremos asimismo en el resto de la ciudad. Cualquier transformación supone la modificación total de la misma; actuar en el conjunto de relaciones y flujos que configuran el espacio social que es una ciudad, repercute en el precio del suelo, influyendo en las ganancias de los propietarios y los gastos de los arrendatarios, así como en la concentración social y el resto de flujos interdependientes: transporte, trabajo o comercio.

La inversión o el abandono de una calle, la expropiación o la demolición de un solo edificio, por ejemplo; actuaciones concretas que, sin embargo, cambian toda la zona mediante el flujo del capital especulativo y la expulsión de las rentas más bajas hacia otras zonas, a su vez transformadas. La ciudad se expande a través de la dinámica de desestructuración – reestructuración; el casco histórico ha sido reestructurado para albergar nuevas funciones, al igual que Gamonal ha sufrido profundas transformaciones; pero primero había que eliminar todo lo antiguo, el pueblo de los gamones.

Uno de los problemas de la planificación urbanística propia al capitalismo es que arroja una planificación espacial que trata de ordenar todo, constituida sobre la totalidad de la ciudad como si fuera una, cuando geográficamente Burgos no es más que un conjunto de parcelas privadas sobre las que es difícil intervenir de manera directa, aunque existe el recurso de la expropiación que, en numerosas ocasiones, ha sido utilizado para expulsar la clase trabajadora. Así, la mayor parte de la planificación urbanística es entregada al mercado. 

Que el centro haya perdido tanta población, que han ganado otras zonas, se entiende en la política sobre el suelo. Cuando vamos recorriendo Laín Calvo o cualquier otra calle del centro, nos encontramos con que la pequeña burguesía ha establecido allí sus comercios; el centro, dedicado al sector servicios, re-estructurado como un espacio de representación dedicado a los turistas. 

La inversión se ha canalizado hacia el centro de la ciudad, donde se encuentran los intereses comerciales; la peatonalización, las continuas intervenciones, restauraciones y dotaciones, las demoliciones de la Plaza Vega y la especulación, la política de incremento de precios en el barrio de San Esteban, entre otros ejemplos. 



La planificación espacial de la sociedad capitalista ha sido caótica; Burgos, ciudad conocida como mal ejemplo de ordenación urbanística, y el ejemplo más claro lo encontramos en Gamonal, que a partir de los años 40 y 50 se reestructuró de pueblo a suburbio; varias décadas después, algunas zonas del barrio parecen en transición, pero los cambios que ahora nos interesan se encuentran en cómo la relación centro-Gamonal definen los usos sociales en el espacio. 
La llegada de la industrialización, durante los años 50 y 60, supuso el florecimiento del “capitalismo urbano”, presa de una planificación caótica. Los capitalistas que invirtieron en la expansión urbanística de Burgos eran, por un lado, capitalistas productivos que tenían su inversión en las fábricas, pero que se convirtieron también en capitalistas especulativos; cuando la construcción pasó a “fondo seco”, los capitales se centraron en expoliar sectores públicos como la sanidad y la educación. 

Mientras los propietarios vivían lejos de sus fábricas y del humo, los obreros; que no disponían de vehículos ni de trasporte público, buscaban la vivienda cerca del trabajo. 

Al tiempo que Gamonal congregaba en sus calles y plazas, fábricas y viviendas de baja calidad, huertas y una falta total de aparcamientos, así como de servicios públicos o de dotaciones, el “segmento del centro” concentraba el poder político, institucional y social, concentrando a las rentas más elevadas. 
La clase trabajadora fue expulsada del centro de la ciudad y la mayor parte de los flujos; comercio, distribución, hostelería, transporte, ocio e inversión en dotaciones, se distribuyeron en el centro de Burgos, de modo que aumentó el precio del suelo y aumentaron los costes de los alquileres, a lo que habría que sumar el aumento del precio del transporte hacia los polígonos. 

De modo que el ayuntamiento de Burgos, durante los gobiernos del PP y el PSOE, ha apostado siempre por una planificación entregada por entero al mercado. En un barrio podremos encontrar casas desvencijadas y en mal estado, a las que se niega el mantenimiento y la reforma, porque precisamente cuando sea imposible vivir en dicha vivienda por las malas condiciones y los inquilinos la abandonen; entonces se producirá la especulación con el valor del suelo, incrementándose tanto que las rentas más bajas resultarán expulsadas de la zona.


Calle de Vitoria

Estas mismas viviendas en deplorable conservación que referíamos, contrapuestas apenas unos metros más allá con lujosas viviendas, dotadas de cámaras de seguridad, y unas condiciones de vida que difieren mucho de otros que sufren nuestros queridos vecinxs. De ahí que el movimiento vecinal haya plantado cara a la dinámica de expansión urbanística, en casos tan conocidos como Eladio Perlado o el Bulevar de Gamonal. Luchando por su barrio; las dotaciones abandonadas por doquier: bibliotecas, guarderías y centros de salud en mal estado, goteras, falta de aparcamiento, entre otros ejemplos.


Con el Bulevar intentaban hacer de Gamonal una nueva centralidad. Pero ya conocemos las consecuencias de esto, una pista nos la proporciona la construcción de nuevas periferias para albergar a las rentas más bajas de las zonas depauperadas de Gamonal, frente a la que hubiera sido zona del Bulevar llena de comercios y de viviendas re-valorizadas. Pero entonces el barrio hubiera perdido sus habitantes oriundos; trabajadores y parados, pensionistas, niños, jóvenes precios, los recuerdos de los exiliados, desplazados ante las prácticas especulativas hacia zonas más asequibles, con malos materiales de construcción y en puntos dispersos al acceso a dotaciones y servicios públicos.

Pero no vamos a permitir que se lo entreguen todo al mercado. No lo podemos consentir  porque, mientras, nuestros familiares, amigos y conocidos sufren desahucios, no pueden pagar la calefacción, se les inundan los baños y revientan las cañerías, pierden la casa y se van donde los padres, o no pueden independizarse o hacer planes de futuro.

BARRIOS VIVOS, BARRIOS COMBATIVOS

Otros artículos de Victor Atobas:
Burgos no es de derechas
La frustración de vivir en una ciudad cerrada como Burgos






sábado, 6 de junio de 2015

Reflexiones íntimas frente a la fractura hidraulica

Mozuelos de Sedano (Burgos). Casa rehabilitada
Por Alejandro Núñez Peña


¿Para qué sirve una salamandra?

Es ahora, cuando estas jornadas para la reflexión sobre el fracking (véase “fractura hidráulica”) que la gente de la JOCE ha organizado este fin de semana en Mozuelos, cuando la cosa comienza a ponerse caliente. Es la tarde del domingo 15 de abril del 2015, y estamos, los que estamos, unas treinta personas, sentados con las sillas puestas en círculo en el interior de la Casa Sur, una de esas cabañas de madera prefabricadas que otras generaciones anteriores de la JOCE levantaron en su día a la entrada del pueblo. La mayoría de nosotros llegamos aquí el sábado por la mañana, de modo que llevamos aquí tan solo día y medio. Aunque da la impresión de que desde entonces hubiera pasado por lo menos una semana. 

En este día y medio hemos hecho pan en un horno de leña. Hemos danzado en círculo alrededor de la zona en donde la empresa BNK tiene previsto perforar el sondeo Sedano 1B, a tan solo unos quinientos metros del pueblo. Hemos reconstruido parte del murete de piedra de una cañada, que para el que no lo sepa –yo no lo sabía-, son los caminos por los que se hacía llegar al ganado hasta los pueblos. Hemos fabricado unos cuantos ladrillos de adobe.  Hemos compartido mesa y un cuscús que estaba, literalmente, para chuparse los dedos. Hemos visto Gasland, el documental ese en que al acercar un hombre con bigote un mechero a un grifo de agua abierto, sale una llamarada de color azulado. Hemos asistido a un teatro de sombras que los chicos y las chicas de la JOCE han preparado para explicar a los niños la historia del pueblo y la amenaza que el fracking supone para este lugar. Hemos (entre otro chico y yo; larga y tremebunda historia) enterrado a un cachorro de pastor alemán. Hemos visto una salamandra, que para el que no lo sepa –yo tampoco lo sabía-, es un indicador de la pureza de este entorno que nos rodea. Más que para “la reflexión” estas jornadas parecen haber estado orientadas hacia “la acción”. Aunque, de cualquier manera, esto todavía no ha terminado.


Tras la proyección de unos cuantos cortos en lo que se mostraban la acciones de diferentes grupos anti-fracking en diferentes regiones del planeta -colectivos entre los que se encontraban las “Abuelas contra el fracking”-, hemos colocado las sillas en círculo y nos hemos sentado en este espacio diáfano con las paredes, el suelo y el techo de madera. El  27 de Abril del 2015, terminó el plazo para presentar las alegaciones para solicitar la declaración del impacto ambiental para los sondeos de Sedano 1A, 1B, 2A, 2B, 3A y 3B sea desfavorable, y la pregunta que nos hacemos ahora es: ¿Qué podemos hacer a partir de ahora?


El primero en tomar la palabra, o mejor dicho, el primero al que el moderador de esta asamblea pone –amablemente- en el aprieto de tomarla, es J, que es quien se ha encargado de darnos esta mañana una charla informativa sobre el procedimiento y los riesgos de la fractura hidráulica en general (véase “tragedias ambientales como consecuencia del fracking”) y sobre la situación en relación con esta industria de la zona de Sedano en particular.  Aunque, a pesar de su juventud -no tiene pinta de haber cumplido aun los treinta-, su cresta oxigenada, sus piercings y una mirada tan clara e inocente como la de un niño de siete años, su discurso, nada afectado, se encuentra en el otro extremo de lo que se suele calificar como “idealista”. J es una persona con los pies en la tierra que cree firmemente en la educación, en el poder de que a uno le da el estar informado de lo que sucede a su alrededor. Aunque a estas alturas, reconoce, esa es una vía –el tío lleva desde hace cuatro años recorriendo los pueblos de la provincia de Burgos con su coche, su portátil, su proyector y toda su buena voluntad- por la que, a la corta, no se pueden hacer muchos progresos. “Así que habrá que esperar a ver que pasa con lo de las alegaciones”, nos deja caer casi con un suspiro, y luego se calla y aparta la vista hacia el suelo y la mantiene ahí clavada…  Esta mañana, mientras nos mostraba una serie de fotografías de pozas y charcas y riachuelos contaminados –por decirlo de una manera suave- como consecuencia de este tipo de prácticas, en la voz de J había -me ha parecido observar una nota…cómo decirlo…como la de alguien que lleva demasiado tiempo defendiendo algo en lo que cree de veras pero que no tiene mucha confianza en que al final vaya a servir para mucho. Y sin embargo, ahí sigue el tío: al pie del cañón; tocado pero todavía a flote.                 

Pero dejemos a J a lo suyo y volvamos a la asamblea, porque está hablando el “alemán”.  El “alemán” es un apicultor bastante conocido por estos andurriales; él y su pareja son los únicos habitantes de un pueblecito que cuelga literalmente de uno de los acantilados del Cañón del Ebro; ella fue quien se encargó ayer por la mañana de dirigirnos mientras danzábamos sobre la tierra y él -aunque, por lo que he  podido observar, en el trato corriente, se desenvuelve con unos modales que a uno le hacen pensar en otros tiempos más considerados y menos veloces- no sé cortó ni un pelo a la hora de soltar un alarido en plena carrera mientras alzaba los brazos hacia el cielo. Aunque rondará la sesentena, mi mujer dice que todavía conserva gran parte de su atractivo; pues bien, pues muy bien, si ella lo dice… El “alemán” no está sugiriendo que el siguiente paso a dar sería organizarnos para llevar a cabo algún tipo de acción sobre el terreno -una acampada o algo por el estilo-, y para explicarse utiliza términos tales como “escenario”, “creatividad”, “energía”, “oportunidad”, “marco pacífico”. Y, aunque yo aun no tenga muy claro hacia dónde quiere ir a parar, escucharle es como mirar la corriente de un río a su paso por un tramo tranquilo: lo mismo podría estar rememorando un día en que se le quemaron los garbanzos en la olla que a mí me parecería igual de bien. Sin embargo, en un momento dado, alguien se decide a cortarle y consigue que la mitad de los aquí presentes nos enderecemos sobre nuestras sillas y nos pasemos las manos por la cara.    Se trata de un hombre moreno que mantiene a una niña rubia de unos cuatro años abrazada y sentada sobre sus rodillas mientras se dirige ahora hacia nosotros. Tal como él lo ve “mal vamos si ya de primeras comenzamos con una actitud derrotista”. “Vale que de primeras nos planteemos seguir la vía pacífica, pero “¿no es un acto de violencia lo que estas empresas tienen pensado llevar a cabo contra nuestro entorno? ¿Contra nosotros mismos? “. Cuando el tipo nos suelta de repente que, aparte de bailar sobre una pista de tierra para bloquear el paso a los camiones, hay muchas otras cosas que podríamos hacer, a mí me dan ganas de preguntarle cuáles son esas otras cosas.   Aunque, según ha señalado, este no es ni el momento ni el lugar para tratar estas cuestiones. Así que va a ser me voy quedar con las ganas de saber a qué se refería con esas “otras cosas”. Con esas ganas y con las de saber lo que acaba de susurrarle a su hija al oído, pues, una vez ha terminado de dejarnos bien claras sus intenciones, y las de otra mucha gente “muy muy quemada”, de no quedarse con los brazos cruzados, ha abrazado a la pequeña y le ha dicho algo al oído que ha hecho que ella se volviera hacia él sonriendo y que a mí me dejara con esta intriga. 

Y llegados a este punto es cuando la cosa comienza a calentarse de veras. No es que nadie alce la voz sobre la de nadie más ni que ninguno de nosotros se enzarce en ninguna discusión. Pero personas que hasta el momento permanecían tan sólo a la escucha y que parecía que iban a mantener esa actitud a lo largo de toda la asamblea, están comenzando a soltarse:   Alguien saca a colación la cuestión de las energías alternativas. En concreto, de la energía solar. Alguien, un anciano corpulento que ha venido desde Vitoria,  se compromete en nombre de su gente a presentarse en la zona en el tiempo en que tarden en llegar desde que reciban el aviso. “Solo tenéis que enviarnos un wasp-up”, dice, “y en dos horas nos ponemos aquí”. Una mujer pelirroja proclama con voz firme su negativa a participar en cualquier tipo de acto que se desvíe lo más mínimo de la vía pacífica, y propone que “desde ya” este sea un punto a convenir entre todos. Alguien me pasa un bolígrafo  y un cuaderno de anillas tamaño folio con una lista de nombres, teléfonos y correos electrónicos escritos a mano. Escribo en él mi nombre, mi teléfono y mi correo electrónico y se lo paso a la persona que está a mi lado. 

Alguien propone hablar de sentimientos…  rabia, frustración, impotencia, pena, desesperanza… esperanza… Alguien compara –salvando las distancias- esta situación con la que sufren muchas pequeñas comunidades indígenas en diferentes rincones del mundo. Alguien, con la boca pequeña, comenta que “tal vez podríamos organizar una marcha en bicicleta”. Los ojos de J parecen iluminarse por un momento.  Alguien hace mención al TTIP (véase “Tratado de Libre Comercio e Inversión entre  EEUU y la UE”). Alguien con la boca más grande propone que nos pongamos en contacto con los de “El Informal”. Alguien…

Yo no digo nada. Yo tengo coche. Un diésel.  Yo conduzco todos los días cuarenta kilómetros de ida y otros cuarenta de vuelta hasta mi lugar de trabajo. Yo pongo la calefacción la mitad de los meses de año. Yo como carne, cuya producción, para el que no lo sepa –yo esto sí que lo sabía antes de venir aquí-, es la causante del cuarenta por ciento de las emisiones de CO2 que enviamos a la atmósfera. Yo adquiero casi a diario todo tipo de productos que vienen envasados en materiales plásticos. Yo compro en Amazon.Uk discos que me envían casi semana sí semana no desde diferentes países del mundo. Por correo aéreo. Y sí, llevo unas Nike, y en las rebajas de este año me compré una cazadora Carhartt sin la que habría podido pasar perfectamente. Cierto que en la ciudad siempre me muevo en bici, y que reciclo, y que en los últimos tiempos hemos reducido bastante nuestro consumo de carne en casa… Aunque eso no quita que no sea consciente de que a mí se me pueda dejar de  considerar parte del problema por lo menos en tanta medida como a las empresas de hidrocarburos…Aunque, qué podría hacer, ¿vender el coche y buscarme otra ocupación en la que no me hiciera falta? 

Ya. Yo no soy más que una persona cualquiera que se las arregla como puede para llegar a fin de mes en estos tiempos como los que corren.  Además, aunque acabe de escribir mis datos en ese cuaderno que me han pasado hace unos minutos, no estoy nada seguro de que nada de lo propuesto vaya a servir para algo…  Yo… Yo he visto una salamandra esta mañana por la parte baja del pueblo. Estaba dando un paseo con mi amigo Diego, que ha sido quien nos ha invitado a pasar este fin de semana aquí en Mozuelos, y con mi mujer y los niños, cuando mi hijo el mayor ha señalado algo que yacía sobre uno de los bordes del pilón: algo parecido a una lagartija aunque un poco más grande y con la piel como de goma negra y blanda punteada con circulitos amarillos: una salamandra.  Y lo que se me ocurra pensar ahora mientras continúa este debate es: ¿para qué sirve una salamandra?

Supongo que hay cosas en este mundo que no se pueden valorar en los términos habituales de “utilidad”o “no utilidad”. Como, por ejemplo, una salamandra. O como una ballena. O como la confianza o la esperanza. O como el perdón mismo. O como esta misma asamblea.  La de la gente que se preocupa por el lugar donde viven las salamandras.  Uno sabe o siente por dentro que todas esas cosas están bien. Y punto.
No hay nada más que decir. Así que decido que quizá no tenga mucho sentido enredarse ahora con consideraciones sobre nuestro derecho o no a celebrar una asamblea como esta.  Porque en eso consiste “mojarse” ¿no? ¿No?

Al otro lado de la ventana, una lluvia fina, casi invisible, moja en silencio las calles y los campos. Durante todo el día el cielo se ha mantenido cubierto, aunque hace un rato, por un momento, unos cuantos rayos de sol han conseguido colarse por un hueco entre las nubes, y, al posarse sobre unas lomas que asoman por encima de los tejados del pueblo, han hecho que el verde de la hierba se intensificara hasta unos niveles que casi hacían daño en los ojos.  Dentro de la casa, alguien tiene algo que añadir a lo ya dicho.   Por el momento, aquí seguimos.