"La fiscalía de Burgos es la que más prevaricaciones y cohecho investiga" |
Por Basilio El Bagauda
Quizás sea la primera vez que una vaca se atreve a dar su opinión en un blog, probablemente también quizás sea la primera vez que un mamífero de la familia Bovidae se atreva a realizar una habilidad típicamente humana, y no me refiero a la de pensar sino a la de escribir, ¡que no todo el que piensa escribe, ni todo el que escribe piensa! En cualquier caso sí debo decir en defensa de mis congéneres que yo soy una vaca inadaptada, extremadamente rara y de poco fiar para el resto, y ello debido a la peculiaridad de que la actualidad me afecta más allá de la falta o el exceso de pasto por la sequía o el aumento de las lluvias o del carácter del próximo perro que nos ponga en nuestro sitio.
Sí me parezco, sin embargo, a mis congéneres cuando miran al tren: me quedo cariacontecida, ojiplática, confusa y sorprendida cuando fugazmente y a toda máquina pasa el “presente” ante mis bovinos ojos.
Últimamente, y no sé porqué, las repentinas visitas de estos “trenes” aparecen con una asiduidad nunca vista y me provocan tal desasosiego, tal estrés, como ahora se dice, que “tranquilidad” es un estado que desapareció ya de mi rutinaria vida. Y ante semejante falta de paz mis digestiones se han visto resentidas.
De nada sirve que tenga cuatro “estómagos”: como y como, trago y trago, fermento y fermento, el bolo sale pero no hay quien lo rumie de nuevo. Ni sé ya cuantos bolos llevo sin masticar pero el tiempo pasa, me encuentro deprimida, tan famélica que ya ni leche doy. Y esto me preocupa aún más porque cada vez que nuestro dueño comprueba que nada sale de mis ubres, más posibilidades tengo de que me quite de en medio. Así que no sé si este impulso literario es una llamada de auxilio ante el estado de shock en el que me encuentro o un humilde pliego de descargos que a continuación detallo a la espera de que el granjero lo lea y entienda y perdone mi falta de utilidad sobrevenida.
Todo comenzó, o al menos eso creí, una mañana del 3 de noviembre de este año aunque pronto percibí que mis problemas digestivos, mis dificultades de rumia que hacían las digestiones interminables y que me provocaron en más de una ocasión desencajamiento de mandíbula, venían ya de lejos…
Esa mañana, como tantas otras, me sobresalté con un vagón de la actualidad que llevaba impreso a modo de grafitti este rótulo: “LA FISCALÍA DE BURGOS ES LA QUE MÁS PREVARICACIONES Y COHECHOS INVESTIGA”. En la pared del vagón estaba impresa una gran fotografía en la que aparecía un hombre circunspecto, con cara de sorpresa ante una visita inesperada, pulcramente vestido de americana y pantalón del mismo color a juego con la corbata, con pinta de alto funcionario pero con ganas de rumba dado su pelo rizado y largo, al modo jerezano. Decía ser el Fiscal Jefe de Burgos y su nombre era, y será, Santiago Mena.
A la fotografía le acompañaba una columna de estadísticas a la derecha y un artículo rodeando la imagen. Pues bien, el artículo venía a decirme que Burgos era la provincia de Castilla y León donde más diligencias se abrían por delitos fiscales y contra la administración pública, lo que ahora se ha dado en llamar “corrupción”, pero que prácticamente todas se cerraban sin ninguna investigación porque el señor del pelo jerezano no lo tenía a bien.
Sí, este fue mi punto de inflexión: pasé de digestiones cada vez más largas al límite de la úlcera a la imposibilidad absoluta de remasticar lo que sale de mi rumen, y desde entonces riego de bolos las verdes praderas por donde pazo…
En cualquier caso no me quedó clara cual era la intención del artículo: si era para destacar a Burgos por algo como antes se hacía en grandes portadas del DB por cualquier cosa, si era para decir que Don Santiago era un vago sin decirlo, si era para decir que la gente de aquí se ponía más quisquillosa con estos “asuntitos” que en otras partes, si era para apoyar alguna petición interna del señor fiscal de aumento de salario por la cantidad de trabajo acumulada, o si era simplemente para acabar de matar mi apetito. Nunca lo sabré aunque mucho me temo como vaca mal pensada que soy que tenía que ver con las dos siguientes decisiones del fiscal: el archivo del “enchufe masivo” en la Diputación y el sobreseimiento de la orden de pago de la factura de T-System de Angel Ibáñez.
En mi favor ante la descontrolada anorexia que sufro quiero recordaros brevemente los hechos. En el primer caso la denuncia se debió a que tras una gran oferta de empleo público en la Diputación Provincial de Burgos en la que se dio como pocas veces gran difusión y publicación de la misma, las pruebas serían organizadas por una empresa privada que concretó como prueba un único test, supuestamente psicológico, en el que no se realizaban preguntas acerca de los conocimientos de los trabajos a realizar y del que antes de celebrarse se supo que algunos cuantos aspirantes ya contaban con el cuestionario antes de ser examinados. Santiago “el Jerezano” defiende a todos los opositores archivando el asunto porque al ser un test psicológico no se podían saber las respuestas.
Querido Santiago: ¿y si soy una afortunada vaca que además de las preguntas sé las respuestas? ¿No tiene nada qué decir ante un juez quien es responsable de custodiar unas pruebas y no lo consigue? ¿No hubiera sido mejor para la fiscalía de Burgos que la oposición aprobada por usted hubiera sólo constado de un test psicológico en vez de soltar un rollo de memoria como le parece bien que se le ahorre a las personas aspirantes a los puestos de Auxiliar de enfermería y de Enfermería? Sé que la opinión de una humilde vaca no cuenta para nadie pero si a mí me preguntaran quien sobra en los servicios públicos, sin duda y visto lo visto serían las fiscalías y no los servicios de salud: ¡¡Si ni si quiera se encargan de la salud ética!!
Y qué decir de la factura del Vicealcalde: el concejal botarate ordena el pago de una factura a una empresa por servicios informáticos realizados al Ayuntamiento. A sabiendas de que la factura está engordada 200.000 euros por encima de lo contratado, ordena pagarla. A sabiendas de que la Intervención no está conforme, ordena pagarla. A sabiendas de que hay informes técnicos exigidos para su pago contrarios al mismo, ordena pagarla. Tras anularla de pleno derecho por el consejo Consultivo de Castilla y León ni si quiera se le pasa por la cabeza dimitir. Y tras todos estos antecedentes, el señor Mena pide su sobreseimiento y lo consigue.
Estimado Santiago: ¿Por qué no ha explicado las razones para sobreseer la denuncia? ¿Se debe a qué se le acumula el trabajo y no puede conciliar la vida laboral y familiar, tan importante en estas fechas? ¿Quizás se deba a la falta de autoridad ya demostrada con la empresa Telefónica para que se le emitiera la dichosa facturita del gasto del Concejal Villanueva? ¿Lo de las facturas y el despilfarro de dinero público no va con su espíritu sandunguero?
Pues eso, que así como va a tener ganas una de comer… ¡Ay mi Santiago! ¡Si es que en el fondo eres un solete! Con todo el trabajo que te dan en Burgos como vas a tener tiempo para escuchar a la parte acusadora. Tú dedícate a lo tuyo, que ya te lo dirá mamá: ¡No te metas en fregaos, hijo! ¡Qué te ha costado mucho ganarte la oposición para que ahora lo tires todo por la ventana! ¡Mira que como te metas entre cosas de políticos, mal vas mal! ¡Tú haz caso a tus jefes, que son los que saben y la vida está muy mala!
Intento recordar cuando empezaron mis problemas de digestión y seguro que tienen mucho que ver con los consejos maternos que parece seguir a pies juntillas: quizás fue cuando el hijo de un empresario agradecía públicamente los favores prestados con un espléndido regalo a un concejal de urbanismo en esta ciudad y usted no dijo ni “muuuuuuu”; quizás fue cuando un alcalde mintió en su declaración de bienes por las características de un ático de dudosa procedencia y tampoco usted mugió; quizás cuando resultó ganador un proyecto de obra pública explicado meses antes en un diario de la ciudad y usted ni estaba ni se le esperaba; quizás cuando un concejal montó una empresa a la que se le adjudicaban contratos públicos y usted estaba en asuntos más serios; quizás cuando otro concejal se gastaba decenas de miles de euros en llamadas telefónicas…
Sólo una última pregunta de una humilde vaca a todo un Fiscal provincial de Burgos: ¿Qué le va a aconsejar su mamá acerca de los 47 detenidos en el conflicto del Bulevar de Gamonal a los que se les imputó delitos de desórdenes públicos, daños contra bienes públicos, atentados y lesiones?
Después de comprobar su ecuanimidad y justicia ante la presunción de inocencia de nuestros representantes institucionales y dado que todos los individuos del género “Homo Sapiens” son iguales ante la Ley, esta insignificante vaquita intuye que archivará o pedirá el sobreseimiento de las causas abiertas de los acusados por tamaños delitos ante el hecho de no poder demostrarse relación entre las acciones de los detenidos y su ánimo de lucro, o quizá debido a que las empresas proveedoras de contenedores y papeleras no pueden proporcionarle las facturas del coste que supuso el mobiliario urbano, o quizá porque la gravedad de los hechos imputados no es proporcional al peligro social de los infractores.
Mejor lo sabe una oveja que una vaca, “oveja que bala, bocado que pierde”. Lo malo es que mientras usted y una buena parte de la administración de injusticia de Burgos siga a sus bocados y no bale, la vaca que le suplica no va a ser la única que deje de tragar y de rumiar sin más…
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