La Diputación de Burgos, cuyas reuniones y decisiones se toman a la vera de un enorme crucifijo, transgrediendo la Constitución, tiene a bien hacerse eco de su desprecio a las víctimas del franquismo, concretamente a las exhumaciones de Estépar.
Nada nuevo bajo el sol. De esta suerte, se erigen en cómplices de los asesinos de la democracia: no son otra cosa que una excrementicia estirpe de fascistillos, que bajo las siglas de la falange del desaparecido Orden Vigara, campan por las arcas de un organismo inútil y corrupto. Repugna ver a, ¿socialistas? en esos estrados.
Ni una mención a los fusilados emergentes por parte de los procesionarios de Semana Santa, que en tanto que sacaban sus estaciones de dolor por las rúas de Burgos: Jueves y Viernes Santo, estaban siendo exhumados. No se les escapó ni un miserable salmo por los que en esos precisos momentos eran despertados a la dignidad por las gentes de Aranzadi en el sagrado monte de Estépar. Cómo iban a pronunciar una palabra de amor por los asesinados cuando fueron ellos los principales delatores, cuando sacaron bajo palio al asesino Franco de la Catedral proclamándole Caudillo de España por la Gracia de Dios.
Antonio José: estos maleantes, te homenajean ahora con tu inacabada obra Mozo de Mulas, se les hace la boca agua con tu música, osando descomponerla, utilizando tu talento para diluir su mendacidad. Ojalá no te encontremos: tus restos, a buen seguro, serán utilizados para amamantar la idiocia y el ignaro intelecto de estos buitres.
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Desde que el bueno de Antonio Ruiz Vilaplana tuvo que huir asqueado de Burgos ante la calaña fascista que asesinó en sus narices ( era a la sazón Secretario judicial ) a Antonio José, Pardo Casas e impresores, literatos y hombres de bien que llenaban de sabiduría una tierra infecta de clerigalla, hasta nuestros días en los que emergen los asesinatos de Estépar por manos de los amados de la Diputación burgalesa, Ayuntamiento de Burgos, Junta de Castilla y León, no ha habido ni un solo detalle de humanismo por parte de estamentos poblados de hijos, nietos y demás ralea de falangistas, militares y generales. Sí, ya sé, con excepciones. (el caso de la hija del genocida de Badajoz, Juan Yagūe, que dijera Paul Preston, es sangrante. Pretendía un homenaje al general sanguinario a costa de los burgaleses, para lo cual, el Ayuntamiento con ese cerebro de la cultura, Fernando Gómez, a la cabeza, había dado toda clase de parabienes y prebendas. Menos mal que la hartura paralizó por enésima vez una más de las satrapías a las que acostumbra este infame consistorio).
Lean, por favor la obra el Holocausto español de Preston, o Doy fe, editorial Espuela de plata, de Vilaplana, o el libro del historiador Luis Castro: Burgos capital de la Cruzada.
El equipo Aranzadi, el antropólogo forense Etxeberría, el arqueólogo Montero y otros voluntarios en el monte de Estépar |
La ciudad de Burgos tiene un estigma de abyección y míserabilidad singular. España tiene parajes y ciudades en donde el genocidio y la corrupción han marcado una inexorable llaga de indecencia. Pero los campos, montes, cunetas y páramos de la provincia de Burgos, tienen el deshonor de llevarse la palma.
La cárcel de Burgos, el Penal, la Universidad que dijera el gran Marcos Ana, felizmente entre nosotros, nutría de sangre e ignominia lechos y cal para que las encinas y robles relataran en su dendros la libertad de unos hombres y mujeres que nos han guiado por la senda de la democracia que, ahora, mancillan los caudillos de la diputación burgalesa al hacerse eco de que ni un puto céntimo irá para la Memoria Histórica.
Ningún político en Estépar...País de pedernal y dilatada noche, que a tus hijos más preclaros condenas al olvido y al destierro, a la oscura letargia de la in suerte: ¿ dónde están los versos de Machado, de Hernández, de Lorca, de Celaya, de Gil de Biedma, que la palabra huye de nuestra boca tiznada de hiel y amianto?
Oíd, miserables: vuestro dinero está manchado con la misma pólvora que desacargaron las vainas de los Mauser que hemos hallado estos días en la fosa de Estépar. Usadlo para restaurar el retablo del Prendimiento, o la traición de Judas, o para rematar la atapuerquización de la ciudad: eso sí que os dará pábulo para vuestra indecencia.
Acaso para engordar las arcas de los mafiosos de turno que merodean las arcas de Burgos, o para enaltecimiento de la Prima Voce el Fide. Acaso para alimentar la vanidad de esa maravillosa institución Fernán González, que bajo el mismo crucificado, derrama sabiduría por doquier.
Antonio José: estos maleantes, te homenajean ahora con tu inacabada obra Mozo de Mulas, se les hace la boca agua con tu música, osando descomponerla, utilizando tu talento para diluir su mendacidad. Ojalá no te encontremos: tus restos, a buen seguro, serán utilizados para amamantar la idiocia y el ignaro intelecto de estos buitres.
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