Seguimos en Burgosdijital.net

Seguimos en Burgosdijital.net
Nos hemos trasladado a Burgosdijital.net
Mostrando entradas con la etiqueta elite extractiva. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta elite extractiva. Mostrar todas las entradas

martes, 1 de septiembre de 2015

Las mentiras de los taurinos

Por Basilio el Bagauda


Lo confieso. No soporto ver la muerte violenta de un animal, especialmente si es mamífero, y sin embargo no tengo ningún remilgo en llevarme al estómago un buen trozo de carne, provenga de donde provenga.

El homínido omnívoro que aquí escribe no se atrevería a descerrajar un tiro a un corzo en pleno monte, pero bien a gusto me lo comería si me lo ofrecieran a la carta. Y qué decir de los gritos y espasmos que el pobre cerdo soporta hasta su muerte por degollamiento al son de dulzainas,  procuro no asistir a tal acto pero luego lo devoro. Tampoco quiero recordar los tremendos golpes en la nuca con los que una tía mía sacrificaba a sus conejos y sin embargo me los comía.

He de reconocer que ésta es una debilidad moral que llevo en mi mochila, pero que disculpo en cuanto huelo un buen guiso o veo un buen embutido. Vaya por delante esta pequeña intimidad para que nadie me tenga por hipócrita, al menos en este asunto.

Traigo todo esto a colación porque cada vez que discuto con alguna persona el espinoso debate de la “fiesta nacional”, yo preferiría que la misma no fuera identificada con la matanza del toro de lidia, y siempre atacan mis ganas de abolición o bien con el discurso economicista sobre la tauromaquia o con la típica frase “si comes carne, alguien tendrá que matar el animal”.

Y sí, es cierto: si yo como carne o pescado y no mato, alguien tiene que hacerlo por mí. Pero evidentemente este argumento no se sostiene para defender la tauromaquia como tradición necesaria a proteger porque la oferta provocada por la muerte del toro bravo en las plazas es nula en el mercado. De hecho, el único plato similar que aparece en las cartas de los restaurantes o en alguna carnicería es el famoso “rabo de toro” que por supuesto, de toro sólo tiene el nombre.

Salvado este argumento tan débil, todos sabemos que detrás de esta tradición cultural típicamente ibérica, que lo es, se esconde un insoportable acto de dominio a  través de una violencia descarnada, una ritualización más del triunfo del ser humano sobre una naturaleza harta de la depredación de nuestra especie.

Lo que me enciende el alma, si de valores hablamos, es que el sacrificio cruento de un animal se convierta en un espectáculo público, una suerte de orgía colectiva que encuentra el placer en la sangre derramada. Por mucho que la tradición hable de ritual de fertilidad, el sufrimiento de cualquier animal como mera diversión es sin duda una mala pedagogía.

Es curioso también comprobar cómo las élites de este país defienden con uñas y dientes el asunto taurino, y quizás por eso la tradición perdure, siendo soportado al menos en las Castillas por una parte importante de la población que pueden llegar a “echarte al pilón” al mínimo gesto crítico de desaprobación mientras el animal es destrozado en la típica becerrada peñista de turno.

Pero si uno lo piensa bien, y por supuesto, con ánimo de ser un “demagogo, esta afición que demuestra la clase capitalista del país en las Ventas, la Maestranza o en Vista Alegre de Bilbao y que se repite con los caciques locales en las ferias de cada ciudad, no es muy diferente a la que tienen por los “encuentros de caza mayor” o por los clubs de prostitución: ¡Cuántas veces habremos oído de un contrato bien cerrado entre vapores etílicos y fluidos corporales!

En el fondo, la plaza de toros, el coto de caza y el prostíbulo no dejan de ser tramoyas de una misma escena que se repite hasta la saciedad: un espacio donde se ritualiza el dominio violento de unos seres sobre otros, donde se obliga a la parte más débil a defenderse hasta su exterminio, a salir huyendo o a venderse y callar.

En cuanto al discurso economicista, basta con atender al informe elaborado recientemente por la Asociación de Veterinarios Antitaurinos contra el Maltrato Animal. En él se apunta entre numerosas cifras y estadísticas el hecho extraordinario de que mientras los datos hablan claramente de la decadencia del sector, sigue aumentando paulatinamente el número de profesionales taurinos año tras año. Así, entre 2007 y 2014, el número de festejos taurinos ha pasado de 3651 a 1868, y ello a pesar de que el Ministerio de Trabajo incentiva el sector con exención de cuotas a la seguridad social y aportes económicos directos a los profesionales por cada festejo. Sin embargo, durante ese periodo cronológico se ha pasado de 7397 a 10194 profesionales taurinos.

A poquito que uno haga cuentas verá como en el año pasado el 92% de los inscritos en el sector no participaron en ningún festejo. Es más, el informe apunta a que en el 2015 sólo 106 profesionales pueden vivir de la tauromaquia, por lo que se puede afirmar que la precariedad laboral alcanza al 99% de los trabajadores.

En cuanto a las explotaciones ganaderas, los datos son igual de reveladoras, puesto que el 77% de las mismas declaradas como de crianza del toro de lidia no aportan toros a los festejos. Y ello a pesar de que a partir del 2011 también se puso en marcha un plan de ayudas desde el Ministerio de Agricultura.

Tampoco se sostiene el argumento de la necesidad de la tauromaquia para la sostenibilidad del ecosistema de la dehesa, puesto que el 91% de sus hectáreas no se dedican a la crianza del toro de lidia.

Es curioso como comprobando el informe las administraciones públicas españolas están empeñadas en soportar un sector claramente deficitario con reformas de plazas de toros infrautilizadas e imposibles de amortizar, creación de escuelas de tauromaquia, introducción en los colegios del mundo taurino, museo del toro y un sinfín de captaciones y derivaciones de dinero público hacia este sector.

Lo único que nos queda pensar es que si el sector sigue vivo es por dos motivos: el lucro de unos pocos a través de la extracción de ventas públicas y del fraude fiscal y la inyección de permanentes valores conservadores a toda la sociedad.


Ya sé que queda otro argumento: el de la tauromaquia como única razón de la existencia del toro de lidia. ¿Pero acaso alguien aún se puede plantear que un animal exista sólo si tiene una utilidad humana por bárbara que ésta sea? ¿Acaso es necesario que a los Borbones les guste cazar elefantes para que éstos existan? ¿Por qué si se traen uros a 20 kms. de nuestra ciudad, no pueden criarse toros bravos en las dehesas ibéricas sin necesidad de ser lanceados, acuchillados y torturados hasta su muerte?

domingo, 12 de abril de 2015

En Burgos el nepotismo es un deporte



Por Basilio el Bagauda


A lo largo de estos 37 años de democracia de baja intensidad hemos heredado como sociedad maltrecha los peores vicios de la Dictadura y los hemos repetido hasta la náusea por parte de una clase trabajadora en su mayor parte adormecida y que buscaba única y exclusivamente imitar la forma de vida y los valores inyectados desde niños a través de la escuela y de la televisión de las clases más acomodadas.

Se trataba de que todos aspiráramos a tener una propiedad inmobiliaria, al menos unas vacaciones al país más lejano posible para poder contárselo a los amigos y hacer morir de envidia a los vecinos, al menos un coche nuevo cuya potencia y comodidad fuera creciendo de compra en compra, y todos los caprichos tecnológicos de última tendencia, que hay que estar a la moda. Mientras esto sucedía, muchos trabajadores hacían dinero especulando a golpe de compra y venta y emulando a “los botines” y "los aliertas”, y otros se endeudaban ante la pérdida de poder adquisitivo vía salarios y la seguridad de que la fiesta del crédito eterno nunca terminaría.

Burgos, nuestra ciudad, no es sólo un ejemplo de este fenómeno sociológico que o mucho cambiamos o repetiremos una y mil veces, sino que se trata de un alumno aventajado, el paradigma de una sociedad en la que ha imperado la mercantilización de los espacios públicos y de los derechos básicos, la especulación, el clientelismo y en última instancia la corrupción generalizada

No podía ser de otra manera cuando en una misma ciudad allá por los años 60 se unieron los valores morales autoritarios y jerárquicos de las élites vencedoras de la Guerra Civil impuestos a los vencidos, la creación de un Polo de desarrollo muy potente que atrajo una gran cantidad de inversiones captadas por esas élites y un sinfín de trabajadores expulsados de las pobres zonas rurales, “hijos del silencio acumulado por un ejército de hombres derrotado”, dispuestos a competir entre ellos sin importar los medios para superar su maltratada condición proletaria y convertirse en el orgullo de sus mayores. Evidentemente no todos entraron en ese juego pero sí una mayoría suficiente como para convertirse en meras correas de transmisión de los valores de las élites.

De esa manera sorda y permanente la filosofía del “todo vale se introdujo en nuestros tuétanos y se instaló en nuestros genes como si de una mortal radiación se tratara…

Ya hemos glosado, y seguiremos haciéndolo, una y mil tropelías cometidas o consentidas por las élites económicas, políticas y sindicales en nuestros lares contra todo aquello que formamos y compartimos en común. Pero si me gustaría que lo que en los próximos días desvelaremos no caiga en saco roto y que en esta ciudad comience a funcionar la Administración de Justicia si no quieren que la sociedad civil sea quien la acabe haciendo por su cuenta

En épocas como la que a travesamos de escasez y de mengua no podemos ni debemos aceptar que nadie sea más que nadie, que la cobardía nos silencie y que la sangre no se amontone en las venas al leer estas páginas. Es en última instancia una cuestión de salud pública no sólo la denuncia de todos los hechos deplorables cometidos por los saqueadores de lo público, sino también la eliminación de estos comportamientos que no deben de formar parte de la nueva moral pública que debemos y tenemos que construir si queremos que todo cambie.

Por poner ejemplos cercanos a nuestra memoria y a la actualidad el Tribunal de Cuentas, Diputaciones Provinciales como la de León o la de Orense, Ayuntamientos como el de Madrid o el de Vigo, Universidades como la “Rey Juan Carlos” y muchas más instituciones en toda España tienen un clarísimo denominador común: el nepotismo, por bandera.

Esa pequeña manía que tienen aquellos que alcanzan cotas de poder lo suficientemente importantes como para tener al alcance de su mano la posibilidad de manejar dinero público y acabar contratando siempre a familiares más o menos cercanos. La podredumbre del país es tal que el españolísimo “enchufe” se ha convertido en una mera anécdota que produce jocosidad en la mayoría y mucha “mala hostia” en unos cuantos que parecen no haberse curado de espanto.

Pero la realidad es que esta gestión del personal en los servicios públicos no es más que una estrategia premeditada por quienes no creen realmente en el bien común pero que para la desgracia de muchos de nosotros lo dirigen hasta el colapso y la desaparición.

Sus principales consecuencias son: la precarización del trabajo y, por tanto, el ataque a la dignidad del trabajador; la cada vez mayor falta de profesionalidad de los contratados, puesto que en muchos casos ni el mérito ni la capacidad son medidos, conduciendo al destrozo en la calidad de los servicios; la institución de la arbitrariedad como norma de conducta entre los jefes, lo que lleva a unos trabajadores al miedo y a otros al clientelismo, reduciendo en última instancia su voluntad y sus energías para mejorar en su trabajo y con ello el servicio público; la imposibilidad de corregir irregularidades o graves errores de gestión, cuando no delitos, por el tráfico de favores creados en el entorno cómplice de los beneficiados y la represión y la animosidad contra los “díscolos” que suelen ser los empleados fijos; y por último y como resultado final de todo ello la demostración del mal resultado de la gestión pública para su posterior privatización.

Todo esto es lo que está ocurriendo en el Servicio Municipalizado de Deportes y de ello daremos cuenta en breve…




Otros artículos de Basilio el Bagauda:

domingo, 6 de julio de 2014

Burgaleses exiliados, burgaleses ausentes.

Aeropuerto de Dubai 
 Por Lucas Mallada

A veces parece que en Burgos, tierra generosa, según los quereres y los himnos, no cabemos todos. Al menos esto se reconoce oficialmente en esta jornada que se dedica a los que se van, a los que emigran, a los que no se deja aire, porque sienten que se arrancian.

Aunque pueda tener el corazón partío, he ejercido de burgalés, sobre todo, fuera de..., cuanto más lejos más apegado al terruño; afecto que se desinfla en los periodos como el actual en los que me estoy enraizando en un lugar al que quiero propio, que a veces siento extraño. En el que a veces siento que no quepo.

Así recuerdo, cuando con mi abuelo, me acercaba a las campas de Fuentes Blancas a celebrar la que consideraba un poquito mi fiesta. Celebración por otra parte, que entona homenajes a octogenarios que en su día tuvieron que buscarse el pan, probablemente allende los mares. Pero también los hubo que necesitaban otros cielos, y otras tierras en las que poder florecer en libertad. No quiero desaprovechar la ocasión para recordar a un anciano burgalés que conocí en Sao Paulo (Brasil), viejo inquieto, que salido tarifando de un Burgos angustioso, cerril, que se hubiera bebido su sangre a la menor oportunidad. Recordaba con viveza y cierta sornar el miedo, y los silencios de una ciudad ocupada por el espeso manto de la cobardía y un Poder que quería conformar a sus habitantes en dóciles súbditos. Me alegro por haber tenido la suerte de haber conocido testimonios que han completado el recuerdo de una intrahistoria oficial que pretende continuamente desvirtuar o borrar directamente lo que no concuerda con su ideario.

Asimismo, en la actualidad, los burgaleses ausentes, son otros, muchos de ellos, También exiliados económicos, exiliados seguramente en busca de mejores oportunidades, de oportunidades que no se florecen en su tierra, a buen seguro porque la élite extractiva heredera (ideológicamente), de la que se aprovechó de las botas militares y las sacristías, sigue acaparando la tarta para sus vástagos, extrayendo los recursos, que se evaporan sin rendir cuentas (¿que ha pasado con las cajas de ahorros?, ¿quién está detrás del sobrecoste de las obras públicas, en concreto del hospital? ¿qué pasa con la deuda de los consorcios?, etc...), y todo ello a los ojos del resto de burgaleses. Con las instituciones atadas de pies y manos, al menos para una década más, dado que han dejado muchas facturas pendientes de pagar. Por tanto no se podrán iniciar otros proyectos que creen expectativas para todos. Por la avaricia de unos pocos, igual que antaño, en Burgos no cabemos todos.

Aeropuerto de Helsinki - El norte de Europa es un destino
laboral para muchos jóvenes españoles
Quisiera recordar a algunos amigos ausentes recientes de la ciudad, nuevos exiliados, que aportaran sus saberes allá donde residan, vaya ahí mi pequeño homenaje:

Hace unos días hablaba con Paola y Raúl, profesores de literatura en una universidad de Georgia (EE.UU.), cuando acabe el verano regresarán como las golondrinas al otro lado del mar; me escribo mucho con Gema, trabajando en Noruega en una granja; mi vecino Lucho, ecuatoriano, tras quince años en Burgos trabajando en la construcción, ha retornado porque en su país le ofrecían un puesto de maestro (su profesión) muy bien remunerado llevándose, a pesar de los lloros a sus hijos, burgaleses de nacimiento; David, no está teniendo mucha suerte, pero lo está intentado en Alemania, o si no en otro sitio, ha dicho que a España no regresa; Ana y su marido Ian, que tras intentarlo en Burgos, se marcharon a Australia con sus hijas y están allá estupendamente; César un prometedor arquitecto anda también por Noruega y sólo se queja de la falta de sol; y aunque no esté tan lejos porque no mencionar a Pachi, trabajando en Barcelona, aunque este verano esté sufriendo un ERE temporal...

Ellos buscan su futuro, mientras tanto, en Burgos, se nos escapa lentamente, al son de su marcha, dejando venerables ancianos que se merecen descanso pero que no tienen ya correa para tirar de una ciudad en peligro de acartonamiento..., y lo digo por los efectivos humanos que vamos quedando.

Creo recordar que a la Concejalía de la Juventud no se le ocurrió otra iniciativa que proponer un encuentro, creo con la Embajada de Canadá para mostrar el camino a los jóvenes burgaleses, digo yo que será para encontrar más motivos para celebra la fiesta de hoy, si no no se entiende el afán por regalar de balde lo mejorcito de nuestra sociedad... ¿será que los jóvenes molestan a algunos?