Consideremos
el Ayuntamiento de Burgos como una casa. Una vivienda administrada en
este caso por una pareja un poquitín pretenciosa, sean estos: Javier
Lacalle ( el Alcalde) y Ángel Ibáñez (el Vicealcalde).
Comience
pues nuestra historia:
A pesar
de que en la reunión familiar Javier y Ángel no fueron claros, ya
se sabe que la cuenta de la casa está en número rojos, con
importantes pagos pendientes. Resulta que el anterior administrador,
Juan Carlos Aparicio, padre político de los actuales, quiso
remodelar el pasillo (Bulevar del Ferrocarril) y no se le antojó
otra cosa que traerse a los decoradores de Suiza (Meuron), con lo
cual la factura salió por un pico. Está sin pagar, tenían
planteado resolverlo con una herencia del pueblo, pero esta ha
resultado ruinosa (terrenos del ferrocarril). Además se compraron
una plaza de garaje espléndida con capacidad para dos coches
(ampliación del polígono de Villalonquéjar), y esta letra llena de
sudores fríos al pobre Javier cada mes. Y para colmo el propietario
los timó porque les vendió un DUCAS, y han tenido que pagar gastos
judiciales. Dice la panadera que no parecen muy espabilaos, que les
ha timado hasta tío-abuelo de Ángel, un tal Tala. Y también el
que les montó los teléfonos, un tal Villanueva, les dejó un
facturón de aquí no te menees, el asunto feo, feo, acabó en los
juzgados y la telefónica miau, resulta que no tenía datos del
consumo, ahora bien, se ha llevado todo el bacalao de las facturas de
la familia...y la fiscalía mirando pa´ Cuenca.
Son
familia numerosa, y por tanto tienen varios cuartos para toda la
prole. Los cuartos oscilan en tamaño y condiciones, pero sobre todo
destaca por pequeño, por la escasa ventilación (sólo tiene un
ventanuco orientado al norte) y porque hace un lustro que no se
pinta. En este duerme y vive Gamonal.
Dicen en el vecindario, que a Gamonal nunca le han apreciado mucho en
su familia, los abuelos se empeñaron en que nació feúcho, porque
fue sietemesino, y desde entonces le hacen un aparte, a veces no lo
disimulan mucho. Por ejemplo, han procurado pagar los estudios a
todos, y mientras la mayoría van a la uni, Gamonal tuvo que trabajar
de repartidor de pizzas hasta para pagarse el chandal del cole, y no
le dejaban ni sitio para aparcar la moto en el garaje. Ahora ha
empezado un grado de formación profesional.
Como las
cosas andaban mal en casa por los impagos y las deudas pendientes,
Javi y Ángel decidieron recortar el bocadillo del almuerzo y el de
la merienda, suprimir la paga del fin de semana, reducir las horas de
calefacción, limitar el uso del papel higiénico diario por persona,
y así una batería de medidas,..., decían que tenían que hacer un
esfuerzo entre todos para salir de la situación. Así que cuando se
lió la marimorena, ya llovía sobre mojado.
La
movida que está de boca en boca por todo el barrio comenzó, según
dice el Juanvi, el vecino de arriba cuando Javi y Ángel, se
presentaron en casa emperrados con la idea de remodelar
el cuarto de Gamonal.
A decir verdad algo de falta le hace. Se enteró todo el mundo por
las voces. A nadie le pareció bien la idea, pero al que menos a
Gamonal, cuando se enteró que la obra no sólo consistía en
pintarle el cuarto, cambiar las estanterías viejas y carcomidas por
unas de Ikea, así como el catre y la mesilla de estudios, si no que
pretendían privarle de parte del espacio para meter unos armarios
empotrados para uso del resto de la familia. Y lo peor no era eso, si
no que tenía que pagarlo él...
Durante
las semanas siguientes Javier y Ángel se emplearon a fondo en contar
las bondades de la reforma por todas las tiendas del barrio y a todos
lso vecinos de la escalera con los que se cruzaron, en su labor
encontraron el apoyo de su amigo Míchel, al que llaman El Jefe,
siempre dispuesto a ayudar. Aunque luego siempre cobra el favor, en
forma de hospital, permisos, etc. Míchel, profesional de la
propaganda se aprestó a inundar el barrio con carteles anunciando lo
bien que cuidan Javi y Ángel a Gamonal, la idoneidad y necesidad de
las reformas y lo lindo que iba a quedar. Luego nos enteramos que el
diseño del armario empotrado era suyo,
hay que joderse...¡aquí lo que hay es un nudo gordiano!
Gamonal
quiso hablar con Javier y Ángel, se llevó a sus amigos de apoyo,
pero nada. Le respondieron que la decisión ya estaba tomada y que
además iban a invitar a casa a un montón de cocineros famosos, que
se lleva mucho, y si tenían que mostrarles la casa , no iban a
sentir vergüenza por esa habitación descascarillada...y con esas
cerraron la boca y le miraron con un aire de suficiencia que le
hinchó las p****** a Gamonal. No era para menos. Apareció por la
peña y soltó unos juramentos que temblaron hasta las telarañas de
la Casa Consistorial.
Ya lo
comentó Teo, el de las patatas: “¡ya está liada!”
Efectivamente
por la noche, cuando Gamonal regresó a casa, cerró su habitación
con un sonoro portazo sin decir ni pio y sin probar la cena. Todo el
mundo oyó el inmediato arrastre de muebles, los golpes de la maceta
contra las paredes y el grito de locura de un enajenado Gamonal.
Ángel y Javier, a los que
nunca había sobrado valor,
abandonaron precipitadamente la vivienda, como locos, hasta dicen que
Ángel se meo encima, aunque tampoco sus vecinos les aprecian mucho,
y puede que exageren. Llamaron desde una cabina a la madera, que
acudió sospechosamente tarde.
Gamonal fuera de sí y harto por las viejas humillaciones y cargado
por la nueva medida, y desesperado al no sentirse tenido en cuenta,
optó por reventar la habitación, la suya, total, querían
modificarla, así podrían llevar a cabo una reforma integral, con el
Arranz Acinas, ese albañil amigo suyo, endeudado hasta las cejas,
que no paga las facturas y se retrasa con las nóminas, pero que les
prestó dinero en un concurso en el que Javi y Ángel salieron
elegidos no sé qué de la ciudad. Así, antes de que llegara la
pasma se marchó y andan buscándole por todo el barrio, pero todos
sus amigos le protegen y se pasea por el mismo dando sus razones a
quien quiera escucharlas. Los que tampoco han vuelto por casa son
Ángel y Javi, de los que no se sabe nada, ni han dado razones ni
señales de sus acciones. Solo Juanvi, el vecino de arriba se anda
preguntando si puede confiar en ellos.
Y esta es la historia de momento, porque el asunto sigue caliente
por esta noche, ya veremos como Gamonal va solucionando sus problemas
junto con sus amigos, y hasta quizá se le unan otros miembros de la
familia, un poco hartos de los discursitos hueros de los petimetres
de Ángel y Javi.
P.D: Curioso que en esta ocasión el señor Fiscal, un tipo con melenas de artista, sí que reclama penas y sanciones... ¡qué poco ciega es la justicia en España!
¡Chao!
Por: Gloria Serna